El S&P500 mantiene semana a semana sus precios record mientras que los operadores de Wall Street aprovechan al máximo todo su pragmatismo. En los últimos días, el mercado bursátil estadounidense consiguió la aprobación para operar los primeros fondos indexados al bitcoin y disparó los precios de las criptomonedas a nuevos picos históricos. Al mismo tiempo que las inversiones bursátiles muestran un clima de euforia, la producción global enfrenta problemas cada vez más profundos en materia de disponibilidad de insumos, transporte y presiones de precios.
Las formas de interpretar estas divergencias son variadas. Por un lado, los críticos pronostican que se cerrará con un estallido: la explosión de la burbuja financiera. El argumento es que las empresas y los activos bursátiles no pueden aumentar todo el tiempo si los proyectos productivos a los que se dedican no consiguen crecer y ofrecer rentabilidad.
Por otro lado, los optimistas apuntan que la economía –pese a las dificultades actuales- recuperará la senda del crecimiento en base al desarrollo de tecnologías que generarán no sólo nuevos mercados sino formas nuevas de organizar la sociedad. Con esto justifican el precio de las criptomonedas o la capitalización de corporaciones tecnológicas como Facebook.
El proyecto Metaverso
La empresa de Mark Zuckerberg parece empecinada en demostrar a sus inversores que tiene las condiciones para generar un nuevo planeta con nuevos productos y nuevos servicios que ya no dependerá de las limitaciones de la física sino de la imaginación. Esa es la visión que busca instalar a partir del anuncio de su proyecto basado en el Metaverso.
La nueva apuesta de Facebook apunta a crear un mundo virtual que permitirá interactuar a todos los usuarios a través de la realidad aumentada o 3D. Desde ponerse unas gafas para poder encontrarse con colegas de trabajo en una oficina virtual hasta irse de vacaciones a las playas más exóticas que el código permita programar. Para empezar la empresa anunció que contratará cerca de 10.000 ingenieros de software para impulsar este proyecto.
La apuesta es absolutamente futurista y posiblemente esconda la necesidad de la compañía de mostrarse a la vanguardia de la innovación para alimentar el entusiasmo de los capitales globales. Pero, al mismo tiempo, muestra la transformación radical de la economía en dónde lo digital e inmediato (real time) son protagonistas.
La última tapa del semanario inglés The Economist plantea a este clima de época. Habla sobre la economía instantánea y se titula A real time revolution will up-end the practice of macroecnomics (La revolución del real time acabará con la práctica de la macroeconomía).
La revolución del real time
Este fenómeno puede pensarse en muchas rubros como el de los pagos electrónicos. Esperar días para que se confirmen y se liquiden las transacciones locales o transfronterizas parece un modelo de negocios que tiene los días contados. En 2020 los pagos en vivo (con liquidación inmediata), según la consultora McKinsey, crecieron 41 por ciento y en algunas economías como la India se hicieron más de 25 mil millones de transacciones de este tipo en el año.
Este fenómeno que se acelerará con el lanzamiento de las monedas digitales de los países, como el yuan digital, permitirá tener "una mina de oro de detalles sobre lo que ocurre en la economía en tiempo real". De esta manera lo describe The Economist que asegura que la capacidad de los países de observar la economía con precisión y rapidez avanzará en la misma medida que los dispositivos digitales, los sensores y pagos en vivo.
El artículo del semanario inglés termina con una provocación para los economistas que consideran los modelos macroeconómicos como la fuente de verdad para tomar decisiones de política. “En lugar de encerrarse durante años en un estudio e investigación para poder escribir la siguiente "Teoría general", los economistas estrella de hoy dirigen laboratorios con mucho personal que tiene como misión analizar datos y números en tiempo real”.