En todos los discos de Gal Costa hay por lo menos una obra de Caetano Veloso. Una admiración sostenida por una amistad que nació en 1963, cuando se conocieron en Salvador de Bahía. Eran muy jóvenes y naturalmente estaban unidos por inquietudes generacionales, pero sobre todo compartían la fascinación por   João Gilberto. “Recuerdo que Caetano enseguida me preguntó quién era para mí el mejor cantante de Brasil –cuenta Gal Costa–. Cuando le respondí que era João Gilberto, hizo un gesto de complicidad que nunca voy a olvidar. Esa complicidad nos acompaña hasta hoy”. Con Caetano la intérprete compartiría su primer éxito: el larga duración Domingo, donde entre otros temas está “Corazón vagabundo”. Llegaron luego, en otros ritmos y épocas temas como “Baby”, en el disco Gal Costa (1969); “Da maior importância”, en India (1973) “Força estranhao”, en Gal tropical (1979); “Minha voz, Minha vida”, en Minha voz (1982), “Vaca profana”, en Profana (1984), “Meu bem, meu mal” en Fantasía (1985), por nombrar algunos. Hasta Recanto (2011), su trigésimo álbum, producido por Caetano junto a su hijo Moreno Veloso y Alexandre Kassin. Moreno y Kassin produjeron también Estratosférica, el último álbum de Gal Costa, que en la línea de Recanto plantea un clima expresivo que al Tropicalismo. Por eso Gal puede decir: “Vivo y pienso como joven”.