Volver al origen con una versión más artesanal, una especie de unplugged a cielo abierto, donde los libros, las librerías, las editoriales y los autores comparten protagonismo con los lectores. La 3ª Feria de Editoriales y Librerías de la ciudad de Buenos Aires (Felba), que se realizará hasta el próximo domingo en la Plaza Brasil (Figueroa Alcorta 2099), al lado de la Facultad de Derecho y delante del antiguo Centro Municipal de Exposiciones -donde se hizo la Feria Internacional hasta 1999-, genera muchas expectativas en los organizadores, la Fundación El Libro (FEL) y el ministerio de Cultura porteño. En esta edición, con una programación con entrada libre y gratuita orientada al público joven, hay 124 stands de librerías y editoriales a los que se suman más de 40 comiquerías en el Espacio Joven.
El sol calienta la lona azul de plástico, ese techo que se extiende como otro cielo sobre los stands distribuidos alrededor de la Plaza Brasil. No hay aluvión de futuros abogados en el paisaje; apenas se ve un puñado de jóvenes en una de las escalinatas de la Facultad de Derecho. El editor Daniel Divinsky, fundador de Ediciones de la Flor junto a Kuki Miler, recorre esta feria destinada a romper su propio récord de 8000 visitantes en abril pasado, cuando se hizo la segunda edición, durante el feriado de Semana Santa, en el Parque de la Estación. “Todos veníamos acá”, dice Enrique Avogadro, el ministro de Cultura, aludiendo al Centro Municipal de Exposiciones, el escenario de la Feria Internacional del Libro hasta su mudanza al predio de La Rural en el 2000, mientras saluda al presidente de la FEL, el editor Ariel Granica, y al director general de la FEL, Ezequiel Martínez.
Granica cuenta que cada vez más expositores quieren participar de la Felba, este formato de feria del libro al aire libre, que no reemplaza a la Feria Internacional, aunque surgió para posibilitar el tan necesario reencuentro con los libros, los editores y libreros en diciembre de 2020. “La prioridad la tienen las librerías porque son las que más han sufrido con la pandemia. El libro se movió con una dinámica distinta a otras actividades culturales que tenían muchas más limitaciones. El libro en casa fue una gran solución para todo este mundo de lectores que es la ciudad de Buenos Aires. El libro llama, despierta a los lectores; el libro es una experiencia que cuando está a la mano, en la calle, convoca al público”, explica el presidente de la FEL.
Avogadro recuerda que la actual situación sanitaria es “mucho más favorable”, pero hacer la primera Felba “requirió de mucha audacia” para reencontrarse con los libros en el espacio público. “Hoy estamos viviendo una primavera cultural gracias a la mejora sanitaria”, subraya el ministro de Cultura y menciona el regreso de actividades tan emblemáticas y masivas como la Noche de los Museos y la Noche de las Librerías en una “agenda que no para” porque la ciudad tiene un público con mucha avidez. El libro es el primer consumo en términos de dinero de la tarjeta Pase Cultural, una especie de Sube para estudiantes de escuelas públicas de la ciudad (4º, 5º y 6º año), que tiene un saldo de 4000 pesos para elegir ir al cine, al teatro o comprar un libro, entre otras opciones.
En el stand de Asunto Impreso y Librería de la Imagen se consigue la última novela de Luisa Valenzuela, Fiscal muere (Interzona), a 1490 pesos. El centenario del nacimiento de Stanislaw Lem, con nuevos títulos y reediciones, permite ampliar los libros del maestro de la literatura especulativa con El congreso de futurología (Interzona), a 1390 pesos. El stand de la librería Buenos Aires Book -que tiene su local a la calle en Constitución, Salta 742- despliega un menú de distintas ofertas, con clásicos desde 400 pesos, como Otra vuelta de tuerca, de Henry James, hasta el Popol Vuh. Libro sagrado de los mayas. Hay libros más baratos para chicos: uno por 200 pesos y dos por 300 pesos, con varios títulos del escritor Pancho Quino, que murió a los 82 años en mayo de este año, como ¡¡¡La vaca cuenta chistes!!! o Las hormigas son buenas. Blanca Pérez, librera de Buenos Aires Book, revela que la venta va de menor a mayor, y que imagina dos jornadas con mucho público y facturación para el fin de semana.
En cámara lenta, el sol se retira de los alrededores de la plaza Brasil, donde están distribuidos los stands de las editoriales y librerías que participan en esta 3ª Felba, como Alamut Libros, Ediciones Atuel, Librería del Fondo, Eudeba, Limonero, Salvaje Federal (la librería especializada en literatura de las provincias, de la escritora Selva Almada), Madreselva Editorial, La Coop Librería y Ediciones Colihue, entre otros. Walter Marini, de la librería Sudestada, participó en las tres ediciones de la feria. “La presencialidad es clave para que las librerías y las editoriales se sigan sosteniendo. Aunque mucha gente se volcó a la virtualidad y con el delivery de libros se pudieron tapar algunos huecos, quedó demostrado lo importante que es la presencialidad en las ferias. Es un sostén fundamental para las librerías y las editoriales”, precisa Marini desde el stand de esta librería y editorial que tiene cada libro de la colección “Cuadernos de Sudestada” a 990 pesos y una oferta especial para esta edición de dos cuadernos por 1700 pesos.
Granica adelantó que la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires en 2022 será presencial y “sin restricciones”, si no hay ninguna “sorpresa” en la tendencia de la situación sanitaria. “Después de dos años de estar suspendidos, vamos a hacer una feria con toda la potencia acumulada. Queremos que sea un regreso inolvidable”.