La supuesta decapitación de una jugadora de una seleccionado juvenil de voley de Afganistán parece confirmar los temores crecientes del riesgo que corren las mujeres en el país gobernado por los talibanes desde agosto, cuando ocuparon Kabul y forzaron la retirada de las tropas encabezadas por Estados Unidos. Mahjubin Hakimi es el nombre de la joven que habría sido asesinada por los talibanes, según replicó la agencia Ansa del medio iraní Persian Independent.
La denuncia la hizo a través de ese medio la ex entrenadora de la selección juvenil que usó el seudónimo de Suraya Afzali para proteger su identidad. Según el relato de la mujer, la joven fue asesinada a principios de octubre, pero su familia no dio a conocer la noticia por temor a represalias. Algunas deportistas que lograron huir al exterior denunciaron en agosto el asesinato de otra jugadora del equipo.
A principios de septiembre, el vicejefe de la Comisión Cultura de los talibanes, Ahmadullah Wasiq, sinceró que les sería prohibido a las mujeres jugar al cricket o cualquier otro deporte en el que exhiban sus cuerpos. Esa declaración acompañó otras acciones del gobierno talibán como la decisión de reemplazar el Ministerio de la Mujer fue reemplazado por el de Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio.
Hakimi era jugadora de voleibol en el equipo municipal de la capital afgana y, según el relato de su entrenadora, las circunstancias que rodearon el asesinato de la deportista sólo fueron conocidas por su familia. Pero se presume que está relacionada a la estricta interpretación del Corán hecha por los talibanes que reduce los derechos de las mujeres a servir a su familia.
Según la entrevista reproducida por la agencia ANSA, la entrenadora indicó que dos jugadoras de la selección juvenil lograron escapar del país, pero el resto de ellas "se vieron obligados a huir y esconderse", ya que vieron frustrados los intentos de "ayuda de organizaciones internacionales y países fueron infructuosos".
Semanas atrás, unas 30 atletas de la selección de voley de Afganistán relataron su temor a sufrir violencia y represalias de parte de los talibanes por su actividad deportiva, y pidieron ayuda a la comunidad internacional para abandonar el país.