La semana pasada la fiscala penal Verónica Simesen de Bielke requirió juicio para una mujer de 24 años a quien acusó por el delito de homicidio calificado por el vínculo por la muerte de su hija de dos años de edad, a la que había dejado sola durante dos días.
El caso, que todavía no tiene fecha para la realización del juicio oral y público, cuestiona también la responsabilidad social en el cuidado de las infancias, porque una vecina había dado aviso al Centro de Salud del barrio sobre las huellas de maltrato físico que advirtió en la nena. Nadie le prestó atención. Y antes un juez le había entregado el cuidado a la madre biológica, sin realizarle una pericia psicológica.
Desde su nacimiento y hasta octubre del año pasado la nena estuvo al cuidado de su abuela paterna, pero luego la madre biológica, Micaela Noemí Colque, requirió y obtuvo la guarda de su hija. Tampoco se sabe qué seguimientos y controles realizaron los organismos pertinentes del estado una vez que la nena quedó en este hogar.
El hecho sucedió en el barrio San Francisco Solano, en la zona sur de la ciudad de Salta, entre el 20 de junio y la noche del día 21 de ese mes. La investigación se inició el mismo 21 cuando la joven llegó al Centro de Salud de su barrio cargando a la nena ya sin signos vitales. Entonces contó una versión que resultó sospechosa, dijo que la niña se había ahogado cuando estaba tomando yogur con galletitas y al ver que no respiraba la llevó a la asistencia médica. Sin embargo, el cuerpito ya estaba frío, y además presentaba numerosas lesiones de distinta data y tenía un notorio cuadro de desnutrición y deshidratación.
En las averiguaciones posteriores se determinó que la niña tenía más de 30 lesiones en su cuerpo, las marcas que vió la vecina que dio aviso de su situación, sin que el médico que la escuchó le prestara atención.
Inicialmente Colque fue imputada por abandono de persona seguido de muerte pero en septiembre pasado, con más elementos de convicción, Simesen de Bielke decidió agravar la acusación.
Al declarar, la madre contó que la había dejado sola en el departamento el domingo 20 cuando fue a visitar a su madre biológica en compañía de su hijo mayor, de cinco años de edad, y regresó al domicilio el lunes 21 a la noche. Para explicar por qué tomó esta determinación, dijo que no pensó que pudiera pasarle algo a su hija, a pesar de su corta edad, contó la fiscala, para quien la joven "debió representarse el resultado luctuoso al dejar a una niña sola, encerrada en una habitación, durante dos días consecutivos sin ninguna posibilidad de asistencia", informó el Ministerio Público Fiscal de Salta.
Entre los elementos reunidos, se cuentan testimoniales que dieron cuenta de que la madre dejó a la niña con el televisor encendido, "sin posibilidad alguna de sustento alimentario ni cuidado por parte de un adulto, produciéndose su deceso".
El alto volumen del televisor motivó que su padrastro, que vivía adelante, golpeara la puerta de la habitación y, como no obtenía respuesta, la llamó por teléfono, pero la joven cortó la comunicación sin permitirle un mayor intercambio. Este hombre contó que escuchó que "lloraba un gatito" adentro, aunque luego supo que se trataba de la niña.
Un error del sistema
Colque era madre soltera. En la investigación se supo que cuando quedó embarazada de la nena manifestó su intención de no seguir con la gestación pero a instancias de la abuela paterna del niño continuó y cuando nació la dejó a su cuidado.
Sin embargo, al año y dos meses, hizo una demanda de restitución y el Juzgado de Familia, "con unos informes bastante pobres, en mi impresión", dijo la fiscala, le otorgó la tenencia de la niña. Desde ese momento "nunca tuvo controles, no tuvo vacunas, ya había informes de los agentes sanitarios que estaba con bajo peso, con desnutrición". Simesen de Bielke dijo que, según informaron desde el área de Anatomopatología, una persona en estado de desnutrición no puede deglutir y eso motivó que se broncoaspirara.
"Acá hubo un claro error del sistema también, de las personas que están en el sistema", sostuvo Simesen de Bielke respecto del proceso judicial por el que se le entregó la guarda de la niña a la madre biológica. "No se hizo un informe psicológico, no se hizo un ambiental. No se lo citó al padre de la nena, la nena estaba reconocida por el papá", enumeró. Y adelantó que "seguramente va a tener otras aristas este caso", por lo que ya pidió informes a los organismos que intervinieron o que deben intervenir en estos casos.
Asimismo, recordó que los vecinos habían denunciado en el Centro de Salud que ambos nenes estaban con bajo peso y se los veía a cualquier hora jugando solos en la calle.
"La vecina fue a denunciar al Centro de Salud, no le prestaron atención". En mayo pasado, en el cumpleaños de la nena, esta mujer quiso probarle ropa que le estaba regalando, "La ve toda golpeada y con las costillas que se le notaban", y fue inmediatamente al Centro de Salud, pero nadie tomó nota de sus dichos.
Simesen de Bielke opinó que debería establecerse un procedimiento para estos casos. "Por lo menos tener gente preparada cuando va alguien, si hubieran dado noticia a la Policía, no sé, tal vez no se moría la nena. La Secretaría de la Niñez tampoco hizo un seguimiento" y ahora todavía no respondió al pedido de informes de la Fiscalía, contó. "¿Y qué pasó? ¿qué pasó con los que tienen que cuidar a los chicos?". "No sé qué nos pasa a los seres humanos, para algo pasa, para que alguien te diga que una niña está siendo maltratada y nadie tome cartas en el asunto", reflexionó.
El antecedente de Thiago
Por sus características, este caso recuerda el del niño Thiago Quipildor, de cuatro años, fallecido el 8 de julio de 2015 como consecuencia del maltrato reiterado que soportó desde que el estado lo entregó en guarda a un hogar sustituto. Su hermanita mayor, de 8 años, sufrió el mismo maltrato pero logró salvar su vida, a pesar de las 119 lesiones, los rastros de golpes, fracturas y quemaduras, y la desnutrición evidente que tenía cuando fue rescatada. El cuerpo de Thiago tenía 276 lesiones.
Por estos hechos los cuidadores Marcelo Senise y Patricia Sánchez, fueron condenados a prisión perpetua en 2017. Hubo también entonces una fuerte discusión sobre la responsabilidad del Estado, que no supo advertir, y prevenir, el maltrato que soportaron los hermanitos, a pesar de que era su deber hacer un seguimiento de su estado.