Con todos adentro. Con la certeza de que nadie se salva sólo. Así transcurrió la ceremonia que entregó los Premios Democracia en el auditorio de la UMET, y con la que la Fundación Octubre reconoció –como desde hace 13 ediciones- a las personalidades de la cultura, el periodismo y la ciencia comprometidas con el desarrollo social y democrático de la Argentina y el continente. La ceremonia sirvió como celebración del primer aniversario de la señal de noticias IP, también del Grupo Octubre, que el domingo a las 22 horas emitirá todo el evento.
“Estamos felices de volver a vernos y festejar nuestro discurso democrático, pero también precupados por la pandemia, la sanitaria y la de las políticas económicas que buscan la desigualdad”, advirtió María Seonae, responsable del Centro Cultural Caras y Caretas, y asesora periodística y editorial de la revista homónima. Seoane también destacó que el “sistema capitalista está en una crisis civilizatoria y eso pone en peligro a los pueblos y las democracias”. Por su parte, Víctor Santa María, coordinador general del Grupo Octubre y secretario general del Suterh, destacó que los Premios Democracia “hablan de un camino que queremos llevar adelante”. Santa María también llamó a “discutir valores” y señaló que “la democracia se construye día a día, no se reduce al hecho liberal de votar cada dos años”.
Estela de Carlotto, como presidenta del jurado, celebró la premiación porque “premiar a quien lo merece, en momentos como este, es premiar a toda la sociedad”. Además, recordó que “cuando la causa vale, hay que estar presentes”.
La principal causa del último año fue la lucha contra el coronavirus. Por eso al presentar el premio a Personalidad Destacada, desde la organización de los premios llamaron “héroes de nuestra patria” al personal de la salud. Monica Consoni, subsecretaria de Acción Cultural de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad de Argentina, recibió la distinción y recordó “a los compañeros que quedaron en el camino”, en memoria de médicos y enfermeros que fallecieron víctimas de la pandemia. “Si pudimos salir, es porque estábamos juntos, nadie se salva sólo, las sociedades se construyen con todos adentro”, agregó Consoni.
Aunque no faltaron agradecimientos, casi todos los galardonados observaron el impacto de la pandemia en la calidad de la vida democrática nacional. Ernesto Villanueva, rector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, recibió el premio en la categoría “Educación” y aprovechó su tiempo al micrófono para hablar de una comunidad educativa comprometida “con Florencio Varela” y “la participación y lucha por una democracia en la que todos puedan estar incluidos”.
Lola Berthet, responsable del Centro Cultural Haroldo Conti, que funciona en el ex-centro clandestino de detención y tortura de la última dictadura cívico-militar, llamó a “seguir construyendo desde la cultura democracia y memoria”. El Conti fue reconocido en la categoría “Derechos Humanos y Sociead”.
En una línea similar se expresó María Onetto, cuando le tocó recibir el premio en la categoría “Teatro”. Onetto consideró que el deber del sector de la cultura “y de todos en posición de estimular a la ciudadanía” es “promover la potencia simbólica”. Así, observó que “No sólo los artistas, el pueblo merece ser productor y partícipe de la producción cultural”.
Pandemia mediante, los rubros vinculados a la ciencia tuvieron especial reconocimiento en la ceremonia. En la categoría específica del sector se premió a Juliana Cassataro, doctora de la UNSam y líder del equipo argentino que busca desarrollar una vacuna propia contra el covid-19. “Nos preguntan para qué lo hacemos, si ya se hizo afuera, pero nosotros creemos que con esa mirada la Argentina nunca hubiera desarrollado nada propio, ni satélites ni reactores nucleares, es importante que la brecha tecnológica con otros países no se siga ensanchando, para no depender de otros, desarrollar tecnología es una decisión política para sostener proyectos estratégicos a mediano y largo plazo”, planteó. “La Argentina necesita una industria que se vincule con la academia y piense en hacer desarrollos propios”, consideró, en una de las mejores intervenciones de la ceremonia. Por el valor de sus aportes en la información durante la pandemia, los Premios Democracia distinguieron con sendos diplomas de honor a Nora Bär (ex-La Nación, ahora en El Destape), y a Walter Goobar, quien desde Telegram lleva un canal informativo especializado para periodistas, funcionarios y científicos. Bär señaló que “la democracia espera información honesta y veraz, y en tiempos de incertidumbre, el periodismo científico honesto y veraz fue el que permitió tomar decisiones, muchas veces de vida o muerte, a las personas o a quienes desarrollan políticas públicas”.
En otras categorías fueron distinguidas, por ejemplo, las integrantes de la selección argentina de fútbol de 1971, consideradas las pioneras de su campo. Ellas viajaron a México a disputar el Mundial de su categoría en completa soledad: ni la asociación de fútbol las respaldó. Llegaron a México sin cuerpo técnico, ni siquiera botines. Varias de ellas subieron al escenario de la UMET para recibir la presea de la categoría “Deportes” y agradecieron este reconocimiento y los otros que vienen recibiendo en los últimos años, ya que su gesta se empezó a revalorizar. “Después de años de silencio, de un tiempo a esta parte sólo estamos recibiendo cosas buenas –destacaron-, damos gracias a todos los que nos sacaron de la invisibilidad”. En la ceremonia, además, se escuchó el relato de Víctor Hugo Morales del gol que una de ellas convirtió ante su par de Inglaterra.
En el rubro Comunicación Gráfica y Digital, en tanto, el Premio fue para la revista Contraeditorial, un sitio digital creado –contaron sus fundadores- “para la estricta confrontacion contra el modelo económico que se estaba imponiendo hace cinco años”, en referencia al neoliberalismo que llegó de la mano de Mauricio Macri.
En la categoría “Pensamiento Nacional” el premio fue para Jorge Aleman, filófoso y psicólogo, quien recordó su exilio en Europa y cómo su experiencia “por los infinitos cafés de los barrios de Buenos Aires” le permitieron “recuperar el hilo de un destino”. Por eso, le dedicó su premio a “los compañeros que dieron la vida por una causa justa”.
Los Premios Democracia también reconocieron como personalidad destacada de América Latina a Elisa Loncón, mapuche y presidenta de la Asamblea Constituyente que está redactando la nueva Constitución de Chile. Además, hubo diplomas in memorian para Juan Forn, Alcira Argumedo, Horacio González, David “Coco” Blaustein y Jorge Coscia.
Algunos premiados no pudieron acercarse a la ceremonia, fuera por la distancia o por dificultades de transporte. La colectiva de escritoras patagónicas “La poderosa”, por caso, fue reconocida en el rubro “Literatura” y envió su agradecimiento por vía digital, acompañado por “el deseo de una construcción de una comunidad que lee”. También se expresó a través de un video la actriz Verónica Llinás, distinguida en la categoría “Cine”, quien expresó su deseo de que “todos comprendamos que la democracia se construye entre todos”. Sobre el escenario, su colega Dolores Fonzi (reconocida el año pasado) se comprometió a llevarle en persona su estatuilla. En la categoría “Música” fue distinguido David Lebón, quien no pudo estar presente, y otro colega suyo, el enorme Juan “Tata” Cedrón, recibió un diploma de honor “de la cultura”. El Tata celebró que la ceremonia vaya a transitirse un 17 de octubre y parafraseó a Olivari con su “llegaron los descamisados, para que veamos una verdadera democracia entre ricos y pobres”. Cedrón también señaló a los artistas como ejemplo de la democracia “ya que entre nosotros nos escuchamos, aunque no nos guste lo que hace el otro”.