El apego 6 puntos
Argentina, 2021
Dirección y guion: Valentín J. Diment.
Fotografía: Claudio Beiza.
Duración: 102 minutos.
Intérpretes: Jimena Anganuzzi, Lola Berthet, Germán De Silva, Marcela Guerty, Elvira Onetto, Edgardo Castro, Luis Ziembrowsky.
Estreno en los cines Gaumont y Malba.
El cine de Valentín J. Diment no está hecho para que el espectador asista a él cómodamente. Se trate de recuperar la historia de dos de los más despiadados asesinos políticos de los 70 (Parapolicial negro: Apuntes para una historia de la triple A, 2012), de una serie de sacrificios humanos perversamente manipulados (La conciencia del muerto, 2012), de un pueblito perdido en el que todo es abyecto (El eslabón podrido, 2015) o de la proyección al presente de ex “pesados” de la tristemente famosa CNU (La Feliz: continuidades de la violencia, 2019), a lo largo de la década pasada el ex coguionista de Aballay se dedicó a recordar tozudamente una presencia, la del mal, cuya persistencia la sociedad argentina prefiere disimular. El mundo de su nuevo film, El apego, es perverso, extraño, molesto. Pero esta vez el realizador lo aborda desde una suerte de farsa gélida. Lo cual acentúa la sensación de extrañamiento.
Premiada en la reciente edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges, El apego transcurre en una época que parecería como suspendida entre los años 50 y los 70. La casa en la que transcurre casi todo el film es la clase de vivienda que hacia fines de los 50 y comienzos de los 60 construía “la gente de plata”. Los autos, alguna advertencia radiofónica (“La libertad da derechos y crea obligaciones”) y una breve referencia a La parte del león (1978) hacen pensar que se trata de los tiempos de la dictadura. La identificación difusa colabora con el clima enrarecido. En medio de una noche de tormenta una mujer joven toca el timbre de una casa, dándose a conocer y pidiendo ayuda. No se la dan. A la mañana siguiente, la joven, Carla (Jimena Anganuzzi) vuelve y le explica a la doctora Irina (Lola Berthet) que fue violada en manada y necesita abortar. Está desesperada. Dueña del aspecto de una carcelera nazi, la doctora le propone otra cosa: dar a luz al niño y venderlo a algún matrimonio estéril. Es el comienzo de una pesadilla congelada, que tal vez hasta termine en historia de amor lésbico.
Hay venta de bebés, maltrato, varias violaciones (en o fuera de campo), algunas mentiras, tres crímenes, un par de desmembramientos (elegantemente mostrados sólo en sombras), una mujer que es virgen a los 40, una obstetra que le dice “feto” al bebé, una madre que lamenta haber tenido a su hija, una clínica como de Bioy Casares. Sin embargo todo eso está filtrado: El apego no es una película cruda sino cocida. Demasiado cocida, incluso. Hay gags que en un primer momento no se sabe bien si son tales: la inspección vaginal demasiado entusiasta, una nativa de Pehuajó a la que le comentan que es vecina de Manuelita, una presunta dieta diaria de “morcilla con caviar y Cynar” en un geriátrico (¿?), un hombre para todo servicio a quien llaman Chirulín. Todo eso mueve a ver la nueva película de Diment como una comedia. O tal vez un melodrama en clave de comedia. O de farsa.
Pero las farsas son desprolijas y gritadas, y El apego impone una estética visual suntuosa, cuidada hasta la obsesión, de encuadres estudiados (“Encuadre y Dirección”, dice en los créditos), angulaciones, un blanco y negro de alta definición, sombras proyectadas y contrastes lumínicos, música que no se corresponde con el tono dramático. Los espejos abundan, y también los cristales y biombos que, a la manera de algunos films brechtianos de Fassbinder (Desesperación, por ejemplo) se interponen entre la lente y los personajes. Filtran la visión, que es lo que la película hace también en términos dramáticos. Si se tiene en cuenta la reciente El prófugo, que como ésta es de calidad técnica ABC1 y hace una alta apuesta visual, y si a ellas se le suman los films más recientes de Raúl Perrone, podría pensarse que una zona del cine argentino actual tiende al manierismo. El tiempo dirá si esa tendencia se consolida.