Angela Merkel y Emmanuel Macron se mostraron determinados a revitalizar el eje franco-alemán para lograr una Unión Europea (UE) más efectiva y protectora y profundizar la integración de la eurozona. En el encuentro que mantuvieron en Berlín, la canciller alemana y el presidente francés adelantaron su disposición a modificar acuerdos para reformar la UE, bloque regional que se encuentra en crisis frente al ascenso de los partidos antieuropeístas y la salida del Reino Unido. “Desde el punto de vista alemán, es posible cambiar los tratados si tiene una utilidad”, señaló a la prensa Merkel en la capital alemana, mientras que el invitado a su lado dijo que no tendría reparos frente a esa posibilidad. “El tema de los cambios de tratados fue un tabú francés que no tendrá lugar conmigo”, confió Macron.
Ambos mandatarios se mostraron juntos ante la prensa al término de la primera visita al extranjero del flamante jefe de Estado francés, que viajó a Berlín tras haber sido investido presidente el domingo. En línea con las declaraciones hechas tras el encuentro, Macron estimó necesario, a futuro, realizar un cambio de tratados, en particular para que pueda reformarse el funcionamiento de la zona euro. Hasta ahora Berlín había mostrado reservas sobre el tema. En la memoria continúa presente el rechazo en Francia al proyecto de Constitución europea en un referéndum en 2005. La perspectiva de tener que ratificar un nuevo cambio de tratados en cada país miembro de la UE genera reticencia.La jefa del Gobierno alemán no descartó por su parte el plan de reformas de los tratados de la UE, pero desde su escepticismo en este asunto pidió cautela y concretar qué se quiere cambiar y por qué. Las declaraciones de la canciller, prudentes, constituyen sin embargo un gesto y una señal de apertura hacia el nuevo presidente francés.
Ambos líderes se comprometieron a poner todo de su parte para mejorar la relación entre las dos capitales. “Necesitamos una refundación del proyecto europeo”, aseguró el presidente francés, quien consideró que para que se dé ese cambio es preciso primero recomponer la confianza de la relación histórica entre París y Berlín, mientras que Merkel habló de dotar al tándem de una nueva dinámica y de un nuevo impulso. “Nuestra relación necesita más confianza y más resultados”, opinó Macron, dejando entrever que las relaciones entre Merkel y su antecesor, François Hollande, no fueron especialmente cercanas y productivas.
Merkel, por su parte, apostó por un vínculo de plena confianza que genere una estrecha cooperación para el bienestar de los dos países y subrayó que los intereses de Alemania están estrechamente ligados con los intereses de Francia. “A Alemania sólo le puede ir bien cuando a una Francia fuerte le va bien”, sostuvo tras recalcar la importancia de las relaciones entre las dos naciones.
Asimismo, la canciller evaluó que esa disposición en París y Berlín va a tener resultados a medio plazo y anunció que tras las elecciones parlamentarias de junio en Francia ellos dos y algunos ministros clave de ambos países se reunirán para trazar una hoja de ruta en la que se perfile el futuro de la UE y de la eurozona. “La unión monetaria debe profundizarse y hacerse más resistente ante posibles crisis”, indicó Merkel, quien consideró que un impulso posible en este sentido podría ser una cierta armonización fiscal, atendiendo una de las propuestas del líder francés.
La UE, agregó la mandataria, debe ser más rápida en sus procesos y más contundente en sus acciones. Merkel dijo que ambos tienen interés en avanzar en el establecimiento de un sistema de asilo común en la UE y en la Unión de la Defensa. Asimismo dijo ver con buenos ojos la posibilidad de incluir, como sugirió Macron, una cláusula de reciprocidad en las relaciones comerciales, instrumento que permita poner freno a importaciones de países extracomunitarios que no cumplan ciertos estándares y minen la competitividad de los productos de la Unión.
El presidente francés pidió también una UE menos burocrática y que proteja mejor a sus ciudadanos y descartó de forma contundente los denominados eurobonos, una propuesta lanzada durante la crisis de la zona euro que consistiría en unificar deudas entre los países que comparten la moneda, algo a lo que Berlín se opone radicalmente. “No estamos a favor de mancomunar antiguas deudas”, zanjó Macron al ser consultado al respecto, argumentando que eso promovería la irresponsabilidad fiscal entre los países.
El presidente francés reivindicó su iniciativa de promover las inversiones públicas y privadas en la eurozona para incentivar el crecimiento, pero no con un instrumento como el Plan Juncker, basado en la deuda, sino con nuevo ingresos procedentes de los presupuestos.
Macron, que subrayó tiene por delante una difícil tarea en su país, en el que debe implementar las reformas necesarias, admitió que puede tener diferencias de criterio con la canciller, pero que él siempre se comportará como “un socio abierto, directo y constructivo”, porque de ello depende el éxito de Europa. Merkel, por su parte, aseguró que ambos no siempre van a estar de acuerdo, pero que de la colaboración bilateral, de la simbiosis de las posturas de Berlín y París, siempre sale algo bueno, no sólo para los dos países, sino para toda Europa. El presidente francés consideró además que es su obligación saber responder al entusiasmo por Europa que su elección ha generado en Francia y más allá de sus fronteras.