¿Cuánto se sabe del cine africano, fuera de África? Más nada que poco. Incluso en festivales, la instancia más abierta a la exploración internacional, Los films del continente negro tienen escasa difusión. En algún caso, esa baja circulación tiene que ver con que muchas de las películas que se producen son manufacturas populares, dirigidas al mercado interno. Es lo que sucede con el cine nigeriano, que en volumen de producción es nada menos que el segundo más grande del mundo, detrás de la India y por encima de Estados Unidos. Pero producen comedias para toda la familia, melodramas primarios, policiales y films de acción por debajo de la media de calidad internacional. Sin embargo, no todo es cine de rápido despacho en África. El continente cuenta con cineastas que desde mediados de los 80 tallaron alto en el concierto internacional.
De la obra de esos autores con firma acá no se vio prácticamente nada, ni siquiera en los festivales de punta. Una de las pocas es Mooladé, última película del senegalés Ousmane Sembène, que fue parte de la edición 2004 del Festival de Mar del Plata. Otros cineastas de nota son su compatriota Djibril Diop Mambety, el nativo de Burkina Faso Idrissa Ouedraogo (fallecido), los malienses Souleymane Cissé (en actividad) y Cheick Oumar Sissoko (su última película es del año 2000). Así como el mauritano Abderrahmane Sissako, radicado en Mali, de quien en Argentina llegó a estrenarse, en plena “edad de oro” del cine de autor en nuestro país, la friolera de tres películas: La vida sobre la Tierra (1998), Esperando la felicidad (2002) y Timbuktú (2014).
Desde hace tres lustros esa ausencia, que obviamente no es sólo cinematográfica sino también cultural, viene siendo aliviada por el Festival Internacional de Cine Africano - Espejos y Espejismos, que Observatorio Sur programa todos los años para esta época. Su 14ª edición tendrá lugar desde este lunes y hasta el 10 de noviembre, y podrá verse en forma gratuita en la plataforma de OctubreTV. Largos y cortos de Senegal, Congo, Egipto, Argelia, Cabo Verde, Sudáfrica, Sahara Occidental, Togo, Nigeria, Burkina Faso, Kenia, Ruanda, Liberia, Ghana, Egipto, Uganda, Zimbabwe y Guinea integran la programación. Y de paso hay también producciones de Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Jamaica, Estados Unidos, Uruguay, Perú, Chile, México, Canadá, Portugal, Reino Unido, España, Francia, Italia y Alemania, todas ellas enfocadas en las raíces y cultura afro, la diáspora africana, el racismo, la identidad y la emigración.
Haciendo un paneo por la programación algunos cortos y mediometrajes aparecen como particularmente interesantes. Dentro de la “Ventana Argelia”, La cortina (2019, 26 min.), Según ella (2019, 19 min.), Decime, Djamila, si muero, ¿cómo vas a hacer? (2019, 33 min.) y Pimiento rojo (2019, 30 min.) indagan la situación de la mujer en una sociedad regida por la ley islámica, donde la violencia de género es frecuente. El precio de la belleza (2020, 7 min.), parte de “Ventana Fisahara”, denuncia los cánones estéticos a los que están sometidas las mujeres saharauis, que utilizan productos para blanquearse la piel. Entre los largos en competencia, Golden Fish, African Fish (Senegal, 2018, 60 min.) aborda la amenaza de extinción que pesa sobre la pesca tradicional en ese país, uno de los últimos enclaves del África Occidental donde todavía se practica. Negra (México, 2020, 71) y Negro soy: la vida de Jorge Artel (Colombia, 2020, 50 min.) afrontan la realidad del racismo en Latinoamérica. Queen Nanny: Legendary Maroon Chieftainess (Ghana/Jamaica/EE.UU./Canadá, 2015, 58 min.) rescata a un personaje histórico digno de conocerse, una líder política y militar que en el siglo XVIII condujo al pueblo jamaiquino a una impensada victoria contra Gran Bretaña.
