Halloween o "Noche de Brujas" es una clásica celebración anglosajona, que invita a hacer bromas y disfrazarse, se festeja todos los 31 de octubre, en vísperas a la festividad católica del Día de Todos los Santos, del 1º de noviembre.
El nombre en inglés proviene contracción de All Hallows' Eve, que en español significa "Víspera de Todos los Santos" y su conmemoración tiene su origen en la cristianización de la fiesta del fin de verano de origen celta, llamada Samhain.
En este marco, la fiesta, que data de hace más de 3000 años, era la ocasión en la que los celtas creían que se producía el enlace con el "otro mundo". De esta manera, con la llegada del Samhain, también arribaban los espíritus tanto buenos como malos.
El origen de los disfraces de Halloween
Se estima que el uso de trajes y máscaras se debió a la necesidad de "protegerse", de ahuyentar a los espíritus malignos, al adoptar apariencias de un alma en pena para evitar ser dañado o agredido. Con el mismo objetivo, las casas también eran decoradas.
Asimismo, las celebraciones con banquetes y bebidas se hacían como una forma de comunicación con los muertos, para ayudarlos a encontrar su camino hacia el descanso eterno y evitar todo tipo de infortunios. Por ello, muchos niños recorren casas, pidiendo golosinas y pronuncian la reconocida frase "dulce o truco", a modo de amenaza.
Halloween es una tradición anual en Estados Unidos y Canadá, que arribó de manos de los irlandeses en 1840. Sin embargo, entre las décadas de 1970 y 1980, la Noche de Brujas fue adquiriendo un carácter universal debido a su popularización en el cine y la televisión, y gracias al marketing.