Maradona: Sueño Bendito, la biopic, producida por Amazon Prime Video, tiene previsto su estreno para el próximo jueves por dicha plataforma de streaming. El primer capítulo (“Promesa”) se emitirá en simultáneo por Canal 9 a las 22 hs. Al otro día quedarán disponibles en la plataforma los primeros cinco episodios, mientras que los restantes se irán estrenando en cuotas a través del servicio on demand: el último episodio estará disponible el 26 de noviembre cuando se cumple un año de su muerte.
La producción de BTF Media estuvo dirigida por el cordobés Alejandro Aimetta, contó con guiones Guillermo Salmerón y Silvina Oschansky (ambos autores de El Marginal) y cuenta con un elenco tan numeroso como reconocible: Mercedes Morán y Rita Cortese (Doña Tota), Pepe Monje y Claudio Rissi (Don Diego), Laura Esquivel y Julieta Cardinali (Claudia Villafañe), Leonardo Sbaraglia y Jean Pierre Noher (Guillermo Coppola), Peter Lanzani (Jorge Cyterszpiller), Marcelo Mazzarello (Carlos Bilardo), Darío Grandinetti (César Menotti), Nicolás Furtado (Daniel Passarella), entre otros.
Caleidoscópica, la miniserie explora tantos Diegos como lo permiten estos episodios (y es muy posible que haya más en una nueva temporada). Cuatro actores se encargaron del rol principal: Juan Cruz Romero (la infancia en Villa Fiorito), Nicolás Goldschmidt (en su paso por Argentinos, la selección juvenil y Boca), Nazareno Casero (la plenitud deportiva junto con las primeras tormentas personales) y Juan Palomino (responsable de abarcar sus últimos años). La miniserie tiene varias similitudes –por su construcción y contexto- con Sandro de América. Un melodrama que sabe aprovechar la tensión, lo novelesco y también incluye sus momentos de humor. Aunque si la entrega de Adrián Caetano tenía aires de hagiografía sobre una figura popular, la de Aimetta se mete con el ídolo de barro chapoteando en el lodazal. El relato tampoco evita las referencias a los bamboleos políticos y sociales de la Argentina, todo lo contrario, el propio Maradona será un testigo, marioneta y actor de peso de las vicisitudes en esta parte del mundo. De un nivel técnico envidiable. Maradona: sueño bendito, en definitiva, es muy consciente de lo que significó el 10 en primera plana y traslada eso a su puesta en escena.
Tamaña empresa, que contó con la aprobación del ídolo, estuvo rodeada de marchas y contramarchas en todas sus fases. La producción había iniciado su rodaje en 2019, luego circuló un mail con las exigencias del retratado en relación al argumento, tuvo un parate por la pandemia durante el año pasado. Tras su deceso, el proyecto viraría de sentido, incluyendo la demanda interpuesta por Claudia Villafañe y las críticas de Dalma Maradona en contra de la realización. En cuanto al relato, la historia toma como pivot el inicio del nuevo siglo. Puntualmente, cuando Maradona fue internado de urgencia por una “crisis hipertensiva y una arritmia ventricular” en el Policlínico La Barra de Punta del Este.
La serie tiene esos momentos en que gambetea y sorprende conectando a Maradona con algo inasible. “De una patada fui de Fiorito a la cima del mundo, y ahí me la tuve que arreglar solo”. “Si me muero, quiero volver a nacer y quiero ser futbolista. Y quiero volver a ser Diego Armando Maradona. Soy un jugador que le ha dado alegría a la gente y con eso me basta y me sobra”. “Sí, soy contradictorio, OK. ¿Y la historia argentina qué?” dijo en distintos momentos el propio Maradona. ¿Cómo interpretar entonces a ese sujeto inabarcable? Para Nicolás Goldschmidt, la decisión de que varios actores se dividieran el protagónico “alivianó ese viaje”. “Es tan grande su obra, lo que representa y genera, que me siento como una liebre en una ruta de noche a la que la encandila un auto. Seguramente me atropelle, no sé que hay atrás de esa luz”, grafica Casero. “Maradona me conmueve desde el deporte, por su trayectoria, por su vida, sus sinsabores, dolores, sus alegrías y las alegrías que nos dio”, completa Juan Palomino..
-A Roberto Fontanarrosa le adjudican una frase mítica “qué me importa lo que Diego hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía”. ¿Creen que la serie juega con esa idea en más de un sentido? ¿Con el público y adentro de su figura?
Nicolás Goldschmidt: -En un punto nos repartimos la responsabilidad y eso ayudó a que todo sea más gozoso. Cada uno apunta a aspectos concretos de este mismo personaje que hizo tanto e influyó tanto en nuestro pueblo. Yo voy a una fibra, esta parte de Maradona muy joven. En mi caso particular aparece una época de la que no se tiene tanto recuerdo visual porque no hay demasiado registro. Es una zona más sensible, tierna y pícara. Bueno, siempre fue pícaro. Es un momento en que Maradona está alejado del mito de Maradona, está más en lo cotidiano.
Nazareno Casero: -Maradona tiene de todo y para todos. Es el niño pobre que a fuerza de gambeta logra ser el número 1 y llegar a lo más alto, es el humano que lo tratan de Dios y es un humano con virtudes y defectos. Hizo lo que pudo y lo que pudo fue un montón. Y si lo ponés en su contexto es mucho más. Ahí su obra se engrandece. Es un alquimista que de barro logró hacer oro. El tipo manejó la física, atravesó la materia, el tiempo y el espacio, como quiso. Tuvo una noción perfecta de lo que quería lograr con la pelota. En el catenaccio de los ’80 lo molían a palos y hacía cosas inverosímiles. Mago. Extraterrestre. No tengo otra opción que rendirme ante eso.
Juan Palomino: -Para mí Maradona es como Muhammad Alí en los ’60. El deportista que se planta con una mirada de 360° del tiempo que le toca vivir. Muhammad Alí era irreverente y en política, al no ir a Vietnam, al cambiarse el nombre, hay un antes y un después. Para mí Maradona representa eso, la épica y la caída, la construcción colectiva, pararse políticamente y asumir esa responsabilidad incluso partidaria. Eso es lo que más molesta y gravita también en su universo. Nadie puede salir indemne. Es un hombre condenado a la soledad. Ni siquiera Muhammad Alí se atrevió a tanto, me arriesgo a decir. Maradona ha marcado el tiempo y el latido de todo el mundo.
-Hay miles de Diego Maradona. Su cuerpo, su voz, sus gestos, ¿por dónde empezó cada uno de ustedes a construirlo?
N.G.: -A mí me atrajo la faceta de bailarín y lo coreográfica. Eso me permitió encontrarle un ritmo al personaje. Entender cómo se movía me permitió achicarlo, Maradona tenía un registro corporal increíble, en la cancha, caminando incluso tenía cosas muy graciosas. Tenía una musicalidad innata.
N.C.: -El timing y el swing eran arrolladores. Aplicado eso adentro y fuera de la cancha configuraron un ser irrepetible.
J.P.: -Lo humorístico, su talento para generar frases increíbles, su sentido solidario me permitió buscar incluso. Yo hago de Maradona en sus últimos años y quería salir de la voz impostada y los “ehhhhhhh”. Quería buscar qué puntos de contacto había en mí, sin atreverme a compararme, quería entrar a ese cuero. ¿Qué tengo yo de eso? Ese fue mi gran desafío.