Mientras las fortunas de los millonarios crecieron en más de 3,9 billones de dólares en 2020, la población con pobreza extrema pasó de 119 millones a 224 millones de personas. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es la primera vez en dos décadas que aumenta la pobreza extrema en el mundo, situación directamente relacionada a la crisis de la pandemia causada por la covid-19.
La pandemia provocó una caída en las economías de todo el mundo dejando en la pobreza a más de 100 millones de personas en 2020. Sin embargo, el secretario general del organismo internacional, António Guterres, advirtió que la desigualdad es una problemática con larga trayectoria: "Incluso antes de la pandemia, los 22 hombres más ricos del mundo tenían más riqueza que todas las mujeres de África", aseguró, y agregó que la inversión de los países debería focalizarse en proyectos que disminuyan la desigualdad de género y promuevan la protección social, la educación y el trabajo digno.
Para el organismo, uno de los problemas principales fue la "falta de solidaridad entre naciones en momentos críticos" y el "endeudamiento excesivo". “Necesitamos escuchar mucho más a las personas que lo experimentan y desmantelar las barreras a la inclusión.”, expresó Guterres en redes sociales .
En este contexto, la ONU presentó un plan de recuperación global en tres vertientes para solucionar problemas globales después de la pandemia. Primero, la voluntad política para establecer una protección social universal que se extienda hasta 2030 e invertir paralelamente en la creación de puestos de trabajo de calidad. El segundo foco debe situarse en que la recuperación sea inclusiva, contemplando sobre todo a las mujeres en pobreza extrema. Sobre esto, Guterres advirtió: “No es recuperación si recuperamos sólo la mitad de nuestro potencial”. El tercer eje se centra en la construcción de un mundo descarbonizado y sin emisiones de gases de efecto invernadero.
América latina
En el último año la tasa de pobreza extrema alcanzó el 12,5 por ciento y la de pobreza, el 33,7 por ciento en promedio en toda la región. De acuerdo a la Cepal, las transferencias económicas hechas por distintos gobiernos en el peor momento de la pandemia evitaron que esos índices sean incluso peores.
El alza de la pobreza en la región pasó de 189 millones de personas en 2019 a 209 millones en 2020, aunque podrían haber sido 230 millones sin las trasferencias de emergencia de los Estados, que beneficiaron a 326 millones de personas, el 49,4 por ciento de la población que vive en la región. En el caso de la pobreza extrema, pasó de 70 millones en 2019 a 78 millones, pudiendo haber sido 98 millones, estimó la Cepal. “La pobreza es mayor en áreas rurales, entre niñas, niños y adolescentes; indígenas y afrodescendientes, y en la población con menores niveles educativos”, explica el documento de la Cepal.
La secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena, recordó que América latina y el Caribe es la región del mundo en desarrollo más afectada por la crisis, “que agravó problemas estructurales de baja productividad y alta informalidad, desempleo, desigualdad y pobreza. En 2021 la región crecerá 5,9 por ciento gracias a efectos transitorios de demanda agregada y a repunte estadístico, pero en 2022 volvería a un crecimiento mediocre de 2,9 por ciento”, aseguró.
Sobre la deuda, Bárcena advirtió que los países en desarrollo se enfrentan a una importante asimetría en el tratamiento de su deuda. “América Latina y el Caribe es la región más endeudada del mundo en desarrollo y con el mayor servicio de la deuda, alcanzando al 59 por ciento de sus exportaciones de bienes y servicios. Los países desarrollados podrían canalizar los nuevos Derechos Especiales de Giro que no utilizarán. Se necesita un nuevo fondo fiduciario para apoyar a los países de ingreso medio. Los DEG también podrían capitalizar bancos de desarrollo”, explicó.