Para Mariano Loiácono, cada recital funciona como un organismo que respira de maneras diferentes: “Siempre tengo en cuenta la energía del público, cómo está recibiendo el concierto y para dónde vibra. No se trata de tocar lo mío y listo, sino que es importante el ida y vuelta, y sentir que la gente está disfrutando”, explica el trompetista a Rosario/12. Loiácono y su quinteto –Ernesto Jodos en piano, Sebastián Loiácono en saxo tenor, Jerónimo Carmona en contrabajo, Sebastián Mamet en batería– se presentan hoy a las 21 en Teatro El Círculo (Laprida 1223), con la presencia invitada del saxofonista y clarinetista Rubén “Chivo” González, y apertura a cargo de la pianista Rocío Giménez López.

Todavía duran los ecos de Vibrations, su disco más reciente, grabado en Nueva York y presentado en Parque de España en 2019. “Tuve una buena sensación con el disco, me gustó y me gusta, y justo cuando salía cambié algunos músicos del quinteto, entraron Ernesto Jodos y Sebastián Mamet. También lo presenté en el CCK y lo tocamos en Buenos Aires y en los clubes, pero con la pandemia todo paró. Tuve la suerte de que ese año me convocaran para el festival New Trumpet de New York, que dirige Dave Douglas. Pudimos hacer la grabación en un estudio, de una música que tenía que durar 20 minutos y ser original. Al final el festival fue todo por streaming, pero de alguna manera eso me dio una inyección de ánimo. Luego me convocaron para hacer streamings, que no tienen nada que ver con el vivo, pero era lo que había en el momento”, prosigue el músico.

-¿Cómo te resulta componer bajo una fecha de entrega?

-No me es fácil. No soy un gran compositor. Tengo mis temas y siempre alguna cosita, pero no soy alguien que compone mucho. Hay gente que escribe un tema por semana, pero yo no puedo. Tampoco soy alguien que trabaje a partir de los métodos de composición, recursos que están buenos y hay gente a la que le funciona. En mi caso, cuando viene la idea, aprovecho y escribo. Pero normalmente no tengo mucha inspiración, y como soy muy exigente, por ahí escribo un tema, no me gusta, lo rompo y se terminó. Entonces, esta situación de tener una fecha de entrega fue interesante, pero también me presionó bastante, porque pasaban los días y no me salía nada que me pareciera interesante. Hasta que más o menos, dentro de todas las ideas que iba probando, terminé armando la música que quería, que me representaba para ese momento. Pero no es algo que me surja naturalmente.

-Por otra parte, también compusiste para cine. Otra manera de pensar la música.

-Escribí la música de La luz incidente y de El prófugo. En esta última, lo que hice fue escribir una cosita muy chiquita, como para una big band que suena en una fiesta, pero el trabajo completo fue para La luz incidente. Ahí lo que me ayudó mucho fue hablar con el director Ariel Rotter. Además del guion, él me contaba por qué la película iba hacia donde iba y qué representaba en su vida cada escena. Hay situaciones que a él le recordaban cosas de su niñez, y eso me ayudó mucho para escribir la música.

Estas diversas maneras de pensar la música, se tocan invariablemente en el escenario y su dinámica cambiante: “Nunca sé qué voy a tocar hasta el momento cuando estoy en el escenario. Puedo armar más o menos una lista al salir del camarín, pero luego me agarran ganas de tocar otra cosa. Me hace muy bien sentir que el público está disfrutando. Seguramente habrá composiciones mías, del último disco y alguna más vieja, también algo del Festival New Trumpet. Siempre toco alguna música de Billy Harper, algún tema de Freddie Hubbard, alguna versión de un tema de Coltrane y algún standard, sobre todo baladas. Es algo que también cambia según la duración del concierto; a veces los temas son más cortos o más largos, a veces los solos se extienden porque hay una buena conexión entre el grupo y de golpe tocaste tres temas y ya van 35 minutos de concierto”.

La figura invitada de la noche es el “Chivo” González, y su presencia tiene que ver con algo que Loiácono subraya: “El jazz es una música de transmisión oral. Estoy convencido. Es una música que se mantiene gracias a que hay alguien que te muestra cómo se toca. Obviamente, las escuelas ayudan un montón y son necesarias, pero si no está esa gente que mantiene viva la esencia del jazz, es muy difícil que sobreviva. En Rosario, y obviamente que hay otras personas como él, el Chivo es muy especial. Es parte de una generación de la que casi ya no queda gente. Es incansable y se ha mantenido siempre, se ha mezclado con los más jóvenes, tiene un montón de discos escuchados, ha leído libros, ha escrito, tuvo un programa de radio, viaja afuera, va a escuchar conciertos, vas a tocar y él está en la platea. Cuando empecé a tocar, él me llevó a su casa a escuchar un poco de música y me regaló Hub-Tones, de Freddie Hubbard. ¡Y yo no conocía a Freddie Hubbard! Él es un eslabón fundamental para que el jazz se mantenga vivo en Rosario. Con él tengo una relación muy cercana y afectuosa, de mucho respeto. Así que me pareció interesante que venga a tocar con nosotros algún tema, el que él quiera, y en un teatro hermoso como El Círculo.