Las mujeres desalojadas de Villa 31 marcharon al Obelisco en repudio al violento operativo del 30 de septiembre y por el acceso a una vivienda. Al igual que la semana pasada, en la movilización le exigieron al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta que abra una mesa de diálogo, ya que permanecen en situaciones de desprotección extrema. “Somos nueve personas en una pieza, con chicos”, contó Alicia Espinoza. Desde el operativo de la Policía de la Ciudad, las familias se acomodan como pueden en casas del mismo barrio, algunas fueron a paradores y otras permanecen sin techo.
En las dos semanas que pasaron desde el desalojo, la Ciudad sólo les ha ofrecido algún subsidio habitacional. “Pero ni siquiera, porque para el subsidio nos piden requisitos que no podemos conseguir, como presentar un presupuesto con una nota del dueño y la fotocopia de un servicio. Si no encontramos quien nos alquile teniendo chicos, ¿cómo vamos a encontrar dueños que nos den una nota firmada? Yo perdí hasta mi documento de identidad en el desalojo”, señaló Espinoza a Página/12.
Lucía, otra de las desalojadas, recordó que vienen haciendo marchas a la Legislatura, donde dejaron un petitorio y presentaron también reclamos al ministerio de Desarrollo Social, “pero todavía no tenemos una respuesta de Larreta. Por eso volvimos” al Obelisco.
La toma estuvo instalada en un sector abandonado de la Villa 31 llamado La containera -un basural- desde julio hasta septiembre. Sus integrantes la bautizaron Fuerza de Mujeres: muchas son jefas de hogares monomarentales que vienen de sufrir violencia de género, situaciones por la que debieron escapar de sus casas a una pieza alquilada. La suba en los precios de este año -hoy llegan a pedir 10 mil pesos por una habitación- las empujó al acampe.
La ocupación permaneció tres meses bajo la amenaza del desalojo, mientras se intentaban negociaciones con las autoridades porteñas, pero que no avanzaron. En julio tuvieron un primer intento de desalojo, que la policía no llegó a concretar porque hubo una rápida reacción de organizaciones sociales, políticas y de delegados docentes de las escuelas de la zona, que difundieron la situación y se movilizaron al lugar. Los niños son en su mayoría alumnos de las escuelas de la zona, como La Banderita o el Polo Educativo. Finalmente, a fines de septiembre, con un operativo sorpresa, fueron sacadas del lugar.
El argumento esgrimido por la Ciudad fue que el predio está destinado a hacer una escuela, una promesa que tienen sus años, aunque su construcción no está prevista en el presupuesto de la Ciudad de este año ni la obra fue todavía licitada.
En realidad, toda la urbanización de la villa prometida por el gobierno de la Ciudad está demorada. Como reveló una nota de Werner Pertot publicada en Página/12 este lunes, La administración de Rodríguez Larreta cuenta desde 2017 con un préstamo internacional por 170 millones de dólares para la construcción de nuevas viviendas en la Villa, pero recién este año figuran preadjudicaciones de obras, por la mitad de lo transferido en 2021. De las 12 mil viviendas esperadas, se construyeron 1080, en el sector de mayor visibilidad. No hay aún tendido eléctrico y los cortes de agua son frecuentes, como hizo visible en la pandemia con la muerte por Covid de Ramona Medina.
En este escenario, lo que sí hubo fue una serie de contrataciones a consultoras por millones de dólares, aunque de algunas de estas, no aparecen ni los informes finales que deberían haber producido.
La urbanización de la Villa 31 fue trabada en la Legislatura por Macri todo el tiempo que fue jefe de Gobierno. Larreta, en cambio, hizo campaña con que la urbanizaría, pero su proyecto de ley no reunió el consenso de los consejeros y consejeras de la 31 y terminó siendo votada solo con los votos del larretismo (el Frente de Todos se opuso y el bloque de Martín Lousteau se abstuvo). Fue la única ley de urbanización que no fue votada por unanimidad.