A escasos días de que se cumpla una década de la sentencia histórica en la que jefes y serviles del temible grupo de tareas 3.3.2, brazo operativo de la ESMA en el terrorismo de Estado fueron condenados por primera vez por crímenes de lesa humanidad, el ex juez federal Sergio Torres definió a la investigación judicial que encabezó, y que posibilitó aquel y el resto de los juicios orales y públicos sobre los hechos de ese centro clandestino de detención, como “una obra colectiva, que nos pertenece, nos da sentido, forma parte de nuestra identidad y de lo que somos”. Lo hizo en la tarde del jueves durante la presentación de ESMA. La investigación judicial (Eudeba), el libro en el que él, actual miembro de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, y la abogada Cecilia Brizzio relataron el camino recorrido en ese expediente.
ESMA. La investigación judicial se presentó, no podría ser de otro modo, en el escenario de los hechos que Torres investigó durante casi todo este siglo --un expediente que continúa--, hoy intervenido como museo y sitio de memoria. Específicamente, el encuentro sucedió en el Salón Dorado del Casino de Oficiales convertido en principal centro clandestino de detención, tortura y maternidad clandestina; allí donde antes funcionó el salón de ceremonias, hoy se despliegan en una imponente instalación audiovisual los nombres y las fotos de los marinos y policías condenados por los crímenes de la ESMA, los delitos cometidos, las víctimas que los sufrieron.
El secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, dijo sentirse “orgulloso” de esas condenas. “Quienes mantenemos contacto con familiares y víctimas de terrorismo de Estado en la patria grande sabemos la envidia sana que despierta el proceso argentino en la región”, sostuvo como introducción a la intervención que hizo durante la presentación del libro de Torres y Brizzio, y que compartió con el director de Asuntos Culturales de la Cancillería, Martín Granovsky; el director del Centro Ana Frank en Argentina, Héctor Shalom, y la directora del Museo Sitio de Memoria ESMA, Alejandra Naftal, quien ofició de moderadora y definió a la obra como “el guión de lo que contamos” en el Museo. Al cierre, Naftal anunciaría que la obra integrará el dossier de la candidatura del sitio para ser considerado Patrimonio Mundial de Unesco.
Para Pietragalla Corti, ESMA. La investigación judicial es “de las cosas necesarias” ya que por un lado, “la causa disparó nuevas visiones (sobre el terrorismo de Estado), abrió la posibilidad de empezar a investigar nuevos delitos, como los delitos sexuales” y, por otro, “cuenta con lujo y detalle el proceso que vivió nuestra democracia para llegar a esa condena”. El libro, concluyó, “es reparador”.
Prologado por la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel; el comisionado especial de las Naciones Unidas contra la tortura Theo Van Boven; el ex secretario de Derechos Humanos bonaerense Santiago Cantón y el abogado Juan Méndez, el libro cuenta con una intriducción con definiciones sobre violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, y luego una descripción pormenorizada de lo que se trabajó en el expediente: hechos investigados, distintas líneas que se fueron abordando y los obstáculos hallados en el camino. Un capítulo especial tienen los delitos sexuales que tuvieron lugar en el centro clandestino y les sobrevivientes que testimoniaron a lo largo de la causa.
“Argentina eligió el camino de la justicia para hacer frente a los atrocidades ocurridas en la última dictadura militar”, destacó el juez de la corte bonaerense, último en hablar en la presentación, tras los agradecimientos de Brizzio y los elogios de Granovsky y Shalom, a quienes Torres acercó el borrador de la publicación para que sumaran sugerencias y comentarios. Torres destacó que “el proceso judicial que describe este libro, como todas las otras investigaciones judiciales, son obras colectivas, nos pertenecen, nos dan sentido, forman parte de nuestra identidad, de lo que somos”. “Estos juicios ocurrieron y solo pueden ocurrir con el trabajo mancomunado de la sociedad civil, en especial los organismos de derechos humanos, junto a los tres poderes del Estado”.
Por último, el juez agradeció a esos espacios --con un saludo especial a Estela de Carlotto, quien estaba invitada a la mesa y tuvo un imprevisto--, a los secretarios del Juzgado Federal 12, que dirigió hasta 2019, el fiscal, las defensas y “a las querellas, motor incansable y protagonistas excluyentes de esta investigación y de otras”.