El volcán Cumbre Vieja de la isla atlántica española de La Palma, que permanece en erupción desde el 19 de septiembre, aumentó en las últimas horas la emisión de lava y ceniza, lo que obligó a suspender las clases en los colegios y la circulación aérea. Desde la erupción se generó un enjambre sísmico que mantiene en vilo a la población cercana, y 7 mil personas ya tuvieron que ser desalojadas.   

Los residentes más afectados de la isla española viven en el Valle de Aridane, a quienes desde el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) les recomendaron limitar la permanencia en la calle debido a la elevada concentración de partículas PM-10 en el aire. Mientras que las clases presenciales en los colegios situados en los municipios cercanos fueron suspendidas. 

En los próximos días quedará afectada la circulación aérea no sólo en La Palma, sino también en otras islas de Canarias, ya que la mayor parte de la lava que expulsa el volcán está discurriendo sobre coladas previas. La morfología del cono del volcán, que afectó hasta el momento a 967 hectáreas, está cambiando constantemente.

50.000 toneladas de azufre


De hecho, la semana pasada, el volcán sufrió el colapso parcial del cono principal. Entonces, el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) había advertido que la emisión de gases aumentó significativamente, algo que calificaron como “un disparate”, ya que se llegó a registrar 50.000 toneladas de dióxido de azufre. 

El Cumbre Vieja entró en fase eruptiva el 19 de septiembre, cuando emitió ríos de lava que iniciaron un lento descenso hasta alcanzar finalmente el mar, diez días después. Hace unos días, el Servicio de Monitoreo de la Atmósfera europeo Copernicus (CAMS) informó que las emanaciones de dióxido de azufre del volcán llegaron hasta el Caribe, a más de 5.000 kilómetros de distancia.