Mañana cierra el Encuentro de copleras vallistas denominado "Cuando la tierra canta, se escucha a Balbina Ramos", en homenaje a la bagualera que nació el 13 de marzo de 1962, en el pueblo de Bacoya, del municipio de Nazareno, al extremo noroeste de la provincia de Salta. Por ese motivo, una comitiva de mujeres copleras vallistas viajarán a ese lugar, en una suerte de homenaje a quien reconocen como una artista popular, que supo expresar mediante su caja la identidad originaria y la comunicación oral como herramienta fundante de los pueblos.
Como anticipo al cierre, ayer las mujeres cantaron en las instalaciones del aeropuerto internacional General Martín Miguel de Güemes. Y hoy emprenderán el camino hasta el pueblo de Bacoya, ubicado a 4.292 metros sobre el nivel del mar. Balbina hace muchos años que vive en la capital salteña, por lo que su llegada a su lugar de nacimiento guardará un profundo significado.
"Nuestra copla es la madre de todas nosotras", dijo la cantora a Salta/12. Sin dejar de lado que ese canto, para ella es una "gran responsabilidad" y que viene defendiendo desde los fines de los años 80. Fue en 1986 y 1989, que ganó dos concursos provinciales que marcaron su rumbo como una de las copleras más representativas de Salta y el país.
Aún así, dijo que nació cantando coplas porque su madre también lo hacía. "Cuando hablé mis primeras palabras ya eran bagualiadas", se ríe. A pesar de ello, aseguró que nunca imaginó todo lo que vendría después, como cantar junto a Jaime Torres, o que Pedro Aznar, la haya invitado a formar parte de la grabación del albúm Cuerpo y Alma (1999).
"Yo cantaba mis coplas pasteando mis ovejas, arriando mis vacas, cargando mis burros, sembrando mis chacras, pero nunca imaginé que podía dar vuelta al mundo con mi caja y mi garganta", manifestó. Por eso insistió en que tiene una gran responsabilidad porque después de 37 años de expresarse en distintos escenarios, sabe que su cantar es hacia las culturas, las tradiciones y el canto con caja de los pueblos originarios.
Para Balbina, lo que interpreta es "un canto que sale del alma y que corre por las venas de cada una de nosotras", en referencia a las mujeres que la acompañarán hasta el departamento de Santa Victoria. A pesar de vivir hace varias décadas en la Capital, sabe que nunca se olvidan los senderos de los pueblos. "Volver a Bacoya significa mucho" porque "todos añoramos nuestras tierras".
Se mostró agradecida por el agasajo que le están haciendo con este encuentro, pero planteó que un mejor homenaje sería que exista un "camino digno" para llegar hasta su pueblo. Las grandes alturas y el difícil acceso al lugar, llevaron a que Bacoya siga siendo postergada en la traza de rutas, lo que lleva a que constantemente se encuentren en peligro sus pobladores por la poca señalización y el sinuoso dibujo de los senderos, o por la crecida de los ríos.
Su anhelo más grande es que se pueda seguir viviendo en el pueblo y que sus nietos "puedan regresar y conocer la tierra de sus ancestros". "Ese sería el homenaje más grande que pueden hacer a nuestro pueblo", indicó, debido a que muchos de los habitantes de Bacoya optan por irse a ciudades más grandes a causa de ese difícil acceso, que los termina aislando de otros poblados.
Un medio de comunicación ancestral
Una de las copleras que se dirigirá a Bacoya es Angélica Ramírez, autoridad tradicional de la comunidad diaguita Cóndor Huasi, del departamento de San Carlos. Para la cacica la copla y la baguala, representan el "medio de comunicación ancestral que tenemos entre los pueblos". "Es la expresión de los valles y la quebrada", manifestó, afirmando que por ese sentir no podía quedar afuera de este encuentro.
Actualmente Ramírez, está cursando una diplomatura donde fue becada por el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC). En la cursada precisamente están viendo cómo es la comunicación de los pueblos indígenas. Es por ello que resaltó que el canto de las coplas "no debe morir nunca", porque representa uno de los medios de comunicación más antiguos que tiene el Pueblo Diaguita.
"Al margen que estamos con toda la tecnología, siempre vamos a seguir conservando nuestras raíces, costumbres y culturas", expresó. En ese sentido, reconoció en Balbina a una "excelente cantora", sabiendo que hay muchas más en toda Salta porque "a la copla y la baguala la tenemos incorporadas desde el nacimiento".
Por su parte, Celia Andrade, referenta de la comunidad de Amaicha del Valle, de la provincia de Tucumán, manifestó un profundo orgullo por formar parte del homenaje a la artista salteña. Contó que su madre, doña Celia Segura de Andrade, la conoció a Balbina, por lo que para ella "es un placer y un orgullo" poder hacerlo ahora junto a su hijo más pequeño de 9 años.
"Reconocer a una mujer que defiende nuestro canto es muy bueno porque hay que proteger" a todas las mujeres que son portadoras de voz. "Somos Whipala porque somos vida, agua, tierra y pasión. Somos todo eso. Y doña Balbina tiene todas esas cualidades", aseguró.
Andrade es hoy la guía espiritual de su comunidad, por lo tanto, es la encargada de realizar las ceremonias a la Madre Tierra. Mismo acción que realizará una vez que lleguen a Bacoya. "El encuentro es lo que nos trae" y las hace saber que "el canto es libre, en sus distintas tonadas y dichos. Eso somos", finalizó. Este encuentro de copleras fue de declarado de interés municipal por la Secretaría de Cultura de Salta.