El fiscal Sergio Federico Obeid solicitó ayer 17 años de prisión efectiva para Lautaro Teruel por los abusos sexuales cometidos en perjuicio de una niña y una joven, y 8 años para Silvio Rodríguez y Gonzalo Isaac Farfán, acusados en relación a la segunda causa.
El Tribunal de Juicio, integrado por las juezas Carolina Sanguedolce y María Gabriela González y el juez Pablo Farah, dispuso un cuarto intermedio hasta hoy, haciendo lugar a un planteo de las tres defensas debido a que los alegatos del fiscal y las dos querellas se extendieron durante todo el día ayer.
En el primer expediente Teruel llegó a juicio imputado por abuso sexual con acceso carnal continuado, agravado por el daño en la salud de la víctima, en concurso ideal con exhibiciones obscenas agravadas, corrupción de menores doblemente agravada por tratarse de una niña y por mediar engaño. La denuncia fue radicada por la madre de la niña el 13 de marzo de 2019.
La ahora joven dijo al declarar en este debate que recordaba que los abusos se cometieron cuando cursaba el quinto grado, desde antes de que cumpliera 10 años, y que cesaron cuando egresó del séptimo año, por ello el fiscal delimitó en su acusación que fueron hasta los 12 años.
En la causa acumulada Teruel está acusado junto a Rodríguez y Farfán, por abuso sexual con acceso carnal agravado, en perjuicio de una joven que entonces tenía 19 años y que hizo la denuncia el 24 de mayo de 2019 y dijo que la violación fue cometida en enero o febrero de 2014, en la casa del padre de Teruel.
"No siento que sea un abusador"
Obeid comenzó alegando sobre la primera causa. Sostuvo que los abusos están probados. Recordó que el mismo Teruel lo confesó cuando, intentando desactivar una posible denuncia, contactó a la abuela de esta niña y le contó que había abusado de su nieta. El temor a la denuncia se debía a que la joven de la segunda causa había contado la violación en Facebook.
La abuela de la niña de la primera causa tenía una amistad desde la infancia con la madre de Teruel, "se consideraba su hermana", señaló Obeid, y solía frecuentar con asuidad la casa de los Teruel, algo confirmado por la familia del acusado y de otros testigos. La abuela coordinó una reunión entre Teruel y su nieta. Allí el joven le pidió perdón y le preguntó si sabía de lo que le hablaba, ella le respondió que recordaba todo. El fiscal interpretó que "la abuela lo quería como hijo a Lautaro Teruel" y por eso, "si por ella hubiera sido, hubiera intentado que no se radique una denuncia".
Obeid reseñó que la abuela contó del abuso al padre del principal acusado, el reconocido músico Mario Teruel, integrante de Los Nocheros. También señaló que la víctima sostuvo que ese encuentro con Teruel le "revolvió" todo y luego, por insistencias de su mamá, por primera vez le contó sobre los abusos que había sufrido. El fiscal también citó los audios de Teruel grabados por la niña y en los que el joven reconoce los abusos. "Sí sé que cuando lo hice no te gustó nada porque me di cuenta (...); aparte, eras rependeja (...). No siempre tenés la oportunidad de arreglar las cosas o de intentar arreglar, viste. No siento como que sea un abusador, aunque sí lo fui, y es un bajón saber que lo fui", dice Teruel en esos audios.
Por otro lado, el fiscal expuso pruebas de que Teruel era mayor de edad al momento de estos hechos y que tenía 21 años cuando la víctima tenía 10. Contestó así a un planteo del abogado de Teruel, Juan Casabella Dávalos, que al inicio de este juicio afirmaba que su defendido era menor de edad.
El fiscal también señaló las contradicciones de Teruel, que en un momento reconoció los audios, luego los desconoció y en este juicio los volvió a reconocer. Añadió que los peritos manifestaron que no hay indicios de edición en esos audios y que había una secuencia lógica y semántica. Además, recordó que Teruel le contó a Farfán del encuentro con la víctima.
También resaltó que el acusado no reconoce los abusos como los relata la víctima, sino que habla solo un tocamiento, que encuadra en el abuso sexual simple. Obeid puso énfasis en la minimización de los hechos de Teruel, que se refirió a los abusos como que "una cosa de pendejos que hice".
Asimismo, recordó que cuando la niña le avisó que lo iba a denunciar, Teruel le pidió, vía whatsapp: "No hagas esto, por favor, pendeja (...). No quiero ir preso, negra (...). Te pido mil disculpas (...). Perdoname".
