Repasemos los últimos últimos seis partidos de River: 4 a 1 a Newell's, 1 a 0 a Arsenal, 3 a 1 a Central Córdoba, 2 a 1 a Boca, 1 a 0 a Banfield, 3 a 1 a San Lorenzo. Faaaa.
Juegan con todos los titulares, gana River. Juegan suplentes porque varios titulares son convocados por sus respectivas selecciones, gana River. Juegan varios suplentes porque hay titulares lesionados, gana River. Seis jugados después del empate contra Independiente y seis ganados: 18 puntos, 14 goles a favor y solo cuatro en contra.
River gana porque es claramente el mejor equipo del campeonato, porque tiene claro lo que pretende, porque tiene buen funcionamiento colectivo y porque si la cosa se complica un poco entra en escena Julián Alvarez y cae el telón para las aspiraciones de los contrarios.
Frente a San Lorenzo (sin Angeleri, sin Matías Suárez, con De la Cruz obligado a salir sobre la mitad del primer tiempo) San Lorenzo le ganaba 1 a 0 con un gol medio curioso nacido de un saque de costado, pero hasta los más fanas del equipo azulgrana sabían que esa victoria parcial estaba atada con alambres muy finitos.
Lo empató el equipo del aclamado Gallardo apenas 10 minutos después del gol de Fernández Marcau. El gol de River lo generó Simón, con un buen pase en profundidad y lo concretó Alvarez, con fuerte remate desde la entrada al área que no pudo contener el bueno de Torrico.
Sin el brillo de otras veces, pero con la idea intacta de tocar con paciencia a la espera de que se produjera un hueco, River controló el juego. Armani no sufría demasiados sobresaltos porque a San Lorenzo le costaba mucho enhebrar más de dos pases. Por la propia impericia o por la presión de los rivales, San Lorenzo sólo podía apostar a algún pelotazo milagroso para llegar mientras aguantaba como podía.
El hueco que debía producirse invariablemente se dio a los 19 del segundo tiempo. Palavecino quedó cara a cara con Torrico y le dio fuerte, el arquero tapó bien y la pelota, que pudo ir a cualquier parte, fue hacia los pies de Alvarez, que con el arco vacío la empujó a la red. Suele decirse en estos casos que el jugador en cuestión está en estado de gracia. Y algo de eso hay, pero también se puede decir que cuando un jugador está agrandado todo lo que puede salir bien, le sale bien.
El mismo Alvarez metió la estocada final anticipándose a la salida tardía de Torrico.
Un dato: seis de los ocho últimos goles de River fueron del pibe que contra San Lorenzo se llevó la pelota, las tapas de los diarios y una ovación en el Monumental.
Otro dato: River le sacó cuatro puntos a Talleres. Ya muchos empiezan a preguntarse cuánto tiempo antes del final se consagrará campeón.