“La música es la conexión con la vida para mí. No sé cómo sería la vida sin música”. Las palabras de María Eva Albistur son contundentes y claras. La música, para ella, es sostén, impulso, combustible esencial para vivir. Y tiene motivos más que suficientes para enunciar esas palabras. Después de atravesar una grave enfermedad (cáncer de garganta), la compositora, bajista, cantante y productora acaba de publicar su nuevo disco, Fénix (2021), un trabajo que tuvo que discontinuar en 2017 por problemas de salud pero que ahora sale a la luz en días más serenos. “Me salió el disco más feliz, alegre y bailable en el momento más triste de mi vida. Es raro, pero fue así”, resalta Albistur.
Fénix, efectivamente, es un disco bailable, potente y con un carisma que empuja para adelante. Y que provoca ganas de salir, subir el volumen y mover el cuerpo. La clave está en el eje sonoro que eligió Albistur para construir estas nueve canciones: el electropop. Después de entregar un disco más oscurito y rockero (Más ahora que después, 2010), la artista acá apela a la pista de baile, al bombo en negras y a la música electrónica. “Siempre escuché ese tipo de música, no era algo ajeno a mí para nada. También he trabajado con las máquinas en otras producciones”, señala Albistur. “Siempre tuve afinidad con las máquinas pero no lo había plasmado tanto en mi música. En realidad, venía medio cansada de una cosa medio melancólica en mis discos. Entonces, quería hacer un disco más fresco, más alegre y bailable. Y empecé a experimentar por ahí”, amplía.
Este conjunto de canciones ya estaba listo en 2017. Pero debido a su delicado estado de salud –operaciones y tratamientos mediante- tuvo que frenar la realización del disco. El año pasado, retomó la producción y este año logró darle un cierre. “Estaban todas hechas, fueron todas previas. Solo le faltaba la posproducción (mezcla y mastering). Por eso tenía todas las voces grabadas. Cuando puede abrir el disco de nuevo, las terminé”, cuenta la artista, que se enfermó en 2015. “Después de la operación se me complicó con la voz. En realidad, no es que yo me ponía a hablar de esto (la enfermedad) en las canciones, pero creo que hablan de cualquier situación de resiliencia que uno puede tener en la vida", sostiene sobre la poética de las canciones. “El disco fue el timón de este tiempo. Y tener una mirada positiva para salir adelante. Si me quedaba en lo negativo, me iba a resultar mucho más difícil salir adelante”.
-¿Y la música es un espacio para pensar en positivo?
-La música es una forma de vida, es la conexión con la vida para mí. No sé cómo sería la vida sin música. Es mi fiel compañera en todas las situaciones. La música me ha ayudado mucho siempre, cuando estoy bien y cuando estoy mal. De hecho, el momento más duro que tuve fue cuando no podía tocar; estuve varios meses sin poder tocar el instrumento. Entonces, se me hizo muy difícil. Lo único que pedía era poder volver a tocar: si podía tocar un rato, ya me iba a sentir mejor. Y a medida que pude volver a tocar y trabajar en el estudio, ya volví al bienestar, a que me den ganas de levantarme.
-¿Y en qué estado está tu salud ahora?
-Es una recuperación muy lenta lo de la voz. No se sabe hasta dónde voy a poder recuperar la voz para cantar, pero hace dos años no podía ni hablar. Tuve varias operaciones, en 2017 y 2019. Es un trabajo diario de rehabilitación. Soy optimista sobre que de a poquito va a ir mejorando todo. Pero estoy bien de salud, hace dos años estoy bien, con tratamientos preventivos.
Albistur, de hecho, se encuentra en plena actividad musical. Además de ensayar con su banda, está haciendo la música para una serie de dibujos animados y se encuentra trabajando en la banda de sonido de la nueva película de Vera Fogwill. “También estuve grabando unos bajos para el nuevo disco de Diego Frenkel”, cuenta con entusiasmo. Y lanza una primicia: “Y ahora estamos ensayando con Fernando Samalea, Fernando Kabusacki y el Zorrito Quintiero para un homenaje que se va a hacer a Charly en el CCK el 23 de octubre. Estamos en la banda estable. Y la idea es que esté Charly, la banda la eligió él. Su intención es ir…”
-¿Y cómo fue trabajar con Charly en el disco Kill Gil (2010)?
-Se dio de casualidad. Coincidimos en una grabación, pasamos todo el día grabando y estuvo buenísimo. Y él me dijo que tenía ese disco, que lo quería seguir. "¿Qué tenés que hacer el fin de semana? ¿Grabamos?", me dijo. "¡Dale!", le respondí. Y al final ese fin de semana fueron siete meses de grabación. Siete meses de mucho aprendizaje: compartí muchas horas de grabación con él y verlo trabajar en el estudio fue maravilloso. Y aparte fue muy divertido. Charly es genial, tiene un humor muy rápido.
Una de las canciones más representativas del disco es “El rayo”, que cuenta con un video con estética cinematográfica realizado por el director Luis Ortega y Gabriel Bosisio. En las imágenes, una niña baila en diferentes rincones de la ciudad mientras intenta conectar con la naturaleza y buscar “sintonía con el sol”. “Luis tenía la idea de que apareciera una nena bailarina. Y a mí me encantó, porque yo fui a danza de chiquita y es una cuenta pendiente”, dice Albistur. “Con Luis nos hicimos amigos cuando produje su disco. Un día pasó por el estudio, estábamos grabando ‘El rayo’ y al día siguiente me llamó y me dijo que quería hacer el video de ese tema, porque le encantaba. No hubo objeción”, cuenta. “¡Y es una peli! Porque Luis es un artista increíble y le puso mucho amor”.