El fiscal citó las pericias psicológicas y psiquiátricas realizadas a la víctima que dan cuenta de un daño psíquico y tomó particularmente una pericia de los psicólogos Víctor Paz y Carlos Soma, que se refieren a que hubo un hecho novedoso que provocó un impacto en la psiquis de la niña cuyos daños están presentes hasta hoy, y aseguraron que la nena sufrió violencia sexual. También citó un expediente de la Asesoría de Menores e Incapaces que da cuenta de la situación de vulnerabilidad de la niña. Señaló las secuelas psicológicas que persisten hasta la fecha, y fundamentó la acusación por los daños a su salud.
Tras fundamentar la acusación por corrupción de menores, lo acusó además por exhibiciones obscenas ya que se masturbaba frente la niña, obligándola a ver esas escenas.
Que se revoque la domiciliaria
La defensora de Violencia Familiar y de Género, Liza Medrano, querellante por la niña de la primera causa, solicitó una pena de 15 años de prisión para Teruel y que se le revoque la prisión domiciliaria y se lo traslade a un establecimiento carcelario.
Señaló la importancia del testimonio de la víctima, las secuelas que persisten en su salud y que al tratarse de hechos de violencia de género, obliga a apartarse del mínimo legal en el pedido de condena. "Nos encontramos ante una violación de derechos humanos", manifestó la defensora citando tratados internacionales.
Además, citó el antecedente de la sentencia conocida como Campo Algodonero para destacar que la impunidad y la falta de sanción enviarían un mensaje a la sociedad de que la violencia hacia las mujeres es tolerada y generarían una desconfianza de las víctimas en el sistema de justicia.
La defensora y el fiscal también señalaron que Teruel tiene un modus operandi, y se refirieron al relato de otra nena, que habría sido abusada cuando tenía 7 años, en una denuncia que se tramita en el Juzgado de Menores 1 y que se aportó como prueba en esta causa.
Acuerdo para violar
Para el fiscal Obeid, "hubo un común acuerdo y concomitante" entre Farfán y Teruel en la violación a la joven de la causa acumulada, hecho en el que "ambos compartieron el dolo" y hasta se respetaron el turno para accederla.
Imputó a Rodríguez y Farfán la coautoría de la violación, tras considerar que cualquiera de ellos podía haber frenado el abuso y al no hacerlo incurrieron en una omisión dolosa. Citó textuales de conversaciones de Teruel en las que dice “fue de alzado. Estábamos todos alzados”.
La querella ejercida por los abogados Sergio Sebastián y Lucio Flores Giralt en la causa acumulada pidió para Teruel 15 años de prisión efectiva y para Farfán y Flores, 10 años. Y también solicitó que se les revoquen las domiciliarias y sean trasladados a una institución carcelaria.
Los querellantes coincidieron con el fiscal en que el discurso de la joven se sostuvo con congruencia durante el proceso y no así los de los tres imputados. La joven refirió que luego de una fiesta a la que fue invitada por los imputados, donde ella había empezado a intimar con Rodríguez, fueron a la casa de Teruel. Ella fue con Rodríguez a una habitación en el segundo piso y cuando tenían relaciones sexuales, entró Teruel y “fue accedida de forma sorpresiva"; “ella estaba en una posición en que no podía advertir el ingreso de Teruel“, señaló el fiscal. Recordó que según su relato, la puerta de la habitación estaba cerrada y la luz apagada.
Obeid reseñó que la joven contó que mientras Rodríguez se estaba por retirar de la habitación y estando aún Teruel, "ve que ingresa Farfán desnudo con el pene erecto", y ella sintió que se estaban "turnando".
Tras leer conversaciones de los imputados y un audio grabado por la otra víctima, en el que Teruel le dice que esta joven "estaba hasta recontra pingo, no podía decir que no", Obeid señaló que los tres acusados eran conscientes del estado en que se encontraba la joven. "Una mujer tiene derecho a decir sí y decir no, y ese no debe ser respetado", subrayó. Señaló, al igual que la querella, las secuelas que sufre la joven, como ataques de pánico, angustia y pesadillas. Incluso sintió la necesidad de irse de la provincia.
La querella sostuvo que este "no es un caso de palabra contra palabra", señalando la importancia del relato de la víctima. "No basta con que Teruel se siente y pida disculpas", sostuvo. Y cuestionó dichos de Teruel respecto a que la víctima está mal porque los denunció a ellos que eran sus amigos, "los amigos no abusan", le respondió.