La provincia de Salta vivió una jornada emotiva que giró en torno al lema de Memoria, Verdad y Justicia, dado que se señalizó como Sitio de la Memoria, el Cementerio de la Santa Cruz de la ciudad de Salta. Además, se restauró el cartel que fue colocado en el paraje El Gallinato, del departamento La Caldera, que ya había sido nombrado como sitio en 2013, y del cuál se pedía su restauración desde el 2019.
La señalización en el cementerio municipal respondió a una demanda que las víctimas y familiares de detenidos desaparecidos venían impulsando desde hace años, y que además, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, mantenía en agenda con la clara intención de dar cumplimiento a la Ley Nacional N° 26.691. El lugar funcionó como una fosa común donde fueron depositadas las víctimas del terrorismo de Estado de la provincia desde aquel 24 de marzo de 1976.
Según consta en la Justicia Federal y en el Archivo Nacional de la Memoria, la fosa común está ubicada en el sector C del cementerio. En el sitio rige una prohibición de innovar, dictada el 16 de julio de 2020 por el Juzgado Federal 1 de Salta, a cargo de Julio Bavio. La decisión, por “averiguación de delito”, inició por la denuncia del odontólogo Manuel José Costello, y con la que se pretende realizar relevamientos para tratar de dar con restos humanos de aquella época.
La existencia de esta fosa común era conocida públicamente de manera contemporánea a la dictadura cívico militar. En 1977, Julio Gamboa encontró en ese lugar el maxilar y restos de pelos de su cuñada, Gemma Fernández Arcieri de Gamboa, secuestrada y desaparecida el 24 de septiembre de 1976 junto a su marido, Domingo “Guilo” Gamboa. Y de quienes se sabe fueron dinamitados en lo que se conoce como la masacre de El Gallinato, ocurrida en el paraje del mismo nombre en el departamento La Caldera, a unos 30 metros de la ruta provincial 11.
Su hija Mariana, estuvo presente en ambos actos, y en El Gallinato, recordó el trabajo que vienen sosteniendo junto a los organismos de derechos humanos y cada compañero y compañera, que les permitió ingresar en las escuelas sabiendo que "ese es el futuro" para que "ningún negacionista más sea funcionario del Estado". También habló Gemma, la hija de Mariana y quién lleva el nombre de su abuela.
La adolescente aseguró que los nietos, y cada uno de los jóvenes, tienen que "hacerse cargo" para que se sepa qué ocurrió en los años nefastos de 1976 a 1983. "Los invito a todos y todas a escuchar a las generaciones que tienen los relatos de lo que pasó para que nunca más vuelva a suceder y podamos tener una juventud y una infancia libre", expresó. El pedido de señalización del cementerio también fue acompañado por la ordenanza municipal impulsada por el concejal Fernando Ruarte.
Una muy emocionada María José Loto, hija de Daniel Roberto Loto de Zurita, también se apersonó en el cementerio municipal y frente al micrófono contó a los presentes que por décadas sólo supo que su papá había desaparecido en Salta. No fue hasta hace unos años, que su abuela paterna recién le pudo contar sobre los cuerpos dinamitados en el paraje de La Caldera, donde fue llevado su papá.
Con lágrimas en los ojos, relató que sólo sabía lo que había ocurrido por los expedientes judiciales y el testimonio de su abuela, pero que este año, no pudo contener la emoción al ver los testimonios de vecinos caldereños que contaron sobre las explosiones que sucedieron en el paraje. Por eso, destacó la importancia de que continúen las señalizaciones, sabiendo que "aún faltan muchos lugares en la ciudad y la provincia de Salta".
Y por ello, sostuvo que tales acciones no hubieran sido posible si Néstor Kirchner no adoptaba la Memoria, Verdad y Justicia como políticas de Estado. "Esto nos los merecemos nosotros" porque "construyen y reparan a las víctimas, a los sobrevivientes, pero sobre todo, a la democracia", destacó.
Cristina Cobos dijo que lo vivido en la jornada de ayer fue un "acto de justicia". La militante por los derechos es hermana de Martín Cobos, quien fue acribillado a tiros a eso de las 2 de la madrugada del 24 de septiembre de 1976 en su domicilio por un grupo de policías; quienes en realidad buscaban a Enrique Cobos, hermano mayor que militaba en la JP y Montoneros. También es hermana de Víctor Cobos, quien sufrió la detención y tortura de parte del condenado comisario Víctor Hugo Bocos.
"Es una acto de reparación para la familia Gamboa y Loto, ya que en el juicio de la Megacausa se probó que los restos que fueron dinamitados en El Gallinato fueron trasladados al cementerio municipal", manifestó antes los presentes. No dejó de lado el papel del ex juez federal Ricardo Lona, quien evidenció "el desprecio con el que la Justicia salteña, trató a los casos de los detenidos desaparecidos". "A la Justicia no le importó absolutamente nada el destino que tuvieron" y tampoco les interesó "las familias que imploraban que se busquen los restos", señaló.