Dos largos fuera de competencia sobre los cuales convendrá poner la lupa son Un lugar llamado Walhala (Togo, 2021, 56 min.), sobre un “asentamiento correccional” instalado a comienzos del siglo XX por la administración alemana en Togo, y A Family (Burkina Faso, 2011, 75 min.), sobre un tema con el que no suele identificarse a los países africanos: los graduados universitarios formados en su país, donde reciben una educación de excelencia. Entre los cortos en competencia conviene prestar atención a Covid-19 and Cape Town’s Homeless Transgender Sex Workers (“Covid-19 y las trabajadoras sexuales transgénero y sin techo en Ciudad del Cabo”, Sudáfrica, 2020, 11 min.), título suficientemente explícito; No Gay Men in Zimbabwe (Sudáfrica, 2021, 16 min.), que pinta una realidad aún más oscura que la que indica el título, ya que el protagonista es un hombre gay que deja Zimbabwe en busca de un ambiente menos intolerante, y lo que encuentra en Sudáfrica no es muy distinto; Wata (Gran Bretaña, 2020, 13 min.), que remonta la historia del jazz desde África hasta la Londres contemporánea (sería oportuno que el espectador arme un doble programa con ésta y El murmullo de la marimba, largometraje ecuatoriano sobre tres generaciones de practicantes de instrumento); Neguinho (Cabo Verde, 2019, 10 min.), sobre un joven que se hace llamar “Negrito” como muestra de orgullo identitario; Afrorresistencias: Memorias vivas en un rincón de los Andes (Chile, 2020, 22 min.), sobre la negritud negada en Chile; El barrio del tambor (Argentina, 2020, 30 min.), sobre el barrio homónimo en la ciudad de Corrientes, Beyond Impunity (Liberia, 2020, 34 min.), sobre los sobrevivientes de dos guerras civiles en ese país, y Memorias negras de un fin de semana en Chascomús (Argentina, 2020, 8 min.), sobre una ignorada capilla de esa ciudad dedicada a afrodescendientes.
Como toda película africana con aspiraciones, Congo Calling y After Your Revolt, Your Vote! (ambas de 2019), que se presentan en la competencia de largometrajes, son coproducciones con países europeos. La primera de ellas, cuyo origen sería redundante mencionar, está coproducida con Bélgica y Alemania y dirigida por el alemán Stephan Hilpert. La segunda es coproducción entre Burkina Faso (una de las cinematografías más activas del continente) y Francia, el país que mayor financiación aporta a las cinematografías periféricas. Francia es la ex metrópoli colonial de Burkina Faso, dicho sea de paso. Por lo cual los burkinabeses siguen hablando en ese idioma (el de la conservación del idioma colonial en las ex colonias es un tema que merecería de por sí un documental). A diferencia de Congo Calling, After Your Revolt, Your Vote! está dirigida por el cineasta nativo Kiswendsida Parfait Kaboré.
La diferencia de miradas está, con perdón por el juego de palabras, a la vista. Mientras que Congo Calling tiene por protagonistas a tres europexs blancxs, activistas humanitarios, en After Your Revolt… no aparece nadie que no sea negro. La recepción de Congo Calling dependerá de que se vea en el humanitarismo de los países centrales una forma de activismo o de neobeneficencia. Pero siempre poniendo el cuerpo. Dato clave: la película de Hilpert no es una de ésas en las que los blancos buenos ayudan a los pobres nativos a lograr victorias resonantes contra los blancos malos. A los tres protagonistas no les va muy bien, de hecho. Como el título indica, After Your Revolt… es más política. Narra la campaña de 2014 para las primeras elecciones democráticas de Burkina Faso, desde el interior de un movimiento de jóvenes relativamente combativos. Tampoco les va muy bien.
La 14ª edición del Festival Internacional de Cine Africano en Argentina se llevará a cabo en el canal OctubreTV, desde este lunes y hasta el próximo 10 de noviembre. Más información en https://observatoriosur.org/
https://observatoriosur.org/festival-internacional-de-cine-africano-de-argentina-ficaa/