El general sudanés Abdel Fattah al Burhan disolvió este lunes las autoridades de transición del país, cuyos miembros civiles fueron mayoritariamente detenidos, y decretó el estado de emergencia. Las calles de la capital se llenaron de manifestantes repudiando el golpe y ya hubo más de tres muertos y decenas de heridos. El Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Irlanda, Noruega y Estonia pidieron una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que debería tener lugar el martes por la tarde, indicaron fuentes diplomáticas.
El primer ministro Abdala Hamdok, su esposa y al menos siete ministros y miembros civiles del Consejo Soberano fueron detenidos por los militares, según Amnistía Internacional. En una declaración televisada al mediodía, el general Fattah al Burhan aseguró que quiere "una transición civil y elecciones libres en 2023", tras treinta años de dictadura de Omar al Bashir. El gobierno está disuelto, incluso el Consejo Soberano, dijo. Los prefectos y ministros están destituidos y el estado de emergencia rige en todo el país.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres pidió la liberación "inmediata" del primer ministro y Estados Unidos suspendió su ayuda económica y exigió la restauración de un gobierno civil. Rusia se desmarcó y juzgó que el golpe era "el resultado lógico de una política equivocada" acompañada "de una injerencia extranjera de magnitud".
El lunes por la noche, las redes sociales se llenaban de imágenes de manifestantes decididos a defender la transición democrática. Después del discurso del general Burhan, se registraron enfrentamientos en la capital, Jartum. El ministerio de Información declaró que los soldados "dispararon con balas reales sobre manifestantes opuestos al golpe de Estado militar frente al cuartel general del ejército".