Remontándose a su historia personal, Cobos recordó a su compañero Víctor Brizzi, también desaparecido en la cacería del 24, y que fue secuestrado del Ejercito donde se encontraba haciendo el servicio militar. "Probablemente sus restos están acá o en el Ejército o no sé donde", y "no sé si alguna vez lo sabré", confesó. Ese día también fueron desaparecidos la docente universitaria Silvia Aramayo y el estudiante universitario Carlos Estanislao Figueroa Rojas.
Por eso, exigió a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que se continúe la búsqueda de los cuerpos de los desaparecidos, y que con ello, se disponga una partida presupuestaria "sin importar el gobierno de turno para que se realicen las búsquedas de los restos". Insistió para que también se siga con la señalización de los Sitios de Memoria en Salta, como la Central de Policía, la comisaría 4ta., la Guarnición Ejército Salta, la Gendarmería de Orán, la comisaria 8va. de Metán y el Regimiento de Infantería de Monte 28 de Tartagal.
Entre los pedidos también se solicitó el edificio de la delegación de la Policía Federal para que sea destinada como espacio de la memoria. Tampoco dejó pasar la necesidad y urgencia de que se cumplan las leyes reparatorias a los sobrevientes de la dictadura militar; y que además, se dé una mayor federalización en las decisiones que tome la Secretaría que dirige Horacio Pietragalla.
En el cartel colocado en el cementerio municipal se lee que "las personas inhumadas clandestinamente aquí, algunas habían sido asesinadas por el Ejército ―en connivencia con otras fuerzas represivas― y luego sus cuerpos dinamitados" en el paraje El Gallinato. Otras habían sido víctimas de la masacre de Palomitas; y además, consta el caso de una persona asesinada y enterrada antes del golpe de estado del 24 de marzo.
Ayer y hoy
Nenina Lescano, hija Luis Alejandro Lescano, secuestrado e identificado en el Pozo de Vargas, destacó la importancia de contar con Sitios de la Memoria para que las generaciones futuras sepan con exactitud que pasó durante el terrorismo de Estado. Y con ello, evitar que negacionistas terminen ocupando cargos en el Estado, como es el caso del ministro de Seguridad de la Provincia, Juan Manuel Pulleiro, que fue denunciado por los organismos desde que Gustavo Sáenz lo designó.
Lescano vive en las inmediaciones del cementerio desde 1972, recordó cómo sacaron de la cárcel de Villas Las Rosas a los 11 presos que luego fueron masacrados en el paraje Palomitas, el 6 de julio de 1976. "Tantas historias de nuestros país que nunca supimos qué pasó, a dónde están y a dónde se los llevaron", expresó. No dejó de lado el recuerdo al ex gobernador Miguel Ragone, secuestrado y desaparecido el 11 de marzo de 1976, previo al inicio del golpe de Estado.
Se dirigió a las nuevas generaciones y sostuvo que los Sitios de Memoria, "no son solamente para que recordemos el pasado, sino para que retomemos claramente lo que significó esa lucha" para saber "por qué los desaparecieron y por qué los mataron". Recordó los ideales de aquellos militantes en favor de un país soberano y popular, y se remontó a lo que sucedió el sábado último en la ciudad de Salta, donde fueron reprimidos y detenidos casi 60 personas que trabajan como manteros.
"Estuve en Vaqueros viendo que tenían detenidas a dos niñas y no las soltaban", lamentó. Llamó a la reflexión y pidió que se recuerde que los Sitios de Memoria, "no son solamente para que rescatemos huesos, sino para que rescatemos memoria en serio, y retomemos la lucha y defendamos a quienes se manifiestan hoy"; en referencia a los manteros, pueblos originarios y campesinos de Salta.
En la misma línea, también habló Elena Rivero, de la asociación de derechos humanos Coca Gallardo, quien aseguró que la construcción de la memoria es una construcción colectiva, que tiene que ver fundamentalmente con el pueblo. "No es una construcción cristalizada en el tiempo, es una construcción que tiene que servir para las acciones presentes y futuras", expresó.
Por eso dijo que se necesita sostener la enseñanza de la memoria en la educación pública y privada del país. Y pidió que la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación sea la encargada de supervisar esa tarea, sabiendo que hoy no se cumple en el 100% de las instituciones educativas. Además, pidió por la liberación de la dirigente Milagro Sala, perseguida por el gobierno de Gerardo Morales.
En los actos, estuvo el presidente del Consejo Federal de Derechos Humanos, Agustín Di Toffino, quien destacó la labor de familiares de detenidos desaparecidos y que evidencia el papel de los organismos de derechos humanos en Argentina. "Construyeron una trama de referencia que trascienden las fronteras de las luchas propias", hasta convertirse en un actor clave de la lucha popular, y con ello, quienes también pelean por el acceso a nuevos derechos, como lo fue la legalización del aborto.
"Los 30 mil lucharon para construir un país con justicia social, con igualdad (...), y ese es el legado que nos dejaron a nosotros. Dieron la vida por construir una sociedad igualitaria", manifestó. Para hoy, Di Toffino encabezará la reunión con los representantes del NOA del Consejo Federal de Derechos Humanos.