El 1 de noviembre comenzará en Glasgow la Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones (COP26). El calentamiento global es uno de los grandes problemas de la humanidad por sus efectos devastadores. No obstante, hay algunos pasos positivos que se están dando en la lucha por mitigar sus consecuencias.
En ese sentido, los expertos y científicos que siguen de cerca el tema hablaron con distintos medios internacionales sobre las cosas que quedan por hacer pero también de los grandes avances que se hicieron en los últimos años en la lucha contra el cambio climático.
1. El trabajo de comunidades locales para proteger la naturaleza
Vandana Singh, profesora y expresidenta del Departamento de Física y Ciencias de la Tierra de la Universidad Estatal Framingham en Estados Unidos, precisó que la mirada "positiva" sobre el contexto del cambio climático parte de la lucha de la sociedad.
"La forma en la que yo quiero usar esa palabra es desde la perspectiva de la gente que ya está luchando, que ya ha sido golpeada por el apocalipsis, ya sea que hablemos de los indígenas, de los pobres del sur global, de la gente de color o de muchas mujeres que han sido afectadas desproporcionadamente por el cambio climático", explicó en diálogo con la BBC.
Por su parte, el antropólogo David Bray, profesor en el Departamento de Tierra y Medio Ambiente de la Universidad Internacional de Florida, estudió los bosques comunitarios mexicanos y considera que son "el mejor modelo de manejo local sostenible del mundo".
"Mi investigación de más de 30 años ha demostrado que cuando las comunidades indígenas y locales controlan sus bosques para la producción comercial de madera, tanto los seres humanos como la tierra se benefician", escribió en un artículo en The Conversation.
Para el experto, el sistema permite que se conserve el bosque y su biodiversidad, pero también "mitiga el cambio climático, porque mientras estas comunidades cosechan los bosques también cosechan carbono y se almacena en productos de construcción y muebles, donde estará guardado por décadas".
A su turno Pérez-Cirera, destacó que el reconocimiento del rol "tan grande" que han desempeñado los pueblos indígenas en la protección de la naturaleza es una "muy buena noticia".
2. El tema escaló en la agenda de gobiernos y empresas
"El clima nunca ha estado tan arriba en la agenda política. Si pensamos en el Acuerdo de París —firmado en abril de 2016 y que establecía medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero— (el tema) ahora está incluso más arriba", sostuvo Pérez-Cirera.
Y añadió: "Tener al primer ministro chino y al presidente de Estados Unidos hablando del clima como una de sus tres prioridades políticas a nivel nacional es algo que no habíamos visto antes".
Este diagnóstico revela que el clima ya no se limita a las agendas de organizaciones ambientalistas o de algunos países, sino que se está convirtiendo en un tema de interés económico global. De acuerdo con la especialista, muchas compañías ya reaccionaron y se están dando cuenta de que vendrán regulaciones gubernamentales más fuertes, sumado a que "hay demandas cada vez más importantes por parte de los consumidores".
En septiembre, la ONU anunció que más de la mitad de los sectores que componen la economía mundial se habían comprometido a reducir sus emisiones a la mitad en la próxima década.
"En cada uno de estos sectores, al menos el 20 por ciento de las principales empresas por ingresos se están alineando en torno a objetivos sectoriales específicos para 2030, en línea con la consecución de emisiones netas cero para 2050, y que incluyen objetivos como un 60 por ciento de generación renovable en el sector de la energía y un 5 por ciento de combustible con cero emisiones en el sector del transporte marítimo", resaltó Pérez-Cirera.
De acuerdo con Raúl Salazar, jefe regional para las Américas y el Caribe de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, "existe un compromiso importante a nivel de los gobiernos y de las comunidades para avanzar en la reducción de riesgo de desastres y de amenazas de origen climático".
Y continuó: "Hay una conciencia muy clara de que si no se toman medidas claras para abordar el cambio climático en los próximos 10 años, los eventos meteorológicos extremos van a ser abrumadores, especialmente para los países en desarrollo".
