En la previa del 17 de octubre, la vicepresidenta Cristina Fernández participó ayer del cierre de un plenario de La Cámpora en la ex ESMA, donde reivindicó la vigencia del peronismo y planteó la necesidad de refundar a la Argentina en base a un nuevo pacto entre trabajadores y empresarios. La expresidenta reflexionó sobre las “contradicciones” del capitalismo y remarcó la “concentración horrorosa de capital”. Además, convocó a la militancia a reunirse en las plazas por el Día de la Lealtad y remarcó que hay una sola manera de reconstruir las mayorías en tiempos de fragmentación política: haciéndose cargo de las demandas del pueblo.
El Encuentro Nacional de Jóvenes de La Cámpora recibió a CFK con los cantitos que solían dedicarle en la Casa Rosada. “Cuanto tiempo sin vernos”, arrancó emocionada. Recibió y devolvió piropos, descontó la presencia masiva en las plazas y remarcó la importancia de conmemorar la gesta del ’45 “no con una actitud meramente recordatoria, casi nostálgica”, porque “pese a tanta diatriba, a tanto análisis de estudiosos (gesto de comillas) en TV, el peronismo, le pese a quien le pese, sigue más vigente que nunca”, dijo y despertó aplausos. Esa vigencia se explica porque “tuvo la impronta de incorporar a los trabajadores al sistema de decisión de la política”, añadió, y refutó la idea de que el peronismo sea “de centro”. “Si algo no es el peronismo es algo entre izquierda y derecha: es algo muy superador”, remarcó. De fondo, una bandera con la cara de Néstor Kirchner y una frase: “No estamos en el negocio de la política, estamos en la transformación de la Patria”.
La vicepresidenta definió al peronismo como “una alianza del pueblo, una articulación entre capital y trabajo, en donde el Estado, encarnado por Perón, sabe que debe regular y fallar a favor de los trabajadores, obviamente la parte más débil”. Refutó los discursos que en Europa culpan de las crisis a los inmigrantes o aquí a los derechos laborales, en su lugar apuntó a “la concentración cada vez más horrorosa del capital” y citó al Papa Francisco y su pedido de “frenar la locomotora que nos lleva al abismo”.
“Necesitamos una refundación en la Argentina de aquel pacto entre trabajadores y capital”, dijo la expresidenta, recordó que “ya probaron con un gobierno de empresarios mandando”, con resultados conocidos, e insistió en la necesidad de volver a “esa alianza virtuosa, donde el Estado tenga un rol preponderante, para que la relación no se desbalancee a favor de los más fuertes”.
“Nuestro gobierno ha cumplido las tres pruebas del ácido que han caracterizado a la historia del peronismo”, dijo. La primera, la generación de millones de puestos de trabajo. La segunda, la incorporación de los jóvenes, y contrastó los ’70 cuando “la política estaba prohibida” con el presente. La tercera: “Perón nunca permitió el ingreso del FMI, y Néstor a dos años de ser presidente pagó lo que debía y ‘buenas noches, que la política económica la decidimos los argentinos y las argentinas en elecciones libres, populares y democráticas”.
“La pandemia ha dejado un mundo que agravó la situación de concentración y desigualdad pero incorporó dos cosas nuevas: incertidumbre y miedo”, dijo para explicar el crecimiento de la derecha. “Son dos sentimientos que sacan a relucir las peores cualidades de la condición humana” y cuando se imponen “generan estos fenómenos de la derecha y de la fragmentación política”, reflexionó, y planteó una pregunta central para la militancia: “¿Cómo volver a reunir una mayoría frente a esta fragmentación de la política?”
La vicepresidenta consideró al capitalismo como “el sistema económico de producción de bienes y servicios que se ha demostrado más eficiente”, recomendó la película “Good by, Lenin” para entender por qué cayó el Muro de Berlín (“querían consumir lo mismo que del otro lado”) pero destacó “la contradicción” de “esta forma de administrar el capitalismo a cargo del mercado”, que genera “cada vez menos consumidores”. “Triunfa como sistema de producción de bienes y servicios, y fracasa a la hora de incluir más consumidores". La respuesta pasa por el peronismo, explicó: "que sea el Estado, la política y no las corporaciones las que regulen las vidas de las sociedades".
“Hay un mundo diferente y una necesidad de reformular hacia dónde va. Y creo que el peronismo, nuestras ideas, nuestra historia, cobra frente a esta realidad una inusitada vigencia”, remarcó. Frente a “la disputa estratégica entre los gigantes”, consideró central la pregunta sobre el rol del Estado y reivindicó a la política. “No esa del partidito que quieren denostar” sino “la que se decide en las urnas democráticamente”. “Necesitamos urgente una reconstrucción nacional, que vuelva a ordenar las grandes coordenadas que supimos construir. Lo que está en disputa es quién regula, quién ordena, quién controla, y esto se hace respetando propiedad privada, lo que siempre hizo el peronismo”, repitió dos veces. Sobre el final, pidió que quienes se la pasan “denostando al peronismo” y “han fugado préstamos y PBI enteros a paraísos fiscales, se hagan cargo y ayuden a que la Argentina vuelva a reconstruirse después de las dos pandemias, la del macrismo y la del coronavirus”.