Desde Roma
El famoso actor estadounidense Richard Gere, protagonista de “Pretty woman” y “Shall we dance?” entre muchas películas, fue aceptado como testigo en el proceso que el sábado por la mañana comenzó en Sicilia contra el ex ministro del Interior, anti-inmigrantes y líder de la derechista Liga, Matteo Salvini, según anunció oficialmente el presidente de la sección penal ante la cual se realiza el juicio, Roberto Murgia. Salvini, que estuvo presente en esta primera audiencia, está acusado de secuestro de personas y negligencia en el cumplimiento del deber al no permitir durante casi siete días, en agosto de 2019, el desembarque de 147 inmigrantes en difíciles condiciones, salvados en el Mediterráneo por la nave de la organización humanitaria española Open Arms.
Durante la audiencia, realizada en el aula bunker de la Cárcel Pagliarelli de Palermo (capital de Sicilia), la fiscalía en un primer momento se opuso a la presencia de Gere, temiendo que las audiencias se transformaran en un espectáculo. Pero la defensa de Open Arms sostuvo que “Gere estuvo en la nave el 9 de agosto de 2019 y nos puede contar cómo era la situación a bordo”. Gere subió a la Open Arms llevando alimentos para los migrantes.
La nave estuvo casi una semana detenida en el mar Mediterráneo cuando muchos de los migrantes estaban enfermos, psicológicamente alterados, y entre ellos había menores y mujeres. La próxima audiencia será el 17 de diciembre.
La reacción de Salvini
Salvini reaccionó inmediatamente (foto). “He sabido que al proceso que me harán en Palermo, porque he tratado de detener a los traficantes (de seres humanos), entre los testigos que irán a acusarme de que soy racista y opresor, está Richard Gere. Yo creía que era un actor. A mi abogado le dije que debemos responder a esto con actores de mayor nivel como Raul Bova, Lino Banfi, Checco Zalone”, comentó con ironía.
Salvini, que era ministro del Interior cuando sucedieron estos hechos, subrayó además que “no es un derecho del ministro sino un deber detener la inmigración clandestina”. Cuando vea a Gere “al menos le pediré un autógrafo para llevárselo a mi hijo”, añadió sonriendo.
Al enterarse la fiscalía había aceptado el testimonio de Gere, Salvini agregó: “¿Puede ser serio un proceso así?”. “¿Cuán serio es un proceso al que vendrá a testimoniar desde Hollywood Richard Gere sobre mi mala conducta?”. Y al salir de la sala de la audiencia declaró a los periodistas: “Espero que este proceso dure lo menos posible porque hay otras cosas más importantes de la cuales ocuparse. Lo lamento por dos motivos: por el tiempo que quito a mis hijos y por el dinero que los italianos pagarán por este proceso político organizado por la izquierda y por los hinchas de la inmigración clandestina”.
La audiencia, que estaba dedicada a la admisión de testigos y de documentos, aceptó como testigos también al ex primer ministro y representante del Movimiento Cinco Estrellas, Giuseppe Conte, y a la actual ministra del Interior Luciana Lamorgese que sustituyó a Salvini como ministra del Interior el 5 de setiembre de 2019 y en el gobierno del actual primer ministro Mario Draghi siguió en su cargo.
A Salvini lo defiende una abogada siciliana de la Liga, Giulia Bongiorno, que es senadora desde 2018 y fue ministra de la Pública Administración durante el primer gobierno de Conte.
Nada de “puertos seguros”
Durante el verano (europeo) de 2019, el entonces ministro del Interior Salvini prácticamente levantó una “muralla” de prohibiciones en el Mediterráneo para evitar que las naves que salvaban a los inmigrantes en el mar pudieran anclar en puertos de Italia, negando así la posibilidad de conceder “puertos seguros” a las naves que estaban en dificultad como en cambio promueve la Unión Europea. Y según el ex premier Conte, la decisión de conceder o no un puerto seguro era de absoluta competencia del ministro del Interior, es decir Salvini.
Ese año la situación fue dramática. Muchas de las barcazas que transportaban migrantes partían de puertos de Libia (uno de los países del Norte de Africa más cercano a Italia) donde existía un fluido mercado de traficantes de seres humanos. Muchos de los migrantes venían de países subsaharianos, atravesaban el Sahara en condiciones tremendas pero pagando a los traficantes, y terminaban en verdaderas cárceles libias donde eran explotados (las mujeres eran prostituidas) por meses y a veces años, hasta que podían pagar nuevamente a los traficantes que los embarcaban a docenas en lanchas pequeñas que terminaban hundiéndose. A menudo los traficantes amenazaban a las familias de los jóvenes migrantes a las que llamaban por teléfono pidiéndoles más dinero porque de lo contrario mataban a su hijo, tal como han contado muchos de ellos que lograron llegar a Europa.
La semana en la que los migrantes estuvieron encerrados en la Open Arms sin poder desembarcar, terminó por decisión de fiscalía de la ciudad de Agrigento (Sicilia) que hizo evacuar a todos y calificó la decisión de Salvini como un”hecho agravado porque fue cometido por un oficial público con abuso de poderes referido a sus funciones, y porque fue cometido en perjuicio de sujetos menores de edad”. Sólo en agosto de 2019 Open Arms rescató 55 personas en aguas territoriales libias y poco después otras 69 personas en aguas cercanas a la isla de Malta, además de las 147 que motivó la causa contra Salvini. Y tanto a Open Arms como a otras organizaciones no gubernamentales que se dedicaban al salvataje (Sea Watch y Ocean Viking entre otras), nunca se les asignaba un “puerto seguro “ para el desembarque.
Qué sucederá en las próximas audiencias del juicio contra Salvini es difícil saberlo. Pero su defensa juega con una carta a su favor: una sentencia emitida en mayo pasado por los jueces de Catania (Sicilia) que absolvieron a Salvini por un caso similar, el bloqueo en el puerto de Augusta, en julio de 2019, a 131 migrantes que habían sido salvados por la nave Guardia Gregoretti.