La FIFA y Mauricio Macri están unidos por algo más que el fútbol y una fundación: la multinacional UPL (United Phosphorus Ltd) nacida en la India. El quinto fabricante de agrotóxicos del mundo. ¿Qué relación de orden lógico, natural, podrían tener la federación deportiva más poderosa del planeta y una empresa que vende herbicidas como el glifosato? En principio, ninguna si no fuera de interés recíproco. Pero el ex presidente maneja como pocos el arte de lo posible en operaciones que combinan capacidad de lobby, opacidad de mercado y una admirable destreza para caer siempre parado. Como los gatos.

El máximo responsable de la Fundación FIFA desde enero de 2020 presentó el 11 de octubre pasado el acuerdo por diez años con la compañía cuya sede central queda en Bombay. Un compromiso mutuo que servirá para el “desarrollo sustentable y la educación”. En términos más específicos y técnicos, se propone “reducir las emisiones de dióxido de carbono y premiar a los agricultores de pequeñas tierras que adopten prácticas sustentables” mediante un convenio donde la pelota apareció recién cuando mencionó al programa “Football for Schools”.

La historia no termina ahí. O mejor dicho, empieza: UPL contamina el medioambiente. En la Provincia de Buenos Aires fue la sexta empresa más multada este año en su rubro por 51.708.342 pesos. Pero además tiene una denuncia muy reciente en Durban, Sudáfrica, por daños a playas turísticas y un ecosistema (https://www.news24.com/news24/southafrica/news/upl-spill-durban-chemical-company-had-no-environmental-authorisation-to-operate-plant-report-finds-20211003), más otra porque explotó uno de sus depósitos en febrero pasado con un saldo de muertos y heridos en el estado de Guyarat, India (https://www.reuters.com/article/upl-fire-idUSKBN2AN1ZB).

Macri no habló de esa conducta ambiental ni de los siniestros porque escupiría para arriba. Sí usó su cuenta de Twitter para decir que estaba “muy contento de anunciar el acuerdo entre FIFA y UPL, una de las compañías de soluciones agrícolas más relevantes del mundo, para trabajar juntos en dos objetivos clave de la fundación: el desarrollo sustentable y la educación”.

El lunes pasado comentó en otro tuit: “Un ejemplo del compromiso con la sustentabilidad es la estrategia que diseñamos para la copa mundial Qatar 2022. Se trata de una serie de iniciativas para reducir las emisiones a través de estadios más eficientes, transporte de baja emisión y gestión de residuos sustentable”. Todo un ecologista tardío, el ex presidente se deshizo en elogios para UPL. Lo curioso es que sus mensajes ratificaron un anuncio difundido hace poco más de un año. En agosto de 2020, en el museo de la FIFA en Zurich, se reunió con el director ejecutivo de UPL a nivel mundial, Jai Shroff y su director de operaciones, Diego Lopez Casanello. La multinacional estaba de parabienes. Había ganado 4.662 millones de dólares esa temporada. El fútbol empezaba a darle más visibilidad en un mercado de agroquímicos que domina la fusión entre Bayer y Monsanto.

El lunes 11, cuando Macri lanzó su andanada de tuits para pregonar el acuerdo, se encontraba en Brasil. La filial local de UPL creció ahí un 17 % en el año fiscal 2019-2020. El país vecino, devastado por el ultraderechista Jair Bolsonaro, es el más deforestado del planeta. Ambos fueron aliados políticos estrechos cuando el ahora presidente de la Fundación FIFA gobernaba Argentina entre 2015 y 2019.

UPL, el cuarto vendedor de agroquímicos en Brasil hasta 2020, es el encargado de coordinar el acceso al programa de la FIFA en más de treinta colegios de zonas rurales de ese país. La ecuación es clara. La compañía vende los productos que necesita nuestro vecino para extender su frontera sojera a expensas de la Amazonia. Brasil es el primer exportador de soja del mundo y también lidera el ranking global de consumo en pesticidas. La FIFA a cambio del aporte económico de UPL que recibe su fundación, contribuye a su lavado de cara con el fútbol como producto de marketing y la educación como bandera.

La organización que preside Infantino se esmera en proclamar su política medioambiental y en su página oficial sostiene que su compromiso “se ha traducido en acciones concretas para proteger nuestro planeta, en especial en torno a los eventos más emblemáticos de la FIFA. La FIFA midió, dio pasos para reducir y luego compensó las emisiones de gases de efecto invernadero inevitables de las ediciones de la Copa Mundial Brasil 2014 y Rusia 2018. Y hará lo mismo en la próxima, a celebrarse en Catar”.

Este no es un boletín agropecuario, pero se le parece bastante por la curiosa alianza cooperativa entre la Fundación del ingeniero y la compañía de Bombay. Macri lo hizo posible. Cuando ocupaba la Casa Rosada, en febrero de 2019, salió de gira por la India, Vietnam y Emiratos Árabes. Shroff y el ex presidente se conocieron en ese viaje. Un año después volvieron a verse en Zurich para firmar el acuerdo con la Fundación FIFA. ¿Hasta dónde el convenio actual no es consecuencia de aquel periplo por Asia?

Macri es el alter ego de Infantino en este tipo de operaciones de apariencia filantrópica, pero sujetas a escrutinio público porque está la FIFA detrás. La misma del escándalo de los sobornos en 2015. El líder opositor que cambió la reposera por la poltrona en Suiza dijo que “esta propuesta de UPL es maravillosa, única, para movilizar a millones de pequeños agricultores de todo el mundo y, mediante el uso de la tecnología, reducir el consumo de agua, de químicos mal utilizados e incrementar la producción…”. Macri lo hizo posible. Habla de fútbol y agricultura con idéntica soltura. Pero nada dirá del socio contaminante que tiene la FIFA. Desde su viaje a la India en febrero de 2019 como presidente de la Nación, tuvo tiempo de sobra para saberlo.

El 6 de mayo de este año, el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) - la autoridad de aplicación medioambiental en territorio bonaerense- difundió que “hubo un incumplimiento de la ley 27.729 que fija la obligación de recolectar y tratar los envases con agrotóxicos”.

Patricio Eleisegui, del medio Economía Sustentable, publicó el 6 de mayo de este año el ranking con las multas y sus montos aplicados a multinacionales del sector. “En el ‘top ten’ de las compañías también se destaca la india UPL, con sanción por 51,7 millones de pesos”, informó. (https://economiasustentable.com/noticias/de-bayer-monsanto-a-los-grobo-la-lista-de-empresas-que-dejan-tirados-los-envases-de-veneno-y-los-millones-a-pagar).

Economía Sustentable sostiene: “El OPDS remarcó la gravedad del ilícito cometido por las compañías del ámbito de los agrotóxicos: Los restos de producto que contienen estos recipientes los hacen peligrosos para la salud humana y el ambiente. Cuando no se gestionan adecuadamente, estos envases son enterrados, quemados a cielo abierto, arrojados en basurales destinados a residuos urbanos o en cualquier sitio”.

Macri firmó una voluminosa cantidad de acuerdos con el gobierno de la India el 18 de febrero de 2019. Ya había profundizado el camino del endeudamiento con el FMI y todavía pensaba en su reelección. Su derrota en primera vuelta lo arrojó a los brazos de Infantino, quien lo recibió congraciado y le cedió una caja con fondos millonarios para gastar a piacere. Su cruzada para “reducir las emisiones de dióxido de carbono” - como él mismo la presentó - tiene una historia. Con el poder de exposición de la FIFA, ahora toma otra dimensión. Podría decirse que el expresidente entró en la era del agro-fútbol, un producto que puede ser tóxico.

[email protected]