Mientras los Pandora Papers revelan que los principales dueños del Grupo Roggio --que va camino a controlar el subte porteño por 40 años-- tienen offshores en las Islas Vírgenes Británicas, este año Metrovías --la empresa que controlan los Roggio-- recibirá 12 mil millones de pesos en subsidios. En los últimos cinco años, mientras creaban esas empresas y cuentas fuera del país, recibieron por parte de la administración porteña de Horacio Rodríguez Larreta otros 28 mil millones de pesos. Las transferencias --que vienen aumentando de manera exponencial año tras año-- tienen más suerte que las obras sobre una red de subte que hace dos años que no se amplía. Este año, las obras en el subte tienen un magro 26 por ciento de ejecución. Todo esto, con una tarifa que sube por encima de la inflación y ya alcanza los 30 pesos. Recordatorio: hace nueve años costaba 1,10 pesos.

Desde que se conocieron las cuentas en el exterior de los dueños del Grupo Roggio --el padre y los hijos--, es pertinente una mirada más detallada sobre las finanzas que maneja ese consorcio en la Ciudad y en especial en el subte. Este año, la empresa estatal Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) tiene un presupuesto de 19.398 millones de pesos, de los cuales 18.908 millones son transferencias al sector empresario, es decir, a Metrovías/Grupo Roggio, ya sea en obras o directamente en subsidios a la tarifa --que igual sube a velocidades galácticas--.

La Auditoría General de la Ciudad, que hoy preside Mariana Gagliardi, tiene una disputa histórica con el gobierno porteño por cómo se calcula la tarifa del subte. Sucede que Rodríguez Larreta --y antes Mauricio Macri-- suma al "costo" de Metrovías algunos gastos que, según la Auditoría, no corresponde sumar y que terminan inflando las tarifas --lo cual implica más subsidios para Roggio y más costo de viaje para los usuarios--. Concretamente, incluyen los "Gastos de mantenimiento" y "Depreciación del material rodante y la infraestructura" que no corren por cuenta de Metrovías, sino directamete de Sbase.

Los auditores han observado una y otra vez que en las audiencias públicas que --por ley-- Sbase debe hacer antes de subir las tarifas, nunca justificaron de forma documentada por qué eligen aumentar la tarifa de la forma en que lo hacen.

Crecimiento invisible

Desde que comenzó su gestión, Larreta advirtió que no se centraría en aumentar la red de subte, sino en mejorarla. Lo primero lo cumplió con creces: la red --una de las pioneras del continente-- no crece hace dos años. Por eso, llama la atención que hayan incluido en el programa 2021 de Sbase la ingeniería para iniciar la licitación de la línea F, que ya fue prometida y postergada hace casi una década. En lo que va de este año en materia de "construcción, ampliación y modernización de la red" se lleva ejecutado solo un 26 por ciento de los fondos: 1510 millones de los 5618 millones de pesos presupuestados.

La subejecución comenzó a notarse en los últimos años. En 2016 se usó el 100 por ciento de los fondos lo mismo que en 2017. En 2018, bajó al 94 por ciento y en 2019 descendió a un 75 por ciento la ejecución. En este último año previo a la pandemia, aumentaron el presupuesto para obras de ampliación del subte, que pasó de 3 mil a 4 mil millones. Pero finalmente no usaron esos mil millones extra. En 2020, ya con la pandemia encima, el presupuesto era de 6 mil millones, pero lo recortaron a 3800 y finalmente usaron 2800 millones. Esto significa que, con la pandemia, se usó un 73 por ciento de los fondos para obras, pero el 98 por ciento de los subsidios a Roggio.

Los subsidios, por supuesto, siempre se usan al cien por ciento y vienen creciendo de forma exponencial entre 2017 y este año. En 2017 estaban presupuestados 2550 millones, pero lo aumentaron otros 600 milllones. En 2018, lo aumentaron ya mil millones respecto de lo presupuestado --saltaron de 3010 a 4208 millones--. En 2019, el aumento fue de 2 mil millones sobre lo presupuestado hasta llegar a 6251 millones, y en 2020 se incrementaron nada menos que 5 mil millones hasta alcanzar 11.722 millones. 

Esto significa que la cantidad de subsidios saltó de 2550 millones en 2017 a 11.722 millones en 2020, sin que esto implicara un congelamiento de las tarifas, que siguieron aumentando también para lo usuarios. También que en los últimos cinco años hubo transferencias a Roggio por las tarifas subsidiadas por 28.016 millones. Este año está previsto transferirle en total 12.756 millones aunque no habría que descartar un incremento sobre lo presupuestado, como ocurrió en los últimos años.

Pandora

Los años 2016 y 2017 son, casualmente, los años en que la familia Roggio eligió crear empresas offshores y cuentas en el extranjero, en particular, en guaridas fiscales, como reveló recientemente la investigación de Pandora Papers.

Estas offshores están a nombre de Aldo Roggio y de sus tres hijos. Son tres sociedades en las Islas Vírgenes británicas, abiertas entre julio y noviembre de 2016 y vinculadas a cuentas en Suiza y Miami, Estados Unidos. Las empresas se llaman Graymark International Limited, Linhill International Limited y Gotland International Limited.

A través de ellas se habrían movido 5,5 millones de dólares de una herencia, según informaron voceros del Grupo Roggio a los y las periodistas que formaron parte de la investigación de consorcio ICIJ. No hay datos sobre el dinero que pasó por las cuentas bancarias de Suiza y Miami.

El Grupo Roggio tiene no solo el manejo del subte sino una parte del contrato multimillonario de recolección de residuos de la Ciudad, con la empresa Cliba. En 2018, Aldo Roggio admitió haber pagado de forma ilegal un retorno mensual del 5 por ciento de los subsidios del transporte que recibía por parte del Estado nacional. Nada dijo sobre los contratos porteños en la causa que instruía el fallecido Claudio Bonadio. Luego de admitir esto en la llamada causa de los cuadernos, Roggio dio un paso al costado y transfirió las acciones de las empresas a sus hijos. Roggio padre también deberá ir a juicio por el caso Odebrecht, dado que también está procesado allí por presuntos sobornos y defraudación a la administración pública.

Metrovías tiene la concesión del subte desde 1993, cuando Carlos Saúl Menem se la otorgó. Durante el macrismo, tuvo sucesivas extensiones del contrato cuando ya se encontraba vencido. En 2013, tras el traspaso del control de Nación a Ciudad, Sbase se lo extendió por dos años. Luego le prorrogó la concesión hasta 2018 y finalmente resolvieron que iba a seguir al frente hasta diciembre de 2019. Pero no fue la última extensión: finalmente, Sbase decidió que la empresa  del Grupo Roggio siguiera operando la red de subtes hasta resolver la licitación que concluyó en diciembre pasado. ¿Quién ganó? Sorpresivamente, el Grupo Roggio.

Ahora seguirá por doce años más, con lo que conseguirá 40 años manejando los subtes. Puede que cambie el nombre de Metrovía a Emova Movilidad S.A., pero el grupo empresario seguirá siendo el mismo hasta 2033. Por supuesto, con la posibilidad de una nueva extensión del contrato.