Evo Morales y Álvaro García Linera, compañeros en la fórmula presidencial que marcó el rumbo de Bolivia durante 14 años, volvieron a cruzarse en Buenos Aires. Alfredo Serrano Mancilla pudo juntarlos para una jugosa entrevista que se emitirá este sábado a las 15 horas en el programa La Pizarra, por AM 750. Y el investigador y economista español tuvo la virtud de captar otro costado de estas dos figuras de la izquierda latinoamericana: así, emprendieron un recorrido por la infancia, el legado que dejaron sus padres y la forma en que se conocieron. También hubo tiempo para los fatídicos días del golpe de 2019, haciendo hincapié en el vuelo que los depositó en México, y un reconocimiento a la "solidaridad" argentina.
Recordando la niñez, Morales comentó que en el pueblo de Orinoca su familia era muy respetada. Sus padres le inculcaron la ética, la disciplina y el respeto a la mujer, porque "la mujer es costilla del hombre". En tanto, García Linera puso el énfasis en las enseñanzas de su madre, quien le repetía: "Vivir del propio trabajo, no vivir de rentas ni vivir de ahorro".
Sobre la primera vez que la vida los cruzó, Morales y García Linera hicieron referencia a una actividad en la Federación del Trópico a la que el ex vicepresidente fue invitado para analizar la situación política boliviana. García Linera dijo que ese lugar "no era un galpón, era un pedazo de tierra con unas hojas encima, no había más y ahí los compañeros al estilo obrero, todos con su cuaderno y su lápiz anotando".
A la hora de rescatar lo más valioso del otro, sobresalen dos conceptos: la lealtad en Álvaro y la capacidad para unir en Evo. Para García Linera, una característica muy propia de Morales es el "optimismo histórico". Tal es así que, a un mes del golpe de noviembre de 2019, el expresidente ya pensaba en cómo volver a Bolivia. Morales contó en ese sentido que fue el exmandatario cubano Raúl Castro quien lo convenció de no hacerlo porque, según le dijo, "si te meten a la cárcel te van a envenenar, o van a crear una revuelta los carcelarios y ahí te van a matar".
En otro tramo de la extensa entrevista, ambos rememoraron el fatídico vuelo a México luego de la destitución de Morales que aparece reflejado con lujo de detalles en Evo, operación rescate, el nuevo libro de Serrano Mancilla. El líder cocalero recordó que no lloró ni entró en pánico, aunque se asustó cuando se empezaron a registrar largas demoras en el aeropuerto de Chimoré. Cabe recordar que meses atrás un piloto de la Fuerza Aérea Mexicana confirmó que existió un intento de asesinato contra Morales que incluyó un "disparo con lanzacohetes" que la aeronave que lo transportaba logró esquivar.
Los dos referentes del progresismo en la región no perdieron la oportunidad de agradecer el apoyo recibido durante su estadía en Argentina como refugiados políticos. "El viernes, sábado, domingo alguien tocaba el timbre diciendo: -Hola Evo, asadito, asadito, asadito", bromeó Morales, quien agregó que migrantes bolivianos cada fin de semana llegaban con verduras y frutas, y que por eso en un momento "casi instalo una tienda para vender". En el mismo sentido, García Linera destacó varias cosas de su vida en territorio argentino, pero sobre todo la "cultura de la solidaridad".
Por supuesto, como hombres que respiran política las 24 horas, también hubo tiempo para analizar la coyuntura boliviana. Para García Linera, la bandera del fraude es "la nueva consigna de una derecha perdedora electoralmente que bajo ese pretexto puede usar la violencia, las armas y, en el caso de Bolivia, el asesinato o la masacre para preservar y defender sus intereses". En la misma línea, Morales remarcó que el golpe no solamente es de carácter militar, sino que también puede darse "un golpe congresal o un golpe judicial".
El carismático expresidente aseguró que, actualmente, vive "con un carro prestado" y sacando préstamos para invertir en la cría del tambaquí, un pez de agua dulce que, al decir de García Linera, tiene "un sabor extraordinario".