El proyecto de ley presentado en el Senado de la Nación de promoción de la inversión en hidrocarburos no plantea un esquema de crecimiento de empresas argentinas que se capitalicen en el proceso de extraer crudo y exportarlo. Por el contrario, sigue la línea de la búsqueda del gran capital externo

Eagle Ford en Texas, Estados Unidos, y otros yacimientos fueron desarrollados por decenas de empresas medianas y chicas a las cuales el Estado les prestó asistencia financiera y otras facilidades. Esas firmas son las que realizaron el boom del shale gas en condiciones de frontera tecnológica.

Actualmente, con la experiencia de más de 15 años de extracción de no convencionales, está más claro que este proceso lo pueden realizar empresas argentinas. La perforación de un pozo horizontal cuesta 10 millones de dólares y posee la capacidad de extraer varias centenas de miles de barriles. El monto invertido se multiplica. En cuatro años, el pozo rinde 30 millones de dólares de base con todos los costos directos e indirectos. 

Entramado local

Un conjunto de 20 empresas con 10 millones de dólares cada una provenientes de capital interno provoca un saldo exportable de 6 mil millones de dólares. Está claro que una convocatoria al capital interno que asegure una tasa de retorno que multiplica por tres el capital invertido en apenas cuatro años es atractiva. Así se agruparían procesos de empresas locales con proveedores locales. Argentina puede tomar el camino que tomaron las pymes en Texas.

Se requieren políticas claras que hagan que el uso de las riquezas del subsuelo de Vaca Muerta lo asuma una alianza entre empresas, estados, fuerzas laborales y estructuras industriales metalmecánicas, químicas e informáticas en un esfuerzo de la comunidad nacional. No se trata de prohibir a los capitales extranjeros sino de darle prioridad al capital nacional. 

Las grandes empresas requieren grandes condiciones, entre las cuales está la estabilidad fiscal y garantías de retorno al exterior que conforman peripecias de facilidades burocráticas de cambio a monedas duras. Pareciera que los capitales externos tienen más favores que los internos. En este sentido, la ley presentada es un camino equivocado.

En números

En la zona este de Vaca Muerta, que abarca unos 13 mil km2, se halla la roca madre en fase de crudo. Está a una profundidad media de 1500 metros, posee un espesor que fluctúa en alrededor de 100 metros y cuenta con un alto contenido de carbono orgánico que le permitió a la Agencia de Energía Norteamericana evaluar que aproximadamente toda la superficie posee un recurso técnicamente recuperable del orden de 13,7 billones de barriles, unos 30,4 millones de bbl/Km2 in situ. Lo rescatable se halla en el 6 por ciento de ese valor, es decir, un promedio de 1,8 Millones de barriles por Km2.

Actualmente, la mayoría de los pozos horizontales llega a 2500 metros de largo y la fractura, a 125 metros por lado. Es decir, su potencial técnicamente extraíble se halla en 1.080.000 barriles por pozo.

La extracción arranca con valores altísimos, pero decae rápidamente, en forma hiperbólica. Así, al segundo año, de acuerdo a la experiencia de 1000 pozos analizados en Eagle Ford, se llega a una caída del 80 por ciento. Es decir que en cuatro años el pozo agota prácticamente su flujo de crudo. En dos años produce el 60 por ciento del estimado total. Se trata de un total de 649 mil barriles y a un costo unitario directo de algo más de 15 dólares el barril. Con gastos generales indirectos y regalías se asume un valor entre 25 y 30 dólares por barril. Una venta del mismo a 50 dólares posee una tasa interna de retorno del 80 por ciento.

En caso de venderse a 60 dólares, el retorno de los 10 millones del pozo inicial llegaría en 4 años a unos 20 millones de dólares netos. Es decir, se disponen de fondos para un autofinanciamiento de nuevos pozos. En 4 a 5 años se pueden conforman así hasta 8 pozos autofinanciados con un volumen de producción nada despreciable. 

Márgenes

El encadenamiento productivo indica que no es necesario adicionar incentivos a 20 años para la extracción como los que promueve la nueva ley de promoción de la inversión en hidrocarburos. Los números de la exportación permiten obtener márgenes más que atractivos para sostener decenas de empresas argentinas de capital interno que creen un verdadero camino de recuperación energética y económica nacional.

En la propuesta de la nueva ley de promoción de la inversión en hidrocarburos se acepta el modelo neocolonial que auspicia la inversión de grandes consorcios que a su vez exigen grandes condiciones. No sirve para superar el actual estado del país sino para profundizarlo. Argentina no debe seguir en el camino de conseguir capital por medio de grandes llamados que no terminan en otra cosa que aumentando la deuda y con ello la dependencia. Se va hacia un sistema de cesión de rentas y de pagos que condiciona el desarrollo soberano del país y la capacidad de toda la población para vivir dignamente.

Integrante de IESO-Instituto de Energía Scalabrini Ortiz y del Grupo Bolívar.