El agro aportó el 69,3% de las exportaciones totales del 2020. Según CIARA, en lo que va de 2021 las ventas al exterior del complejo agroindustrial suman unos 25.670 millones de dólares. De las 500 principales empresas exportadoras, 336 son de base agraria. El 90% de los granos que este año se despacharon al exterior -cuyo volumen total asciende a 74 millones de toneladas- fue realizado por apenas 10 empresas. El complejo sojero encabeza lejos el ranking; le siguen el maíz y el trigo. Esto es concentración a lo bestia… y no es “joda”. La AFIP localizó 600.000 cuentas de argentinos en el exterior. Somos el tercer país con más evasores en las cuentas de los Pandora Papers, y también tuvimos una actuación destacadísima en los Panamá Papers. Son datos que deberían cruzarse. Si el sector agro-industrial es el que más divisas del exterior trae y carece de control, no es difícil colegir que dicho sector aporto el mayor número de evasores.
La Argentina no pesa sus exportaciones ni importaciones. Tampoco controla adecuadamente el transporte interno de carga (Cartas de Porte). Cientos de camiones contrabandean soja y maíz contra flete, con destino final en los países limítrofes. Estos granos luego son reingresados y blanqueados en los puertos locales. Un grupo de ingenieros notables, capacitados y patriotas, revisó 8 millones de Cartas de Porte emitidas durante el 2020, y únicamente de los cinco principales cultivos. Encontró inconsistencias fiscales en alrededor del 40% de lo transportado: el tonelaje cargado en el campo no coincide con el que finalmente se declara como exportado. Solamente aquí hay alrededor de 2000 millones de dólares de evasión al fisco. Tampoco pesamos el oro, la carne, el litio etc. Nuestro sistema exportador pesa a su gusto y le “canta” al Estado, lo que le parece: ¡es el autoservicio del pesaje! Esto es así, aunque parezca imposible de creer.
Es urgente la creación de una Agencia Estatal de Control de Cargas, autárquica, que pese y cruce información con AFIP, Aduana, Organismos Antilavado, etc. Pero no alcanza solo con pesar: esta agencia debe concentrar todas las funciones y organismos dispersos que existen actualmente en la órbita del Estado. Es indispensable que cuente con control social y amplias facultades operativas. Sin embargo, sería un grave error crear un nuevo organismo con los mismos vicios y los mismos protagonistas que nada han visto hasta hoy. Se deben transparentar e independizar los procesos al máximo posible. Internet de las cosas. Los objetos hablan por sí mismos y se confrontan entre sí, solos. Sensores que reconocen distintas magnitudes, peso, volumen, distancia, velocidad, desplazamiento, etc. -todo subido a la nube de la AFIP- estimando, combinando y cruzando datos en tiempo real. Salvando las distancias, sería una especia de foto multa, pero a escala nacional: inexpugnable e inapelable. Es un procedimiento ya probado y usado en distintos países del mundo, que permite el seguimiento de la carga y sus variaciones en todo el trayecto, sea camión, barcaza, ferrocarril o buque. Los medios ya existen en el país, no hay que importar nada; el recurso humano también está disponible, y es íntegramente nacional y popular. El Frente de Todos lo tiene. Solo hace falta confiar en nuestra gente.
Hay que pesar los monopolios y medir los latifundios. No es necesario dar más beneficios, prebendas o incentivos fiscales a quienes no pesan y evaden. Solo hace falta armonizar patrióticamente pesos y medidas. No es una revolución, ni el remedio para todos nuestros males. Pero sin duda, es un buen punto de partida. No expropiamos, ni estatizamos: es una medida casi naif, de mínimo control, ¡para dejar de ser bobos! Eso sí, el requisito sine qua non para que sea exitosa es que sea bien aplicada. Esto requiere terminar con los burócratas formateados en universidades extranjeras y darles lugar a servidores públicos comprometidos con la causa nacional y popular. Necesitamos funcionarios que funcionen, o se busquen otro laburo. No es magia… ¡Salud y cosechas!