Emmanuel Macron, el nuevo presidente centrista-liberal francés, nombró como primer ministro al referente del partido conservador Los Republicanos y alcalde de la ciudad norteña de Le Havre, Édouard Philippe. Rápidamente, los miembros de dicho partido tomaron distancia y le pidieron que aclare su posición con respecto a las próximas elecciones legislativas de junio. Socialistas y representantes de la derecha, también sorprendidos, criticaron su elección.
Phillippe es la primera pieza del nuevo gobierno del ex banquero que ayer fue investido como el presidente más joven de La República y que en su primer discurso promovió “la refundación de Europa”, defendió un programa privatizador y prometió combatir el terrorismo. Pero hoy Macron sorprendió a todos con el anuncio más esperado y, lejos de elegir a uno de sus 428 candidatos a las elecciones legislativas que integran su movimiento, “La República en Marcha”, finalmente se decidió por un representante del partido rival, que presenta características afines en su política conservadora.
Diputado desde 2012, Édouard Philippe, de 46 años, militó durante dos años en el Partido Socialista Francés y estuvo relacionado con el ex primer ministro Michel Rocard -al igual que Macron- pero su verdadero padrino político fue Juppé, quien perdió las primarias en las últimas elecciones internas del partido republicano ante François Fillon, representante del ala más conservadora dentro del partido.
Formado como Macron en la elitista Escuela Nacional de Administración, participó junto a Juppé en la creación de la Unión Por un Movimiento Popular que llevó a la presidencia a Nicolás Sarkozy en 2007. Después de la condena de su mentor a 18 meses de prisión, el nuevo primer ministro se refugió en una empresa privada, hasta que en 2007 volvió a la política como ministro de Ecología en el gobierno de Fillon.
No fue Macrón quien hizo el anuncio sino el secretario general del Elíseo, Alexis Kohler, porque el presidente tiene previsto para esta tarde el primer encuentro con la canciller alemana Ángela Merkel para tratar el relanzamiento del proyecto europeo.
Horas después de que les llegara la información, los Republicanos e incluso su ex mentor salieron al cruce del nuevo ministro. “Philippe debe aclarar si apoya a los candidatos del partido del presidente o a los nuestros", dijo el secretario general de Los Republicanos, Bernard Accoyer, que descartó que ese nombramiento responda a un acuerdo entre Macron y su partido.
Aunque por el momento se descartó abrir un proceso de expulsión de Philippe del partido, Accoyer indicó porTwitter que, aceptando el puesto, "él mismo se sitúa fuera de nuestra familia política". "Es una decisión individual" de Philippe que conlleva "cierta ambigüedad sobre el programa de gobierno que se va a aplicar", aseguró.
En una primera reacción, Juppé resaltó las cualidades de Philippe como “un hombre de una gran calidad para la misión difícil que le ha encomendado el presidente”, pero de todas formas aseguró que, pese a la amistad que le une al nuevo jefe del Gobierno, apoyará a los candidatos de Los Republicanos a la Asamblea Nacional.
A las críticas se sumó la reacción del izquierdista Jean-Luc Mélenchon, quien consideró que con ese nombramiento "Macron se apropia de la derecha moderada, como hizo anteriormente con los socialistas". "Y como los electores de la extrema derecha han sido abandonados por sus líderes solo hay una fuerza frente a Macron, nosotros. No déis plenos poderes a Macron, hay que construir una mayoría parlamentaria diferente para frenar sus proyectos", señaló.
El secretario general del ultraderechista Frente Nacional (FN), Nicolas Bay, criticó el nombramiento y acusó a Macron de estar "reuniendo lo peor de la izquierda y lo peor de la derecha". "Son los más desconectados de las preocupaciones de los franceses, de las aspiraciones profundas de nuestro pueblo", alertó.