“Un poeta tiene que ser profesor en los cinco sentidos. Los cinco sentidos corporales, en este orden: vista, tacto, oído, olfato y gusto. Para ser dueño de las más bellas imágenes tiene que abrir puertas en todos ellos”.

La frase de Federico García Lorca parece ser el espíritu que anima la propuesta de Arte x Arte. Se sabe que el poeta andaluz tenía previsto quedarse solo un mes y medio y finalmente se quedó seis meses en Buenos Aires: desde el 13 de octubre al 27 de marzo de 1934. El éxito de su viaje quedó reflejado en periódicos y revistas de la época donde su presencia era diaria. Lorca pronunciando conferencias. Lorca con Eva Franco o Lola Membrives. Lorca reunido con amigos en el Tortoni. Lorca en el Tigre, comiendo en la Costanera o deambulando por Corrientes y Florida. Para evocar esos días, la muestra Federico… donde estés ocupa tres plantas del predio y logra su cometido.

Poeta en Nueva York, de Wertheim Andres 

A Lorca le hospedaron en el prestigioso hotel Castelar. La habitación que ocupó, la 704, fue fotografiada por Claudio Larrea antes del cierre definitivo del alojamiento en tiempos del coronavirus. Así registró una perspectiva del cuarto –“dormitorio tan reducido que parecía un camarote”, escribió Lorca- que se centra en la pequeñez y modestia del mobiliario: una sencilla cama tenuemente iluminadas por los reflejos de la Avenida de Mayo filtrados desde los cortinados de la ventana y las luces mortecinas de un velador y una lámpara. Otra foto se detiene en escritos, epístolas y dibujos del poeta depositados sobre un mueble captando el duende de Federico que parece habitar el espacio como un fantasma.

El Castelar será el cuartel general de Lorca durante su estancia en Buenos Aires y por eso constituye un brillante acierto que sea el punto de partida y el centro de la exposición. Desde la ventana de su habitación, en la séptima planta del elegante edificio, García Lorca podía contemplar la intensa vida de Avenida de Mayo y en las jornadas de intenso calor a los muchachos de hermosura que quemaban y que inspiraron las mejores páginas de su obra. Quizás alguno de ellos haya sido invitado a gozar concupiscentemente de los antológicos baño turco y saunas del local.

El tríptico de Zulema Maza, La sangre derramada, collages de fotografías intervenidas digitalmente, parte de la fachada del Castelar a la pasión lorquiana por los toreros y la plaza de toros que recuerdan la muerte del hermoso Ignacio Sánchez Mejía y presagian la cercana desaparición del propio Lorca. Lugares porteños preferidos por el poeta y aledaños a su hospedaje son retratados por Juan Travnik en Los 36 billares y El Tortoni, la mesa de Federico, fotografiados en agosto de 2021.

Sequía lunar, de Anaut Julieta 

Apenas a unos pasos del Castelar, en la misma vereda, se encuentra el Teatro Avenida donde el 25 de octubre se reestrenará Bodas de sangre con Lola Membrives a la cabeza. Quizás por ello, Fer Zannol exhibe Testigo, una instalación de fotografías sobre la tragedia Lorquiana: en ellas, dos bellos jóvenes se baten a duelo y, fálico cuchillo mediante, se unen para siempre en cópula sangrienta y orgásmica.

La segunda planta se complementa con fotografías y fantasmagóricos videos de Lorca en Buenos Aires mientras unos audios reproducen poemas populares de Romancero gitano. En esa obra poética también se centra la instalación Altar de vida donde Cristina Fresca crea un clima mágico: el color rojo pasión emana de un suelo de lunas aterciopeladas y una fragancia de nardos embriaga al espectador.

Bajo el título Lorca somos todos, Ariel Ballester exhibe 88 fosas comunes -capturas de pantalla a través de Google Earth- que localizan la coordenada exacta donde fueron hallados restos de personas desaparecidas en el municipio de Granada y retratos de Lorca y los otros tres fusilados en Barranco de Víznar con imágenes de 2847 mosaicos cada uno que multiplicados suman 11388, el total de víctimas de la guerra civil.

Toda la exposición resuma nostalgia y melancolía, la contraposición erótica y tanática que supone saber que, apenas dos años después de la glamorosa estadía porteña, García Lorca sería fusilado y se le propinaría un tiro de gracia entre las nalgas. A la postre, el paso por Buenos Aires, dieron a lugar a algunos de los últimos tiempos dichosos de Federico. Nadie como él supo expresarlo: “La vida es la risa entre un rosario de muertes (…) venir de ningún sitio e ir a ningún sitio y estar en todas partes rodeados de lágrimas”.

Federico... donde estés, Arte x Arte, Lavalleja 1062. Entrada libre y gratuita. Hasta el 26 de noviembre