“Saber demasiado es envejecer prematuramente”

“No es la ley lo que asusta, sino el juez que te toque”

“Las lágrimas que caen son amargas, pero lo son aún más las que no caen”

Proverbios rusos

-Sr. ¿Es Malandro este de la foto?

-No sé, nunca apruebo ni niego ante un desconocido

-Usted me responde como si existiese un guión. ¿No se habrá devorado muchas películas?

-Las necesarias. Intuyo que Malandro sabe más de lo que dice y menos de lo que hace

-¿O sea, un escondedor?

-Hay que cuidarse, dice él. Sin llegar a la paranoia. Cuidarse de hablar de más, prometer cosas, gestas de lucha, ejemplos de ética y críticas al mundo que no se puede cambiar. Queda bien putear lo que nunca se logrará torcer. Nos diferencia de la manada a la que vemos despectivamente porque somos mejores que ella. Somos libres y los demás esclavos.

-¿Va entre paréntesis supongo?

-Sí, ¿acaso no ve las comillas? Ustedes los periodistas ven la sangre pero no la herida.

-Algunos, algunos, no generalice.

-Yo hablo por él, por lo que no puede decir. Usted se debe creer un tipo libre, supongo. Bueno él no. Sabe que estamos atrapados y hasta que no tumbemos a los gigantes seremos muy chicos, no le gusta la palabra enanos. Tumbarlos significa aniquilarlos, quemarlos en la hoguera, junto a la cruz y a la esvástica, a los dioses perfumados con pañales sucios, a los falsos mesías, a los judaístas que traicionan al pueblo judío, a los cristianos que escupen el agua bendita, a los…

-Bueno, bueno, se puso apocalíptico con eso de las religiones. Si él no cree ¿para que se preocupa?

-Me hace acordar a un pariente mío que estudiaba en dictadura y si había milicos custodiándolo adentro de la universidad, a él no le importaba porque decía que no le hacían nada.

-Lo de la dictadura nunca me gustó y la cifra treinta mil a mí también me duele. Es inconcebible tantos desaparecidos

-Usted sabe que hablo en nombre del Sr. Malandro, por ende usted sabe que él sabe todo acerca de las cifras y da lo mismo uno que treinta mil. Si usted es de los que dudan acerca de la aritmética de la muerte, jódase. Se hace el bien pensante pero en el fondo no le importan nada.

No conviene estornudar delante de un alérgico. Ustedes son los sepultureros que buscan entre los huesos una verdad que está escrita en otro lado. La antropología sin carnet, revisionista del fraude, amiga del crimen tiene muchos socios.

-¿Hasta cuándo le duran a usted todas esas imágenes que busca para no hablar de frente?

-Hasta siempre me duran. La verdad es una mentira con prestigio, siguiendo mi línea poética. Y si de hablar de frente se trata, dígame ¿De qué cosas quiere que le hable de frente el Sr. Malandro? En este mismo momento observo que su camisa importada y tan cool fue confeccionada en talleres clandestinos por esclavos raquíticos y que sus uñas esmaltadas esconden al gay que no se atreve a ser, que su trabajo en ese medio que defiende está manchado con sangre de desaparecidos, que su auto fue adquirido a cambio de no decir todo lo que sabe sobre cierto asunto y que además, lo siento, pero su esposa ya no lo quiere, esto último como detalle, créame.

-Usted resultó ser un hijo de puta

-No llore, por favor, que hay gente. El Sr. Malandro al menos no se cree impoluto. Sabe que ha negociado su vida por diez mangos para que su hija pueda comer y que no delató a nadie cuando podría haberlo hecho, que subió alto para ver de arriba a los poderosos pero lo bajaron por la pendiente de barro en un día de lluvia y aterrizó con el culo sucio porque se cagó encima de miedo. Ahora recompóngase y sea hombre.

-¿Como sabe lo de mi esposa?

-Es una obviedad: a su edad y buscando jovencitas, como sé que lo hace, determina que ya no lo aman, compañero.

-No voy a aflojar como usted cree. Yo busqué al Sr. Malandro para que dé explicaciones sobre la vida y lo encuentro a usted que me agrede gratuitamente.

-No crea: cobro por mis servicios. El Sr. Malandro y yo somos la misma persona dividida en dos. Él no puede hablar porque está mudo desde hace años. Somos Padre, Hijo y Espíritu Santo.

-Son apenas dos... ¿y el tercero?

-El tercero es todo lo que se esconde y no se dice. Vivimos en cuotas y mal. Somos la pesadilla de alguien mejor que nos está soñando. Somos hijos no reconocidos de una colonia vigilada. Somos el resultante de una patria de lo inaccesible donde ganaron los malos, somos esa cosa llamada pueblo, mal dirigida, enceguecida, escamoteada y esperanzada. Y pobre. Y enojada. Y fervorosa. Y suicida. Y feliz e infeliz a la vez. Somos los que buscamos el número final del quini para burlarnos de este sistema en vez de repartirlo. No nos enseñaron a eso: nos acobardaron, nos trabaron, nos jodieron. Estamos drogados pero estamos obligados a despertar. Así, como un deber, así piensa el Sr. Malandro. Aunque terminemos en pelotas y muertos. Ya lo sabe

-Lo dejo, tengo que terminar otro reportaje.

-Sí, vaya, vaya y límpiese esos mocos. No ande llorando por los rincones, mejor grite en la multitud.

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