Desde Lima
El segundo gabinete ministerial del presidente Pedro Castillo, encabezado por la exlegisladora de izquierda Mirtha Vásquez, obtuvo el voto de confianza del Congreso, indispensable para ser ratificado. De 130 congresistas votaron 125, de los cuales 68 respaldaron al gabinete, 56 votaron contra la confianza y hubo una abstención. El gobierno consiguió este triunfo con el apoyo de sus aliados de izquierda y de la oposición de centro y de la derecha moderada. Pero para Castillo esta victoria en el Congreso vino acompañada de la confirmación de la ruptura de la bancada oficialista, lo que debilita más su ya difícil situación en un Parlamento en el que es minoría. De los 37 legisladores del partido de gobierno Perú Libre (PL), 16 votaron en contra del gabinete, otros 19 respaldaron a su gobierno y hubo dos ausentes, uno de ellos fallecido hace unos días. En actitud suicida, votando en contra del gabinete, el sector disidente del oficialismo, que ha roto con el gobierno desde un radicalismo de izquierda, estuvo cerca de darle la victoria a la oposición de extrema derecha que buscaba tumbarse al gabinete para abonar en su estrategia desestabilizadora que tiene como objetivo final dar un golpe parlamentario.
La ruptura en el oficialismo se ha dado luego que el presidente decidió cambiar al anterior jefe del gabinete, el legislador Guido Bellido, alto dirigente de PL, que en pocas semanas cosechó críticas de diversos sectores y estaba muy desgastado con su estilo de confrontación y radicalismo verbal. Bellido fue uno de los que votó contra el nuevo gabinete. Este sector del oficialismo se siente desplazado con un gabinete encabezado por alguien de reconocida trayectoria de izquierda pero que no milita en PL, y rechaza las alianzas de Castillo con otros sectores progresistas.
Clivajes
La extrema derecha golpista también se partió. El fujimorismo votó en bloque para negarle la confianza al gabinete, pero sus aliados de Renovación Popular y Avanza País se dividieron a la hora de la votación: cinco de sus miembros lo hicieron a favor del gabinete. Sin los votos de la facción disidente del oficialismo que se sumaron a los suyos, esa derecha habría sido ampliamente derrotada.
“Con el voto de confianza otorgado por el Congreso seguiremos bregando por los cambios que el Perú necesita. Somos el gobierno que impulsa la gesta de la reivindicación social y que apuesta por el desarrollo de nuestras regiones. Con unidad y consenso lo haremos”, fue la reacción del presidente Castillo luego de otorgado el voto de confianza.
Desde las bancadas de la extrema derecha se reiteraron los trasnochados discursos macartistas, hablando de un gobierno comunista al que deben combatir. Hubo discursos destemplados, ataques de todo tipo contra el gobierno. Desde el otro extremo, con un discurso que apostó a la ultraizquierda, el sector disidente del oficialismo acusó al gabinete de “estar al servicio de la derecha”.
Consensos
En su presentación ante el Congreso, Vásquez pidió a los legisladores “disposición al diálogo” para “lograr consensos” y “construir en conjunto y encaminar al país hacía la gobernabilidad y bienestar colectivos”. Pero desde la oposición de la derecha embarcada en el boicot al gobierno no había interés en la concertación propuesta por el gabinete. Al sector rupturista de la bancada oficialista tampoco le gustó el llamado de la jefa del gabinete al diálogo y la concertación.
Vásquez, abogada de larga trayectoria en la defensa de los derechos humanos, las mujeres y las minorías, destacó entre las políticas centrales del gobierno priorizar “los derechos básicos de la población”; combatir las brechas de desigualdad, pobreza y exclusión; fortalecer los servicios públicos, como salud y educación, abandonados por tres décadas de neoliberalismo; una reactivación económica con justicia social; una reforma tributaria para aumentar la recaudación cobrando más impuestos a quienes más ganan; aumentar la inversión pública y promover la inversión privada; apoyar la pequeña agricultura; el fortalecimiento de los programas sociales y las políticas para una mejor redistribución de ingresos, inequidad que es uno de los grandes problemas del país; la promoción del empleo con derechos laborales; políticas para enfrentar las violencia contra las mujeres y defender los derechos de las personas trans, lesbianas, bisexuales y gays.
La jefa del gabinete señaló que el voto de confianza significaba “luz verde para partir” y que le otorgaba “estabilidad al país”. Dijo que su gabinete ya podía implementar sus políticas.
Nuevo ministro
Poco antes de que el gabinete se presente ante el Congreso, en la mañana del jueves juramentó como nuevo ministro del Interior el exfiscal Avelino Guillén, completando el gabinete luego de la salida del anterior titular de esa cartera, Luis Barranzuela, por el escándalo de una fiesta en su casa a pesar de la prohibición de reuniones por la pandemia. Guillén fue fiscal durante el juicio al exdictador Alberto Fujimori, que terminó con una condena a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad, por el asesinato de quince personas en una modesta vivienda de Barrios Altos en el centro de Lima y por el secuestro y desaparición de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta, crímenes cometidos por el destacamento del ejército Colina, que operó como un escuadrón de la muerte durante la dictadura fujimorista. El nombramiento de Guillén, que ganó un gran prestigio por su solvente actuación en ese proceso judicial, ha sido bien recibido por diversos sectores, pero, como era de esperarse, rechazado por el fujimorismo.
El voto de confianza al gabinete en el Congreso coincidió con los primeros cien días del gobierno, en los que el Ejecutivo ha enfrentado como prioridad la pandemia y la reactivación económica. Ha acelerado con éxito la campaña de vacunación contra la covid 19, con cerca del 60 por ciento de los mayores de 12 años ya inmunizados. En la reactivación económica se anuncia para este año un crecimiento del PIB de 11,9 por ciento y una proyección de crecimiento de alrededor del 5 por ciento anual para los próximos años.
Inicio complicado
Ha sido un inicio complicado para el gobierno, con una oposición golpista en el Congreso apoyada por la prensa hegemónica y sectores empresariales, y errores del gobierno, como algunos nombramientos que le han causado serios problemas, marchas y contramarchas en algunos temas, debilidades y divisiones en el oficialismo, y un presidente que habla poco, no da entrevistas.
El voto de confianza al gabinete le da un alivio al gobierno, pero el terreno sigue minado. Un sector importante que le dio el voto de confianza, distanciándose del golpismo, seguirá en la oposición, y los grupos extremistas continuarán tramando el golpe parlamentario que quieren dar. Y ahora Castillo tiene a un grupo del oficialismo haciéndole oposición desde la izquierda.