3. La cantidad de información ayuda a prevenir desastres
El estudio del cambio climático desembocó también en nuevas herramientas de investigación y modelos de análisis. "Tenemos más datos y cuanto más información tengamos a lo largo del tiempo, mejor podemos entender lo que está pasando así como la dirección y magnitud del cambio", consideró Erika Podest, científica del Grupo de Ciclo y Ecosistemas del Carbono en la División de Ciencias de la Tierra del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA.
En América Latina y el Caribe, subrayó Salazar, la recopilación sistemática de información sobre los daños y las pérdidas causados por desastres ha permitido tomar mejores decisiones a futuro: "En algunos casos han sido medidas concretas para prepararse frente a emergencias".
Aunque, aclaró, existen brechas importantes entre países en lo que respecta a la recopilación de datos: "Si me pregunta si estamos mejorando, creo que sí. En las tendencias regionales se observa que ha habido una reducción de la mortalidad por efecto de las amenazas de origen climático (huracanes, inundaciones, deslizamientos) y geológico (terremotos, tsunamis)".
El análisis de los datos sobre eventos, tanto a gran como a pequeña escala, permitió estimar que nueve de cada 10 desastres que han ocurrido en la región en los últimos 40 años ha sido de origen climático. "Esto claramente nos indica que se pueden prevenir y predecir con mejores sistemas, por ejemplo, de monitoreo meteorológico, de alerta temprana", opinó.
Y resumió: "Conocer los datos también les permite desarrollar modelos probabilísticos "que ayuden a los gobiernos a cuantificar la posibilidad de pérdida a futuro y, por tanto, ponerles un número a las medidas o asignaciones presupuestales para la prevención de desastres".
4. Las fuentes de energía alternativas son cada vez más accesibles
Pérez-Cirera expuso que uno de los argumentos fuertes que había en el pasado contra las energías eólica y solar eran los costos que implicaban esas tecnologías, pero que "pensando en los costos del mercado, la solar por ejemplo es muy competitiva. Ha llegado a unos precios mínimos impresionantes, lo cual, con los marcos de política adecuados, la hace una alternativa perfectamente viable".
Otro argumento que se usaba es que no siempre hay sol y no siempre hay viento, y sumó que "algunos políticos que tenían relaciones con la industria del petróleo decían que las energías renovables no eran confiables. Sin embargo, ya hay disponibles sistemas de almacenamiento de la energía".
Podest también dio su punto de vista y mencionó otras variantes como la geotérmica y la mareomotriz, y el avance de los automóviles eléctricos: "Y es que si se desarrollan de manera responsable, pueden ayudar a disminuir las emisiones de dióxido de carbono (CO2)".
5. Todavía hay tiempo y todos pueden contribuir
Los especialistas compartieron que, a medida que se agrava la situación, se verán eventos extremos más a menudo: olas de calor, de frío, huracanes más intensos. Para Podest, "el planeta se está calentando y ya estamos viendo los impactos del cambio climático", pero "hay tiempo para cambiar o por lo menos parar y comenzar a revertir los daños que hemos causado en el medioambiente".
"Muchas personas pueden sentir: '¿Para qué? Mejor disfruto todas las comodidades de mi vida porque no hay nada que se pueda hacer'. Pero todos podemos hacer algo", enfatizó.
Según su mirada, las acciones más importante a nivel individual tienen que ver con minimizar el consumo de combustibles fósiles, el uso de autos convencionales, de recursos como electricidad o agua, lo que se traduce en "ser más conscientes de nuestro impacto sobre el medioambiente".
En el caso de América Latina, Pérez-Cirera estimó que hay grandes posibilidades de elegir alimentos altamente nutritivos, que dejen una pequeña huella de carbono, y que "si queremos tener un futuro próspero y más equitativo, tenemos que voltear a ver la naturaleza".
"La ciencia nos indica que la ventana de tiempo se está cerrando, pero también nos indica que es posible y lo que nos señala el nivel de preocupación de la sociedad también es un faro de esperanza", advirtió, al hacer hincapié en que "crece la conciencia individual y colectiva sobre el cambio climático".
Y sintetizó: "Es muy importante que no caigamos en una sensación de desesperanza, sino en una de empoderamiento. Pensar que como consumidores tenemos poder, como votantes tenemos poder, que como individuos podemos hacer algo y que ese algo no es marginal, sino poderoso".