"Son tiempos de más y mejor agro-industria textil e indumentaria argentina", es la frase que eligieron los empresarios de la cadena textil e indumentaria para resumir la situación actual del sector en la decimoséptima edición de la Convención anual de la Fundación Pro-Tejer, y los números los respaldan. En apenas nueve meses de 2021, la inversión en bienes de capital de toda la cadena fue de 151 millones de dólares, más del doble que los 60 millones invertidos en 2019. A pesar de enfrenar un aumento de costos y caída del consumo, planean terminar el año con compras de maquinarias por 200 millones de dólares y batir de esta manera el año record de inversiones en 2011.
En un encuentro previo a la jornada Pro-Textil 2021, que reúne a los principales actores de la cadena y se llevó a cabo este miércoles en Pilar, los empresarios fueron determinantes al justificar la apuesta en forma de inversiones: "Ponemos plata porque vemos un proyecto industrialista", explicó Luciano Galfione, secretario de la Fundación Pro-Tejer. Destacó que las dos condiciones que tiene la industria para crecer son la administración del comercio exterior y el fortalecimiento del mercado interno.
"La existencia de una clara administración del comercio es muy importante. La sustitución de importaciones ayuda a precipitar las inversiones en el sector", reforzó Pedro Bergaglio, ex titular de Pro-Tejer. En este sentido, los industriales recordaron el período 2016-2019, cuando los peores años de actividad coincidieron con la apertura comercial. En ese tiempo la participación de productos importados en la industria aumentó 10 puntos porcentuales. "Bajo la creencia de que la apertura en sí misma iba a solucionar los problemas del sector, la importación de bienes terminados pasó a representar el 60 por ciento de la participación en el país, la utilización de la capacidad instalada cayó 18 puntos entre 2015 y 2019 y hubo una enorme pérdida de puestos de trabajo y aumento de la informalidad laboral, en especial en el sector de la producción”, aseguró Lucía Knorre, economista jefa de la asociación.
En relación al mercado interno, la directora ejecutiva de Pro-Tejer, Priscila Makari, pidió por "medidas para mejorar salarios e ingresos de la población", luego de alertar que la recuperación del consumo público y privado, aún a niveles más bajos que en 2019, es uno de los principales drivers que alientan la actividad.
La evolución de este sector es particularmente importante por un doble motivo. Por un lado, es uno de los que más trabajadores emplea en el país. Pero además actúa de termómetro de la situación económica ya que es muy sensible al crecimiento. Se trata de un consumo no básico, por lo que apenas se recompone un poco el ingreso, el textil acompaña y viceversa.
Si bien la industria se encuentra recuperando la producción - la utilización de la capacidad instalada es 2,7 puntos porcentuales mayor a la de 2019-, uno de los números que no acompaña al sector es el de empleo: en el textil los trabajadores registrados aumentaron a 51.572, por encima de los 49.024 de 2019, pero en el sector indumentaria se perdieron 4.887 puestos de trabajo entre 2019 y 2021. Había 41.907 empleados en 2019, 39.172 en 2020 y 37.020 a junio de 2021. "La desocupación en el sector va a bajar, porque la inversión va para adelante", desdramatizó Bergaglio.
Sueldos bajos o precios caros
La división Prendas de Vestir y calzado que mide el Indice de Precios al Consumidor se encuentra entre las que más aumentaron en la medición mensual. Ya acumula una suba de 43,6 por ciento en el año y 63,9 por ciento interanual, más de 10 puntos porcentuales por encima de la inflación general.
Al ser consultado por este punto, Galfione afirmó que las prendas de vestir no están más caras en Argentina con respecto al resto del mundo. Atribuyó los aumentos de precios a la suba de los commodities durante la pandemia, que infló los precios de los insumos importados. Dio el ejemplo del algodón, que trepó 100 por ciento en dólares, o los fletes de medio oriente, que pasaron de valer 1.800 dólares en 2019 a 12.000 este año. Además, los costos de las tarifas de energía para la industria son en dólares.
Por otro lado, atribuyó el aumento de precios a la baja de la oferta que se produjo por el cierre de empresas durante la pandemia y aseguró que la medición del Indec no refleja el precio real de la ropa, porque mide el precio de lista, cuando en general hay descuentos y ofertas que los reducen.
Galfione volvió a apuntar a la recuperación salarial: "Los precios no son caros, sino que los sueldos son bajos. Resulta extraño que un empresario lo diga, pero es importante que los salarios le ganen a la inflación para que haya más demanda". El empresario aseguró estar en permanente contacto con las autoridades de la Secretaría de Comercio para hacer un seguimiento de los costos y descartó la posibilidad de que haya un congelamiento de precios en este rubro. "Sería imposible controlar a los miles de actores que participan en el sector", explicó Bergaglio.