Argentina cerró la triple jornada de las eliminatorias con siete puntos sobre nueve, cuatro goles a favor y ninguno en contra, y la tranquilidad de saber que sólo un milagro puede evitar la clasificación para el Mundial de Catar. También con la certeza de que se está en el buen camino de para lograr un gran funcionamiento colectivo que mejora las buenas individualidades. Sin brillar como contra Uruguay, sin ese toque que emociona y con un poco de suerte por el penal que malogró Yotún, la Selección Argentina ganó merecidamente, pero esta vez quedó en deuda con la gente que además del triunfo fue a buscar el festival.

Después de dos remates cruzados en el arranque del partido (De Paul a los 41 segundos por la derecha y Di María a los dos por la izquierda), parecía que la cosa iba a ser muy sencilla, pero fue una falsa alarma. El prolijo ordenamiento de los peruanos, con todos detrás de la línea de la pelota hizo las cosas difíciles en la primera etapa. Con Di María sobre la izquierda, Messi más volcado a la derecha y Lo Celso suelto, el equipo de Scaloni trató de provocar con paciencia la asociación en corto en las últimas líneas peruanas, pero falló mucho en los pases y cayó repetidamente en la telaraña tejida por los de Gareca. 

Recién sobre el final de la etapa llegó por arriba el gol. Parado contra la raya, el siempre incisivo Molina recibió un pase de Lo Celso, tocó de primera, buscó la pared con De Paul, fue a buscar la devolución contra la raya del fondo y se la puso en la cabeza a Lautaro Martínez, que metió un cabezazo inatajable. Hasta ahí había hecho muy poco el ex delantero de Racing, pero su precisa definición valió tres puntos.

En el segundo tiempo otra vez se encendió la ilusión del fútbol que encanta con un par de encuentros colectivos, pero con el correr de los minutos el equipo argentino empezó a esfumarse. Di María intervino menos, Messi, acaso cansado con esta maratón, falló mucho en los pases y se mostró lento en más de una jugada y a los peruanos se les fue facilitando la tarea defensiva. 

El ingreso de Farfán por Lapadula le dio un poco de profundidad al equipo visitante y a los 17 minutos quedó helado el Monumental cuando el arquero Martínez le hizo penal al número 10 peruano. Lo tiró Yotún y la pelota dio en el travesaño para toda la alegría de la gente que antes del remate coreó “el Dibu se lo come”. No se lo comió Martínez, peor Yotún le dio mal y los de Gareca ya no tuvieron ninguna otra oportunidad.

En el último tramo del partido equipo de Scaloni se dedicó más a controlar el juego que a buscar la ampliación de la ventaja. Algo parecido a lo que había ocurrido en los empates con Chile y Colombia, en aquellos partidos de las eliminatorias previos a la Copa América.

Los peruanos tocan bien, tienen buena técnica pero les cuesta mucho generar situaciones de gol. Por eso, con uno que no puede y otro que no quiere demasiado el partido se hizo pesadito en el segundo tiempo.

Argentina ya tiene media clasificación en el bolsillo. Ahora vienen en noviembre Uruguay en Montevideo y Brasil en San Juan. Seguramente en esos partidos el equipo podrá demostrar que está para mucho más que lo que exhibió ante Perú.