Imaginemos a un hincha de Talleres frente al televisor, un poco entusiasmado por la victoria de su equipo contra Huracán, antes del partido de River contra Estudiantes. El tipo hace cuentas y piensa que esos seis puntos se pueden descontar si los de Gallardo caen ante Estudiantes. Se entera que perdieron a Paulo Díaz, lesionado en el calentamiento y supone que esa puede ser una buena noticia. Espía el fixture del campeonato. Hay 18 puntos en disputa y River tiene que jugar con Patronato, Platense, Racing, Rosario Central , Defensa y Justicia y Atlético Tucumán.
Se pregunta si no puede perder puntos en sus visitas a Rosario y Tucumán y baja un cambio su entusiasmo cuando ve que a Talleres le faltan Godoy Cruz, Vélez, Gimnasia, Aldosivi, Sarmiento e Independiente, y que al menos los dos primeros rivales son muy bravos. El hincha de Talleres recupera un poco el optimismo en el arranque del partido cuando ve que Estudiantes presiona bien en el medio, que recupera rápido, que River no lo encuentra a Del Prete y más aun cuando y el 10 de Estudiantes desborda por la izquierda, llega con facilidad, mete el centro y Armani tapa el tiro de Godoy.
Hasta los 20 minutos el Pincha es más que River, pero en la medida en que los dos Enzo del medio de River se afirman la cancha se empieza a inclinar para el otro lado y cada vez que entra en contacto con la pelota Julián Alvarez, la defensa de Estuydiantes y el hincha cordobés tiemblan.
En la última jugada del primer tiempo, córner para River. Lo tira Palavecino, cerrado al área chica. La teoría dice que esa es pelota del arquero, pero Andújar se queda clavado en la raya y mira como se mete el balón en el arco tras el cabezazo cruzado de Rojas. Demasiado solo cabeceó el lateral de River sin que lo molestara ningún defensor. Pero casi toda la responsabilidad es del arquero, que había tenido un par de buenas intervenciones antes.
El hincha cordobés se desanima, piensa que no hay nada que hacer, que River llega al gol cuando juega bien y cuando no juega tan bien, cuando llega tocando o cuando emboca una como la de Rojas, una manera de llegar al gol que estaba más en los planes de Zielinsky que en los de Gallardo.
En el arranque del segundo tiempo una pifia de Enzo Pérez, muy extraño en él, le abrió la chance del empate a los locales y le hizo abrir una botellita de fernet al hincha corodobés. Gran toque de Del Prete y precisa definición de Leandro Díaz para el 1-1. De ahí y hasta el final se hizo un partido de ida y vuelta con llegadas por los dos lados. Increíble el gol que se come Brian Romero debajo del arco, extraordinarias las atajadas de Armani que termina convirtiéndose en la gran figura.
El empate deja sensación de justicia, aunque Estudiantes pareció haber estado un poco más cerca. Imaginemos al hincha de Talleres con la chapa puesta. Son siete puntos de diferencia, demsiados pero alguna luz de ilusión conserva.
Imaginemos ahora al hincha de River, contento como siempre con el equipo aunque no haya tenido una gran actuación, feliz con ese arquero, con el momento de Alvarez, con Gallardo, con todos. Y felliz , fundamentalmente. porque sabe que el título está muy cerca, al alcance de la mano.