María Eugenia Vidal, candidata a diputada nacional de Juntos por el Cambio (JxC) utilizó una entrevista periodística para explicitar y dejar al descubierto cuál “será nuestro rol en los próximos dos años”, es decir, cuál es la estrategia de la oposición para el último tramo de la presidencia de Alberto Fernández. La ex gobernadora de la provincia de Buenos Aires sintetizó la postura opositora en una frase: “Tenemos que construir un bloque sólido en el Congreso para ponerle límites al Gobierno". Vidal expresa lo que, hoy por hoy, es el mayor sueño político de la oposición: impedir a cualquier precio que el gobierno del Frente de Todos (FdT) pueda mejorar su gestión en la segunda mitad de su mandato, ya sin pandemia –o con sus consecuencias atenuadas-, ante la posibilidad de un “rebote” de la economía y con expectativas de continuar la reactivación ya iniciada.
Actuando como vocera del bloque opositor –al que después de las elecciones se sumarán el resto de los candidatos de la derecha y la ultraderecha para emular el ya experimentado “bloque A” que obstaculizó la gestión presidencial de Cristina Fernández de Kirchner- Vidal no escatimó palabras para dejar en claro la maniobra que se está intentando construir. Todo quedará supeditado, por cierto, al resultado electoral que los cambiemitas descuentan que les será favorable. La pretensión es lograr quórum propio en la Cámara de Diputados y revertir el quórum que hoy tiene el oficialismo en el Senado. De esta forma –sueñan- lograrían trabar, más de lo que han hecho hasta ahora, las iniciativas del FdT.
Vidal no explicó sin embargo de qué manera esta estrategia aportará "para que el país crezca en los próximos dos años" cuando, en realidad, no lograron ese propósito en los cuatro años en los que gobernaron. Su coincidencia con el actual gobierno es que “entramos en dos años muy difíciles”, aunque claramente ni ella ni sus socios y mentores asumen ninguna responsabilidad por la herencia macrista.
En todo caso habrá que agradecerle a Vidal la sinceridad en sus expresiones y el haber advertido a la ciudadanía que concurrirá a las elecciones legislativas que es lo que piensan hacer con el respaldo que eventualmente recojan en las urnas. Ni una sola autocrítica, de ninguna manera asumir responsabilidades, tampoco hacerse cargo del daño causado. Absolutamente coherente con los dichos de su jefe político y ex presidente Mauricio Macri que, después de haber endeudado in extremis al país, ahora tiene la audacia de decir que si él estuviese hoy en el lugar de Alberto Fernández habría solucionado el tema de la deuda “en cinco minutos”.
Calificarlos de irresponsables, es poco decir. El diccionario define el cinismo como “impudencia, obscenidad descarada” y explicita que se trata de “desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”.
En todo caso, cabe decirles simplemente “gracias por avisar”. Y votar en consecuencia.