Federico Franco fue médico cirujano, gobernador del Departamento Central, concejal e intendente de Fernando de la Mora y presidente del Partido Liberal Radical Auténtico. Pero este locuaz dirigente político saltó a la primera plana internacional por su inesperada asunción como presidente de Paraguay luego de la cuestionada destitución del hasta entonces mandatario, Fernando Lugo, en junio de 2012. De visita en Buenos Aires para participar del "IV Congreso Mundial de Diálogo Intercultural e Interreligioso" que se celebra el tres y cuatro de noviembre en el Auditorio Juan Pablo II de la UCA, Franco defiende el juicio político exprés contra Lugo en el Congreso y justifica su posterior toma del poder: "Si no lo hacía iba a ser considerado un traidor, un cobarde y un timorato".
Franco se define como un dirigente "de centro" que rechaza tanto a la extrema derecha representada en Brasil como a la extrema izquierda representada en Venezuela, el principal blanco de sus críticas. En una entrevista con PáginaI12 en la que no esquiva ningún tema, el expresidente paraguayo asegura que la Unasur resultó ser un fracaso porque se convirtió en un "club ideológico"; en cambio, elige destacar el rol de la OEA. También rechaza el acuerdo Macri-Cartes por la represa de Yacyretá. "La verdadera soberanía del Paraguay se va a dar cuando utilicemos el 100 por ciento de la energía que nos corresponde", expresa.
- El Congreso del que participa tiene como objetivo instalar una agenda de diálogo. ¿Cree que es posible el diálogo en una región con gobiernos tan enfrentados?
- Absolutamente, estoy convencido de que la única forma de salir adelante es con el diálogo. Única y exclusivamente el diálogo hasta que sangre la lengua. Los gobiernos pasan, las personas pasan, las ideologías también, siempre se producen periodos cíclicos, predominio de izquierda, de centro, de derecha, dictaduras militares, pero las instituciones quedan. Yo soy una persona convencida de que tiene que haber diálogo sea quien fuera el presidente del país que sea.
- ¿No cree que es necesario relanzar organismos como la Celac o Unasur para reforzar esos vínculos?
- Mira, yo tengo que reconocer que Unasur demostró ser un fracaso, justamente porque fue un club ideológico. Intentó reemplazar a la OEA, pero fallecido Hugo Chávez se desvaneció. Hay instituciones, se les puede cambiar el nombre, estuvo la Celac, está la Aladi y está la Alalc. Podemos darle el nombre que uno quiera, pero tiene que haber una coherencia. Incluso cuando el 26 de marzo de 1991 se lanza oficialmente el Mercosur fue una fiesta. Se nos habló a los paraguayos de la libre circulación de bienes y productos. Se nos habló de la posibilidad del mercado común, y hoy mirando el retrovisor vemos que no cambió gran cosa.
- Y más allá del costado comercial, ¿usted todavía cree en una institución como la OEA, que luce desprestigiada luego de lo que ocurrió con los comicios de 2019 en Bolivia?
- Yo soy un defensor de la OEA. El que se opone a la OEA es el eje bolivariano: Hugo Chávez en principio y Nicolás Maduro después. ¿Unasur por qué terminó? Porque se terminó la billetera de Chávez. Por eso yo creo que hay que fortalecer a la OEA. Además se demostró su utilidad en varios lugares donde actuó en forma conveniente y oportuna, y ha sido, electoralmente hablando, una institución seria y respetada, participando con observadores en casi todos los países de América.
- Se cumplieron nueve años de su asunción como presidente luego de la destitución de Fernando Lugo. Frente al paso del tiempo, ¿no cree que las cosas pudieron resolverse de una manera más prolija?
- Yo no puedo arrepentirme de lo que hice. Mire, el vicepresidente de la República de mi país tiene tres funciones. La primera es la de reemplazar al presidente en algunos eventos, la segunda es ser nexo con el Ejecutivo y participar del Consejo de Ministros, y la tercera es reemplazar en caso de enfermedad, muerte o renuncia. El presidente fue sometido a un juicio político, la única persona que puede reemplazar inmediatamente y sin más trámite al presidente de la República es el vicepresidente. Se hace un juicio político. Hay 125 parlamentarios y 120 creen que es conveniente remover al presidente por mal ejercicio del poder. Y está el vicepresidente. ¿Por qué no habría de asumir?
- Desde el Frente Guasú criticaron la rapidez con la que fue realizado el juicio político.
- ¿Pero cómo? ¿Acaso el abogado del Frente Guasú no fue el doctor Emilio Camacho? Usted puede chequearlo en Google. ¿Acaso el abogado no fue también Adolfo Ferreiro? Y cuando se les preguntó en el juicio si tenían algo más que agregar, dijeron "No, suficiente", y les sobraba tiempo para hacer uso de la palabra. ¿Acaso el presidente Fernando Lugo no se retiró aceptando la decisión del Congreso? ¿O después recibió una orden de alguien? Yo no le puedo responder a eso, pero le puedo pasar el teléfono de Lugo para que consulte con él. Ahora bien, ¿por qué no se le hizo de la misma forma un juicio político al presidente (Mario) Abdo Benítez cuando se hizo una pretendida entrega de la soberanía? Es un buen tema que ustedes tendrían que indagar.
- ¿Y usted por qué cree que Abdo se salvó del juicio?
- No tengo ningún problema en decirlo, porque el vicepresidente es de su mismo signo político y probablemente es igual o peor que el presidente. También está involucrado en el escándalo de la entrega de energía. En mi caso fue distinto, Lugo me marginó y no me ha participado absolutamente de nada durante su gobierno, sino que al contrario se encargó de dividir al Partido Liberal para poder reinar.
- En Argentina se habló mucho de una visita del expresidente Mauricio Macri a Paraguay, donde se reunió con el también expresidente Horacio Cartes en plena pandemia. Se especuló, por ejemplo, con que hablaron del acuerdo por Yacyretá.
- Nosotros nos opusimos al acuerdo Cartes-Macri, creemos que es un acuerdo leonino. El gobierno de Nicanor Duarte Frutos con el presidente Néstor Carlos Kirchner hicieron un acuerdo en el cual congelaron el precio de la energía por 54 años. ¿Usted se imagina congelar el precio de una hamburguesa durante 54 años? Mi país, gracias a una posición genuflexa de alguno de sus presidentes, tomó esa decisión. El acuerdo Cartes-Macri lo que hizo fue prorrogarlo. En vez de 54 años lo bajó y lo hizo más o menos por 40. Nosotros nos opusimos. Dicho esto, el presidente Macri y el presidente Cartes se reunieron varias veces. Son amigos, ambos vienen del deporte, ambos son empresarios. Son muy amigos, usted entiende...
- Quería preguntarle por las revelaciones de los Pandora Papers que salpican a Cartes. ¿Se lo debe investigar?
- Nosotros tenemos la menguada esperanza de que otros organismos fuera de la justicia paraguaya puedan hacer justicia, porque en mi país no tenemos mucha expectativa. El presidente Cartes debe ser el único presidente de la región que fue presidiario. No por cuestiones políticas ni por persecuciones, ni por pensamientos ideológicos ni por resistir la dictadura, sino por otros motivos. El presidente Cartes es una persona que en vez de currículum tiene prontuario. Y ojalá que la justicia internacional pueda aclarar este tema.