Boca apostó a presionar en la salida de Argentinos, que intentó comenzar las acciones con la pelota a ras del césped, sin importar la asfixia. Los de Battaglia recuperaron alto o forzaron pérdidas en un par de oportunidades, y un remate de Almendra por encima del travesaño resultó la acción más peligrosa. El mediocampista asumió el rol de lanzador, pensando en la velocidad de Villa y Pavón como armas.
Argentinos de a poco fue ganando la mitad de la cancha, más allá de cierta predilección de redundar en el pivoteo de Avalos. Con Florentín y Carabajal como armadores, empezó a controlar las acciones y llegó dos veces. Una, tras un lateral de Mac Allister que conectó el citado Carabajal dentro del área. Otra, luego de una pared entre Avalos y Florentín, que el volante finalizó con un remate rasante y desviado.
Boca jugó incómodo, sólo encontró peligro a partir de acciones individuales, sobre todo por las bandas. Como el desborde de Medina que Izquierdoz no alcanzó a conectar (y terminó bajando imperfectamente para Vázquez). O dos lances de Villa y Pavón. Argentinos, en tanto, no consiguió traducir en riesgo los largos tramos de posesión.
Los primeros instantes de la segunda parte ofrecieron la imagen más angustiante de Boca. Que pudo verse abajo en el marcador en el mano a mano de Carabajal (que aprovechó un error en la salida), pero la pelota dio en el palo. Los de Battaglia no podían salir ni encontraban la pelota. Pero, primero, Almendra halló a Pavón en un pase largo y el centro al medio no terminó en la red ya que Torrén se anticipó a Vázquez. Y a los diez minutos, casi inmediatamente, el atacante conectó un tiro libre de Villa y le dio la tranquilidad al equipo.
Argentinos perdió la línea de juego luego del gol y Boca creció en lo futbolístico. La desconcentración de los de La Paternal llegó por un tanto anulado correctamente por el árbitro por una posición adelantada, mientras todo el equipo protestó el fallo.