Un grito a la cámara, el estadio clama por el ídolo, la rodilla levantada y el pelo enraizado. ¿Maradona o Luis Miguel? Sus iconografías tienen notables conexiones. Podría añadirse la época, los logros y contraluces de dos figuras que ya le pertenecen al pop global. Con el estreno de la tercera temporada de Luis Miguel: la serie (Netflix) y el arribo de Maradona: sueño bendito (Amazon Prime Video) brota un vínculo menos explícito. Los responsables del score y la sonoridad de ambas producciones son Camilo Froideval y Dan Zlotnik. “Nuestro trabajo es sumar a lo que se cuenta de la vida de estos personajes”, explican los argentinos radicados en México, en una charla vía Zoom con Página/12.
Los productores y compositores (con un currículum que incluye trabajos para Molotov, Natalia Lafourcade, Julieta Venegas, Ely Guerra y Ximena Sariñana, entre otros) se han destacado en eso de darle “capas” a series vía streaming, tal como lo demuestra su sello en La casa de las flores o Selena. “En el fondo la labor no es tan distinta; sean biopics o ficciones, lo que nos toca a nosotros es ser parte de contar la historia, en algunos casos sobre hechos muy cercanos. Aun así, el formato narrativo es una recreación”, repasa Zlotnik, nacido en Italia pero criado en nuestro país. “Cuando son series musicales, además de pensar el sonido tuvimos que producir las canciones que se recrean. Así que hubo que pensar y generar una paleta sonora. Intentamos que sea siempre diferente, único, raro y acorde al personaje en cuestión. No hacemos el score by the book, el que se espera desde lo más usual. Con Sueño bendito también produjimos temas, los de rock que suenan en los partidos de fútbol o el tema que toca Pelé en el encuentro entre ambos. No quiero spoilear mucho”, se detiene Froideval.
Si Ennio Morricone convirtió un silbido en el quid del spaghetti western y John Williams le dio vientos al sueño espacial de George Lucas, ¿cuál fue su toque en estas instancias? “En el caso de Luis Miguel, específicamente en la primera temporada, fuimos más a lo minimalista, a la contraria: su vida es tan novelesca que añadirle más hubiera sido insoportable”, cuenta Zlotnik. En Sueño bendito (cuyo primer episodio fue emitido por Canal 9) la dupla había pensado jugar con lo folclórico y las raíces geográficas, aunque luego gambetearon su propia idea. También le sugirieron al director que cada episodio cerrase con un clásico de la música local. “Más allá de nuestro trabajo, creo que Diego Maradona y Luis Miguel tienen puntos de contacto, ¿no? Tanto éxito, tanta guita, tanto guau, y al final aparece el viejo mito de la soledad en la cima. Son humanos con muchas dimensiones, son sujetos tocados con una varita, vienen muy de abajo y de repente les toca lidiar con realidades inverosímiles”, opina Froideval.
-¿Cómo se logra darle esa otra textura sonora a una vida como la de Diego Maradona?
Dan Zlotnik: –La inspiración en este caso surgió de muchos experimentos. Para el primer capítulo habíamos hecho otra música completamente distinta. Mucho más guitarroso y desde un ritmo más tradicional, buscábamos acercarnos desde lo geográfico. Luego Milo propuso lo de cambiar la percusión. Vayamos por lo contemporáneo, queda muy claro que es Villa Fiorito. Lo ves. No hace falta ponerle una chacarera, y ahí todo se puso realmente raro. Usamos cuerdas pero un ensamble extraño.
Camilo Froideval: –Yo había pensado un malambo. Quería grabar boleadoras. Pero eso nos quedaba chico. Porque Maradona te genera ese ligue sentimental. Soy súperfutbolero y bostero. Cuando se murió es como si se hubiera muerto un tío piola. Ese experimento incluyó grabar golpes de puertas, tachos y quedó una cosa que nos gusta mucho. En México no se podía grabar cuerdas por la pandemia así que finalmente lo hicimos acá, con músicos del Colón y dirigidos por Ezequiel Silberstein. Lo cual le dio algo superargento, los músicos muy agradecidos y emocionados por estar en el proyecto.
-¿Qué guía les dio Alejandro Aimetta, el director de Sueño bendito?
D. Z.: –Fue un proceso de mucha libertad. Confió mucho. Dio notas muy precisas que favorecieron el feedback.
C. F.: -Teníamos la propuesta aprobada y nosotros mismos decidimos cambiarla. Fuimos como showrunners de nosotros mismos. Nos autocorregimos hasta el máximo.
-¿Y con el director de Luis Miguel: la serie?
D. Z.: -Beto Hinijosa fue muy inteligente. Nos dijo que la música de la serie debía ser la música de Luis Miguel, por lo que el score debía ser muy sutil. Lo que buscamos es no contar la historia desde lo musical, no adelantamos nada, no es necesario. La evolución sonora es muy tenue. Pasamos de teclados ochenteros a algo más noventas y cuerdas, pero no se trató de subrayar, por el contrario. Se agregaron elementos de la época, pero sin tratar de estúpida a la audiencia. No te voy a poner unos violines para llorar. La historia es clara. Fue más bien de limpiar.
C. F.: –El personaje de él es un poco frío así que fuimos más por lo gélido. Tienen unos leitmotifs pero sin exagerar. Cuando terminamos la primera temporada nos preguntamos, “¿no habremos hecho poquito?”. Fue construir y luego podar mucho. Beto confió muchísimo en la idea. Diría que en estas dos series fuimos muy libres. Nunca nos dijeron "la música tiene que ser así". Y no pasa tan seguido.
-¿Los ayudó el hecho de que Maradona tuviera una ligazón tan fuerte con lo musical? Tenía hasta dotes de bailarín dentro de la cancha…
C. F.: –Por eso habíamos pensado lo del malambo.
-También está el tema de Opus con su famoso precalentamiento y las decenas de canciones que le han dedicado, ¿pueden elegir un tema que asocien a Diego Maradona?
C. F.: –Uff, tantos. “Y dale alegría a mi corazón” de Fito Páez.
D. Z.: –Probablemente ese es el que te pone frente a la cara del Diego. No puedo pensar en otra cosa. Quien sea que cante ese tema te remite a él. Sea Fito o Mercedes Sosa.
C. F.: – La de Los Piojos, o la vez que Calamaro y Fito le cantan lo de “Brindo” a Diego en una concentración de la selección. ¿Qué estarían haciendo ahí esos muchachos? Y para no hablar estrictamente de rock: Valeria Lynch y Rodrigo.
D. Z.: -La de Mano Negra que abre el programa.
C. F.: -Pensar en música y Diego es pensar en Argentina, pero también en más. Tiene tantas canciones dedicadas. La de Manu Chao empieza diciendo: “Si yo fuera Maradona viviría como él”. Esa explicación es tan simple y compleja a la vez. Es un tipo que vivía en Fiorito y los papas querían verlo. Vivió como 60 vidas. Es increíble.