La pregunta que encabeza estas líneas fue formulada a Jacques-Alain Miller por uno de los periodistas del diario Le Point. Es la última, resultado de un reportaje donde Miller señala algunas de las “anticipaciones” de Lacan. Quizá por eso la intervención es conocida como “Las profecías de Lacan”.

La pregunta no es una que se abandone fácilmente. Hay otro fundamento para interrogarse por las habilidades adivinatorias de Lacan; son sus evidentes predicciones. Basta recordar, en este sentido, sus dichos referidos al auge de la segregación o del racismo, de la declinación del imago paterna o del posible triunfo de la religión.

Un texto de Marc Strauss recorre algunos de estos dichos lacanianos, en particular sobre el futuro de la civilización o de ese genérico que recibe el apodo de hombre. Estas frases de Lacan, dice el autor, suelen ser enunciadas utilizando una modalidad oracular, lo que se lleva bien con el campo de la profecía. La abundancia de cita arma una lista, la que debe ser recortada por exuberante. En gran medida, hoy podemos verificar los dichos y transitarlos como lo cotidiano; otros quedan por cotejarse en el mañana.

Recientemente ha convocado mi sorpresa el encontrarme, en uno de sus “Escritos”, el anuncio de la alguna forma de “ortopedia de las relaciones de grupo”, producto del discurso del ciencia y del ocio organizado. Para nosotros, inmersos en este tiempo, no es difícil evocar en esa mención a los lazos promovidos por las redes sociales o por las “multitudes relámpago” que ellas pueden generar.

Esta potencia profética no encontraría en Lacan a su único beneficiario. Él mismo parece extender el uso de este poder como un recurso posible del psicoanálisis. En la primera versión de su “Proposición de Octubre”, luego de mencionar a la segregación como una nueva forma de organización mundial y donde el surgimiento del nazismo tiene el valor de un reactivo precursor, nos habla de una sensibilidad del psicoanálisis. Esta sensibilidad es la que no ha dejado que ninguno de sus miembros reconocidos pereciera en los campos de exterminio.

Quizá debamos entender esta benéfica sensibilidad como una posibilidad de lectura, que anticipa las construcciones posibles de lo todavía en ciernes.

Podemos encontrar alguna referencia a esta modalidad de lector del futuro, en la enseñanza de Lacan, bajo el nombre de precursor. Así lo presenta en su segundo seminario, en la página 54. Lacan dice ahí que hay posibilidad de anticipar las categorías que llegarán y aún no han sido creadas. Explica: “Ser un precursor es ver lo que nuestros contemporáneos están constituyendo con el carácter de pensamientos, de conciencia, de acción, de técnicas, de formas políticas, verlos como se los verá un siglo más tarde.” Agrega que esta modalidad precursora del ver, que se apoya en localizar el proceso de construcción, puede existir. Es de entender que este recurso se aleja de la inspiración o del ejercicio de la función del médium, de las distintas formas de “mancias” o de las prácticas adivinatorias.

Habíamos comenzado con una pregunta, esa que le hacían a Jacques-Alain Miller. La respuesta que propone distingue y orienta. Señala primero que Lacan no era Nostradamus. A continuación indica cual es la herramienta de lectura de lo por venir.

Miller dice que se puede descifrar nuestro presente en su gramática y entrever, a partir de ella, la mueca del futuro que nos espera.

Acaso esa gramática se desgrane en el carácter de pensamientos, de conciencia, de acción, de técnicas y de formas políticas, a los que debiéramos estar atentos.

* Miembro EOL y AMP.  Del reportaje a Miller, hay una traducción en https://zadigespana.com/.../las-profecias-de-lacan.../