El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no asistirá a la cumbre del cambio climático de la ONU (COP 26), que comenzará el domingo en Escocia, porque "todo el mundo iba a tirarle piedras", justificó hoy el vicepresidente Hamilton Mourao. En cambio el presidente se trasladará al norte de Italia donde recibirá la ciudadanía de honor en la localidad de origen de sus antepasados. La decisión de otorgar una distinción al mandatario brasileño fue repudiada por la asociación antimafia Libera que señala a Bolsonaro por "una multiplicidad
de actos considerados contrarios a los derechos humanos y ambientales".
"El presidente sufre una serie de críticas ambientales. Entonces iría a un lugar donde todo el mundo va a tirarle piedras. Igualmente, hay un equipo robusto que llevará adelante la negociación", dijo Mourao que también preside el Consejo Nacional para la Amazonía Legal pero no asistirá a la cumbre climática en la que participarán al menos 14 líderes mundiales, incluyendo a los presidentes Joe Biden y Emmanuel Macron. El jefe de la delegación de Brasil en la COP26 de Glasgow es el ministro de Ambiente, Joaquim Leite, acompañado por el de Minas y Energía, Bento Albuquerque, y el presidente del Banco Central, Roberto Campos Neto.
Indignación por la ciudadanía de honor a Bolsonaro
Bolsonaro viajó a Roma para participar de la cumbre del G20 y el lunes se trasladará al norte de Italia para visitar la tierra de sus antepasados donde recibirá la ciudadanía de honor de Anguillara Veneta, la pequeña localidad de 4.000 habitantes de la región Véneto, bastión de la ultraderechista Liga.
La concesión fue motivo de indignación para la asociación antimafia Libera. "Recibimos con desconcierto esa noticia y recordamos que la acción política del presidente Bolsonaro se caracteriza por una multiplicidad de actos considerados contrarios a los derechos humanos y ambientales, implementando una política genocida contra la población, con desprecio y ofensas contra las mujeres y homosexuales, acciones de deforestación y violaciones contra poblaciones indígenas residentes en las zonas amazónicas", protestó Libera en un tuit.
Según Mourao, el Ejecutivo de Bolsonaro es criticado por razones políticas, económicas y ambientales. "La mayoría de las personas que realmente tienen mayor conciencia ambiental son de izquierda, por lo que hay una crítica política incrustada. Y está el tema económico: siempre una búsqueda de una barrera en relación a la fortaleza de nuestro agronegocio, es decir, que viene de la zona deforestada de la Amazonía, lo cual no es una realidad", ha sostenido.
Bolsonaro acumula críticas de la comunidad internacional por su gestión ambiental en la Amazonía. Brasil alberga un 60 por ciento de la selva amazónica y la administración del actual mandatario es señalada por llevar a cabo acciones que dificultan la vigilancia de los delitos ambientales. El mandatario brasileño también niega la deforestación en el país y en otras ocasiones ha llegado a asegurar que "los bosques no se incendian" y que sufre "ataques injustificados".
Sin embargo, según un informe del grupo de ONGs Observatorio del Clima, las emisiones de dióxido de carbono de Brasil aumentaron 9,5 por ciento interanual en 2020 a pesar de que la media mundial tuvo una baja de 7 por ciento debido a la reducción de transporte y la producción industrial por la pandemia de coronavirus. Es el mayor nivel registrado en el país en los últimos 14 años. El país se comprometió a reducir un 43 por ciento de las emisiones
de gases de efecto invernadero para 2030 en el Acuerdo de París.
"Destructores de la selva"
De acuerdo con el colectivo de organizaciones ambientales la excepción en el gigante sudamericano se debió al “aumento de la deforestación el año pasado, en especial en la Amazonía, puso a Brasil a contramano del planeta".
"Brasil logró la hazaña de ser quizás el único emisor importante que aumentó la contaminación en el primer año de la pandemia. Los datos confirman que los destructores de la selva, impulsados por la política antiambiental de Jair Bolsonaro, no se quedaron trabajando en casa", aseguró Marcio Astrini del Observatorio del Clima.
Desde que Bolsonaro llegó a la presidencia en enero de 2019, la Amazonía perdió unos 10.000 km² de bosque al año, frente a unos 6.500 km² por año en la década anterior. Autoridades brasileñas confirmaron que durante la COP26 Brasil firmará un acuerdo internacional considerado clave en la preservación de bosques. El Forest Deal es uno de los mayores puntos de la cumbre climática que se celebrará en Glasgow, Escocia, del 31 de octubre al 12 de noviembre.
"Enviamos un comunicación formal a los promotores de la iniciativa, confirmando nuestra adhesión. Estamos mostrando una vez más la nueva postura brasileña de compromiso con temas de desarrollo sustentable y específicamente sobre el cambio climático", dijo Paulino Franco de Carvalho Neto, secretario de Políticas Multilaterales del ministerio de Relaciones Exteriores. "Brasil tiene la expectativa de que las mayores economías mundiales también harán su parte, en especial en la reducción de uso de energías fósiles, causa principal del calentamiento climático", agregó.