Un preso condenado a la pena capital fue ejecutado el jueves en Oklahoma, Estados Unidos, con un coctel de fármacos que le provocó sufrimientos en los instantes previos a la muerte.
John Grant, un afroamericano de 60 años, murió poco después de que la Corte Suprema de Justicia diera luz verde a la ejecución, la primera en Oklahoma en siete años, después de que la aplicación de la pena de muerte fuera suspendida a raíz de los cuestionamientos al protocolo utilizado en 2014 durante la última ejecución realizada en aquel Estado del medio oeste de los Estados Unidos.
El relato de un periodista que presenció la ejecución da cuenta que Grant sufrió una veintena de convulsiones y vomitó varias veces antes de morir. “Comenzó a convulsionar poco después de la inyección del primer producto. Fui testigo de 14 ejecuciones y nunca había visto nada igual”, denunció el cronista.
El Death Row Watcher (Observatorio del Corredor de la Muerte) señaló en Twitter que el condenado “convulsionó más de dos docenas de veces y vomitó mientras le inyectaban”, y aseguró que “la misma combinación de drogas que se utilizó para ejecutar a Grant también se utilizó en la polémica (ejecución) de 2014”.
“Oklahoma saboteó sus tres últimos intentos de ejecución antes de que se suspendiera su aplicación pero aparentemente no sacó ninguna lección de esa experiencia”, comentó el director del Centro de Información sobre la Pena de Muerte (DPIC, en inglés), Robert Dunham.
Pocos días antes de la ejecución de Grant, el servicio penitenciario de Oklahoma había afirmado a través de un comunicado que su protocolo era “humano y eficaz” y que, por lo tanto, reanudaba las ejecuciones en su territorio.
Sin embargo, el abogado de varios condenados, Dale Baich, denunció que había “serias dudas” sobre el dolor causado por el coctel letal y advirtió que el procedimiento podría ir en contra de la Constitución, que prohíbe las “penas crueles e inusuales”.
A pesar de que un tribunal de apelaciones había ordenado suspender la ejecución, pero las autoridades de Oklahoma recurrieron a la Corte Suprema, que revocó la decisión y autorizó el cumplimiento de la sentencia.
El protocolo contempla la aplicación de un sedante y un anestésico antes de la inyección letal de cloruro de potasio, el mismo procedimiento con el cual fue ejecutado otro condenado en 2014, quien agonizó durante 43 minutos, con aparente sufrimiento, antes de morir.
Grant murió en la cámara de ejecución de la Penitenciaría Estatal de Oklahoma, en McAlester, a 46 kilómetros al sudeste de Oklahoma City, la capital del Estado.
Había sido condenado a muerte en 1999 por asesinar a puñaladas a un empleado de la cafetería de la prisión donde cumplía una sentencia a 130 años por varios robos a mano armada.