El contundente rechazo al barrio de torres de lujo que el Grupo IRSA busca construir en Costanera Sur se mantuvo en una nueva jornada de la audiencia pública. Con las exposiciones de este miércoles, ya son 480 las manifestaciones en contra del mega proyecto inmobiliario previsto para el predio de 71 hectáreas ribereñas de la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors. En la audiencia más masiva de la historia de la Legislatura después de la realizada por la venta de Costa Salguero, los vecinos y vecinas convocaron a la manifestación que este sábado se realizará frente a la Legislatura contra la "demolición sistemática del patrimonio urbano y la privatización del espacio público".
En la octava jornada de la audiencia, 60 personas se manifestaron en contra del "Convenio Urbanístico" firmado entre IRSA y el GCBA, mientras que solo cuatro apoyaron la iniciativa. Entre ellos se oyó la palabra de Damián Tabakman, quien aseguró que "el equilibrio propuesto entre espacios públicos y privados es muy beneficioso". Tabakman se presentó como "arquitecto y ciudadano de la Ciudad", pero olvidó mencionar un detalle: es el presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), que nuclea a empresarios del Real Estate nacional.
"Se están poniendo al servicio de los grandes desarrolladores inmobiliarios todos los dispositivos del Estado", respondió la arquitecta Daniela Maturano, integrante del Colectivo de Arquitectas en Defensa de las Tierras Públicas (CDA). "Sabemos que los recursos no son inagotables como sabemos que las torres de Puerto Madero no han dado ningún beneficio y tienen un grado de ocupación bajísima", agregó.
En el mismo sentido, Nancy Noya, vecina de Caballito, advirtió: "Queremos una ciudad que deje de darle la espalda al río, pero que no sea para unos pocos. A estas torres solo podrán acceder las capas minoritarias". Minutos después, el arquitecto Enrique Fornieles, que defendió el proyecto del grupo empresarial de Eduardo Elsztain, cerró sus cinco minutos de exposición con una particular conclusión sobre las torres: "Dicen que este proyecto va a ser para ricos, sí, va a ser para ricos, pero las brutas tasas municipales que van a pagar los que vivan ahí serán en beneficio del resto", dijo el arquitecto.
Hasta el momento, los únicos beneficios constatables son los de IRSA. Con el cambio de usos deportivos a inmobiliarios que prevé el proyecto, se calcula que el predio que compró en 1997 por 50 millones de dólares pasará a valer más de mil millones, a razón de unos 6 mil por metro cuadrado construido. Solo con el dictamen de comisiones, IRSA registró un aumento de sus acciones del 28 por ciento.
Lejos de esas cifras millonarias, una de las mayores preocupaciones que manifiestan los vecinos y vecinas es el impacto que las torres de hasta 145 metros de altura puedan tener en la Reserva Ecológica, humedal protegido internacionalmente. "Las reservas son los últimos resquicios de flora y fauna nativa que quedan en la Ciudad y no los estamos cuidando", puntualizó Javiera Esteberena, quien se presentó como profesional veterinaria. "En Costanera Sur viven más de 300 especies de fauna nativa, no tener estudios de las consecuencias que puede generar este proyecto es un factor imprescindible para rechazarlo", señaló.
Además de la Reserva, junto al predio también se encuentra la Central Termoeléctrica Costanera Sur, la mayor planta de ese tipo en el país. En representación de ENEL, la empresa propietaria de la Central, este miércoles expuso el ingeniero Pablo Gutiérrez Cerezales. Aunque no sentó posición ni a favor ni en contra del proyecto, el ingeniero sí recordó que la Central se encuentra en zona "categorizada como industrial exclusiva, que posee características propias de esta industria. Sus procesos implican ruidos, emisiones gaseosas y vertidos", indicó y sostuvo que el barrio de IRSA "debiera considerar estas características".
La sorpresa del miércoles llegó hacia el final de la jornada, cuando Alberto Kohan, vecino porteño que se presentó como votante de Macri y Rodríguez Larreta, manifestó su "vergüenza como votante" y sentenció su oposición "terminante" al proyecto: "No puedo creer que los legisladores a los que voté hayan podido aprobar este verdadero escándalo. Si esto van a mostrarnos a los que somos del palo, estoy realmente apabullado", dijo Kohan, que catalogó al convenio como "un tiro en el pie" del GCBA.
Desde el inicio de las jornadas, solo siete personas apoyaron la iniciativa, fuera de los funcionarios que presentaron el convenio durante el primer día. En contraposición, ya son 480 las expresiones en contra. Los 2593 inscriptos totales, que expondrán hasta el 8 de noviembre próximo, conforman la segunda audiencia pública más masiva de la historia después de la de Costa Salguero, cuando se inscribieron 7053 personas y expusieron 2058.
“Siento que estoy teniendo un déjà vu, hace meses estábamos participando de una audiencia similar para decir no a las torres en Costanera Norte”, recordó en este sentido María Aguilar, integrante de la ONG Eco House. La referencia a esa audiencia se repite en buena parte de las exposiciones, que subrayan el proceso de participación popular que se inició con esa experiencia.
"Aprovecho la ocasión para recordar que este sábado 30 a las 16 horas habrá una concentración frente a la Legislatura porteña para defender los intereses de los vecinos de la Ciudad", convocó durante la audiencia pública del miércoles la vecina Amalia Marrón. Con la consigna "Se va Buenos Aires", organizaciones vecinales y socioambientales de la Ciudad marcharán a la Legislatura porteña "para que se detenga la demolición sistemática del patrimonio urbano y la privatización del espacio público de Buenos Aires". Allí, además de reclamar contra lo que catalogan como "patrimonicidio", las organizaciones llevarán propuestas concretas, como el "control vecinal de los organismos que deciden sobre el patrimonio porteño y la planificación de la Ciudad".