Los “pañuelos blancos” enarbolados en la Plaza de Mayo y en las plazas del país han demostrado que el pueblo no permitirá que se retroceda en las políticas públicas de derechos humanos.
La marea humana que desbordó la Plaza fue un rotundo NO a la intención de desandar los caminos construidos por Madres, Abuelas, HIJOS y organismos de derechos humanos que hicieron posible que los genocidas sean juzgados y estén presos.
El vergonzoso fallo de la Corte Suprema demostró que se intenta avanzar en derechos conquistados, en este caso, mancillando la memoria de los 30.000 detenidos desaparecidos.
La Ctera estuvo en la Plaza sosteniendo sus políticas de derechos humanos, como lo hacemos siempre con múltiples acciones pedagógicas que expresamos en las aulas: cuadernillos, capacitaciones, acompañamiento de estudiantes a los juicios de los genocidas; siendo muchos de nosotros mismos los que hemos declarado en ellos.
El maestro Isauro Arancibia, secretario general de Ctera, asesinado junto a su hermana Arturo, también maestro, la misma noche del 24 de marzo de 1976, fue el comienzo del asesinato y desaparición de más de 600 docentes.
El orgullo y el honor de haber contado en la “Escuela Pública Itinerante” con la presencia de Estela Carlotto, Tati Almeida, Nora Cortiñas, Lita Boitano, HIJOS, nos ha fortalecido en nuestra lucha por una Educación Pública como derecho social que debe garantizar el Estado.
Presentes desde el primer día de la represión, han sido sostén de nuestros justos reclamos.
Estuvimos en las Plazas, sostuvimos los “pañuelos blancos”, caminamos con nuestros alumnos, gritamos “Nunca Más”, con la evocación a Isauro Arancibia, Marina Vilte, Eduardo Requena, Alfredo Bravo, Stella Maldonado, Mary Sánchez, Carlos Fuentealba.
Los trabajadores de la educación seguiremos levantando las consignas de Memoria, Verdad y Justicia. Por los 30.000 detenidos desaparecidos, escribimos en todas las escuelas del país:
“¡Ningún genocida suelto!”
* Secretaria general de Ctera.