“Acaso La divina comedia sea el primer texto de ciencia ficción”, asegura Leonardo Kreimer. Desde ese lugar, el director de escena y dramaturgo elabora una trama para Dante conjetural, el espectáculo que se estrenará el viernes a las 21 en el Teatro Coliseo, en el marco de Italia XXI, el ciclo impulsado por el Instituto Italiano de Cultura. Kreimer no duda en definir el espectáculo como un “recorrido sensorial”, inspirado en la gran obra de Dante Alighieri, en conmemoración de los 700 años de su muerte. La música original y la dirección musical es de Alejandro Terán, que dirigirá la orquesta Hypnofón, y el trabajo visual de Maxi Vecco. Participará además el actor Carlos Casella. Dante conjetural es además el regreso a la presencialidad de Italia XXI y también se podrá seguir desde los canales Youtube del Instituto Italiano de Cultura (https://bit.ly/StreamingDanteConjeturalIIC) y del Teatro Coliseo (https://bit.ly/StreamingDanteConjetural).
“Articulado en tres actos, sin intervalos, Dante conjetural es un concierto que al mismo tiempo es un relato”, explica Kreimer. “Lo concebimos como un homenaje, claro, pero con sumo respeto y cuidado. Somos conscientes de que La divina comedia, además de ser un texto casi sagrado, es un aparato complejo, de simetrías muy particulares, que desde su inicio te interpela y te maravilla”, continua Kreimer y enseguida levanta la voz para recitar el primer verso: “Nel mezzo del cammin, della nostra vita, mi ritrovai per una selva scura, ché la diritta via era smarrita (En el medio del camino de la vida, me encontré en una selva oscura, porque la recta vía era perdida)”, enfatiza. “¿Te das cuenta? Es un tipo aquejado por una profunda crisis existencial. En su desesperación por encontrar el camino abre una puerta. Pero después de esta puerta hay dos puertas y después cuatro y ocho y así no deja de avanzar”, ilustra.
Sobre el escenario estará la orquesta en vivo y en el fondo las intervenciones visuales con imágenes de obras de artistas que trabajaron La divina comedia desde lo visual. Desde Sandro Botticelli hasta Salvador Dalí, pasando por William Blake. “Nos inspiramos en la línea argumental de la Divina comedia para desde ahí dar nuestra propia imagen, de manera simple, con trazos muy precisos”, explica Kreimer. La puesta no contempla un narrador en el sentido clásico, sino alguien a quien las cosas le suceden, que es quien emprende ese recorrido desde la oscuridad a la luz que se refleja en el poema dantesco. “Ese es el papel de Carlos (Casella), mientras Terán es una especie de Virgilio, el que con la música le muestra el mundo y lo acompaña para salir del Infierno y escalar la montaña del Purgatorio hasta donde lo espera la amada Beatrice, que es quien lo conduce a la luz”, dice Kreimer y concluye. “Yo vengo del teatro del circuito Off, de tirarme en caída libre sobre la cabeza de la gente, de caminar por las paredes con De la guarda. Con Dante necesito ser muy respetuoso, mantenerme en una cota muy estrecha y en ese espacio reducido encontrar la maravilla. Sin perder de vista el relato”.