El Ministerio de Salud de CABA anunciará este lunes o martes que el barbijo no será obligatorio al aire libre, una decisión que el gobierno nacional puso en marcha en todo el país hace 15 días. La administración de Horacio Rodríguez Larreta busca diferenciarse permanentemente y no dio el paso pese a que hubo días con cero fallecidos en el distrito porteño. Este sábado, por ejemplo, hubo sólo tres fallecidos en todo el país: ninguno en CABA ni en Provincia de Buenos Aires. La diferenciación abarca todo: es política.
El ministerio que conduce Fernán Quirós todavía no abrió la inscripción para vacunar chicos de 3 a 11 años, sin enfermedades previas. Las vacunas de Sinopharm están disponibles y la capacidad de vacunar también está. Pero, con la excusa de que antes hay que aplicar segundas dosis a mayores y redondear la aplicación a adolescentes y luego a chicos con enfermedades previas, CABA ni siquiera arrancó la inscripción y lo mismo sucede con otros distritos gobernados por Juntos. Como lo demuestra la Provincia de Buenos Aires, hay dosis suficientes para avanzar en todos los terrenos y aplicar una primera dosis a la mayoría de los que no se vacunaron, poniéndole una primera barrera a la covid.
Barbijos con retraso
El argumento de Quirós fue que cuando se llegara al 70 por ciento de porteños vacunados con las dos dosis, se anunciaría el barbijo no-obligatorio al aire libre. Según señalan cerca del ministro, se está a un paso, con 67 por ciento de segundas dosis aplicadas, por lo cual en fuentes de la administración porteña hacen trascender que lunes o martes se dará el paso de manera oficial. A nivel nacional ya se aplica lo que CABA va a anunciar y, al menos por ahora, no hay cambios significativos ni en la cantidad de contagios ni en la cantidad de fallecidos. Por el contrario, el infectólogo Pedro Cahn afirma que la disminución es más acelerada de lo pensado.
Los chicos postergados
Lo de la diferenciación también rige en la cuestión de la vacunación de chicos. La Argentina ya dispone de las dosis de Sinopharm para aplicarle a todos, incluso para dar las segundas dosis. Lo que dice CABA es que primero hay que terminar de aplicarle la segunda dosis a todos los mayores de 18 años, la primera a los adolescentes, luego también la primera a los chicos con comorbilidades y recién después verán de abrir la inscripción para los menores de tres a 11 años sin enfermedades previas. La realidad es que se podrían dar turnos a todas las franjas, porque hay dosis 2 de las vacunas que faltan -Oxford/AstraZeneca y Sputnik-; hay Pfizer para adolescentes y hay millones de Sinopharm. Es lo que está haciendo el distrito bonaerense:
- Se inscribieron 954.000 chicos, de los cuales ya se vacunaron 260.000.
- Al mismo tiempo se mandan turnos para los adolescentes: se inscribieron 1.180.000 y ya pasaron por el vacunatorio 618.000.
- Finalmente, respecto de los mayores de 18, tienen una primera dosis 11.260.000, sobre un total de 12 millones posibles -se ve que hay cerca de 750.000 que no se quieren vacunar-, y sólo faltan aplicar 1.700.000 segundas dosis a los que ya recibieron la primera.
El bioinformático Rodrigo Quiroga analizó este sábado que hay distritos que no arrancaron la vacunación pediátrica, empezando por los gobernados por Juntos: CABA, Mendoza, Jujuy. A estos se agregan algunos administrados por el Frente de Todos: Entre Ríos, Santa Cruz, Chaco. En el fondo, el debate con Juntos tiene que ver con la estrategia de privilegiar la primera dosis y darle una protección inicial, clave, a toda la población. “La segunda dosis es de refuerzo -siempre sostuvo la ministra Carla Vizzotti-, pero la primera dosis ya protege entre un 70 y un 90 por ciento”.
En el Ministerio de Salud porteño calculan que alrededor del miércoles terminarán de darle la primera dosis a los adolescentes y de aplicar las segundas dosis a los mayores de 18. En ese momento recién decidirán cuándo se inscribe a niños de tres a 11 años.
La impresión es que Juntos estaba en contra de cerrar cuando Nación planteaba restricciones y ahora está en contra de abrir cuando Nación dicta medidas de reducción de las restricciones. Parece más política que criterios epidemiológicos.