Unas 200 mil personas participaron en una manifestación antifascista en Roma convocada por las organizaciones sindicales en respuesta al ataque de grupos fascistas a una sede de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL).
“Fascismo, nunca más”, se leía en las pancartas de los manifestantes que pedían la prohibición del grupo neofascista Fuerza Nueva (FN), cuyos líderes figuran entre los detenidos tras los destrozos en la sede de la CGIL después de una movilización en la que protestaban contra la obligación de llevar el pasaporte sanitario en todos los lugares de trabajo.
"No es una opinión, es un crimen", declaró Pierpaolo Bombardiere, secretario general de la Unión Italiana del Trabajo (UIL, por sus siglas en italiano), la organización sindical que convocó la movilización. En tanto el jefe de la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (CISL), Luigi Sbarra, instó el Gobierno a "disolver inmediatamente todas las organizaciones neofascistas y neonazis".