Mientras siguen las versiones cruzadas entre las familias de los jóvenes involucrados en una salvaje pelea durante una fiesta clandestina en Campo Quijano, que tuvo como protagonistas a jugadores de rugby y que derivó en que uno de ellos termine internado, la Unión de Rugby de Salta y el Jockey Club emitieron comunicados explicitando su postura al respecto.
La falta de apoyo institucional había sido uno de los reclamos de Sebastián Aragón, el padre del adolescente que terminó en un hospital y que sostiene que fue atacado entre varios. Según el relato que consta en la denuncia, Aragón fue sorprendido por uno de sus agresores, que lo golpeó con la cabeza y provocó que se golpeara contra una pared, tras lo cual cayó aturdido y ahí se sumaron varios más a patearlo. Solo la providencial intervención de una prima del chico, lo salvó de una paliza fatal.
Por el contrario, el presidente de la Unión de Rugby salteña, Carlos Martearena, padre del principal apuntado por la víctima, por ser con el que se insultó antes de la agresión, indicó que su hijo, también de nombre Carlos, participó de una pelea con Aragón, porque este último lo agredió. Negó además que haya participado de un ataque en patota, y aseguró que sufrió heridas en la cara producto de los golpes de Aragón.
Debido a la calidad de jugadores de rugby de los acusados, y de la investidura del propio Martearena, la atención se fijó en lo que haría la URS, que finalmente ayer indicó que se encuentra investigando la situación, para luego implementar, de ser necesario, sanciones a los involucrados.
En primer lugar, aclaró la institución que condena el hecho: “Toda actitud de violencia en la que intervengan personas vinculadas a este deporte, sea durante su práctica misma o en cualquier otra situación, es absoluta y enfáticamente condenada desde esta dirigencia tanto provincial como nacional, cuestión que liminarmente dejamos expuesta”.
Después, justificando su demora en emitir el comunicado, indicó que la causa está en su etapa primigenia, y por lo tanto “no están del todo claras las circunstancias en que estos hechos se habrían verificado, toda vez que los mismos se desarrollaron en un ámbito no sujeto a la jurisdicción de nuestra institución. Tampoco se ha determinado con precisión, la responsabilidad que pudiera haber cabido a terceras personas no vinculadas a esta URS”.
Igualmente, aclaró que no obstante la situación judicial, “esta Unión ha dispuesto instruir a su Tribunal de Disciplina a fin de que inicie una investigación administrativa de oficio y, en su caso, tome las medidas punitivas que pudieran corresponder, siempre en consonancia con los hechos que sean puntualmente acreditados”.
Los cuatro rugbistas que el agredido pudo reconocer después de la paliza son: Juan Cruz Aranda, Tomás Colque, Tomás Russo y Carlos Martearena. Aranda, que sería jugador del seleccionado argentino juvenil, es señalado como el que inició la agresión con un cabezazo que le rompió el pómulo a Aragón.
Actualmente el caso está en manos del fiscal Gabriel Portal, que solicitó una serie de estudios médicos para determinar la gravedad de los golpes. Igualmente, se informó que la salud del chico hospitalizado evoluciona favorablemente.
El Jockey también
Los agresores también fueron señalados como integrantes del equipo de rugby del Jockey Club de Salta, por ese motivo la institución sacó un comunicado en el que inicialmente resalta que ese deporte no es el único que se practica en esa institución, y menciona al “hockey, el rugby, el golf, el tenis, el squash y la equitación”.
“En todas ellas el club propicia y exige la mejor conducta de sus integrantes y ello tanto más cuando se trata de justas deportivas desarrolladas en el ámbito de su control o de giras o encuentros en los que aquellos participan representando a la institución”, aclaró en el segundo párrafo.
Tras mencionar los hechos de violencia, subrayó que “según se ha informado extraoficialmente, habrían participado uno o más socios de esta institución, pero también otras personas completamente extrañas a la misma a quienes se endilgan distintos roles y grados de participación. Y es esto, justamente, el objeto de esa investigación”.
Por lo que el club salteño indicó que en ese marco “deplora cualquier hecho de violencia en el que pudiera haber participado alguno de sus asociados y -más allá que no le cabe ninguna responsabilidad- oportunamente y de ser el caso, tomará las medidas disciplinarias que pudieren corresponder”.
Finalmente, se puso a disposición de la Justicia “a los fines que sean pertinentes”, y dijo que “acompaña solidariamente a los socios y demás personas que pudieren haber resultado física o espiritualmente afectados”.